Luis Tosar: “Algo colapsó con la crisis de 2008. Se hundió una forma nuestra de hacer las cosas”
El actor da vida en ‘Los favoritos de Midas’ a un empresario al que se le da opción de impedir la muerte de personas desconocidas si él a cambio paga cierta cantidad de dinero
Los favoritos de Midas, la serie de seis episodios dirigida por Mateo Gil y protagonizada por Luis Tosar que Netflix acaba de estrenar, gira alrededor de un dilema moral. Lo planteó en 1901 Jack London en el relato que inspira este proyecto. Un empresario de éxito es chantajeado por unos seres anónimos que amenazan con asesinar a una persona elegida al azar si no paga cierta cantidad de dinero en un plazo concreto de tiempo. Cuando se cumpla ese plazo, esa persona, sea quien sea, morirá, e irán a por otra si el magnate sigue sin abonar. “Mateo [Gil] y yo estábamos todo el rato tratando de encontrar justificaciones morales al personaje”, recuerda Luis Tosar (Cospeito, Lugo, 1971) al respecto de Víctor Genovés, ese empresario hecho a sí mismo a quien el chantaje que sufre le hace replantearse no solo hacia dónde va, sino también quién es y de dónde viene. “Nos costaba. Era complicado hallar la empatía par acompañar a este tipo de forma empática. Era un proceso casi de investigación de nosotros mismos, de saber hasta dónde podríamos llegar si nos ponen contra las cuerdas de este modo. Una conclusión a la que llegábamos siempre era que con el dinero de otro es muy fácil tomar decisiones: que ponga los 50 millones y que pare la cadena. Pero cuando el dinero es de uno ya empiezan los problemas. Mateo insistía mucho en que cuando apelamos al sentido de la propiedad, el semblante de la gente cambia. La altura humana no es la misma. Empezamos a bajar el listón cada vez más”.
Lo que le atrajo en un principio del proyecto a Tosar, quien en los últimos años se había mostrado algo reacio a participar en proyectos televisivos, fue la opción de trabajar con Mateo Gil. Le había encantado Blackthorn, la cinta de 2011 del cineasta canario. “Le tenía echado el ojo”, interviene el actor. “Lo que pasa es que antes la forma de trabajar en televisión era muy diferente. En 1998 hice Mareas vivas y al año la abandoné porque era un ritmo trabajo que no me gusta, no coincide con el tipo de profesional que soy. Se va buscando el resultado a medida que van obteniendo resultados”.
Con aquella serie sucedió algo que ejemplifica el pensar del actor gallego. Tras terminar de rodarse la primera temporada se hizo un estudio con un puñado de espectadores potenciales. Los resultados apuntaban a que había que cambiar toda la estructura del producto. Eso se hizo de cara al rodaje de la segunda temporada, que arrancó antes de que el primer episodio de la serie se emitiera. ¿Qué sucedió? Pues que fue un éxito. Y ahí estaban rodando algo distinto porque sus análisis habían concluido que todo debía cambiar. “No me gusta trabajar tanto a destajo, tener tan poco control del conjunto. Solo te da tiempo de leer tus tramas y poco más. Eso me pone nervioso. Creo que esto ha cambiado bastante, que se puede ser más consciente del total de la obra en que estás metido. Igual ya no es tan descabellado participar en un proyecto de tele más largo, aunque me sigue costando pensar tan a largo plazo”.
Aunque los tiempos de Los favoritos de Midas sean más parecidos a los de una película y el compromiso que se le ha pedido sea asumible dentro de la agenda de un actor que tiene tres Goyas, el gallego se niega a llevar la serie al terreno del cine como justificación última de la misma. Esa época ya pasó. “En ciertas cosas es una película larga, pero en muchas otras no. Sé que a los seriéfilos les molesta mucho que les digas que una serie es como una película con muchos minutos. Creo que esta es una ficción larga, pero tiene ciertos toques que son solo de televisión. Hay un final cerrado en cada episodio, no se ha cortado porque sí, porque ya era hora. Lo que pasa es que el tempo y el ambiente es un poco más de cine, aunque hoy día está todo muy mezclado. Incluso en cine se ven muchas cosas que vienen más de la televisión que del propio cine”.
A pesar de que el relato original lleva escrito desde principios del siglo XX y que esta versión se ha estrenado más de cien años después, es imposible no encontrar paralelismos entre la serie de Mateo Gil y todos esos productos de ficción nacidos a rebufo del colapso de 2008. “Seguimos arrastrando eso porque no ha habido una recuperación. Creo que algo colapsó en aquel momento, sobre todo en España. Se hundió una forma nuestra de hacer las cosas. Se desmontó un castillo naipes. Esas tramas de corrupción siguen en los tribunales. Todavía pasan muchas cosas relacionadas con 2008. Todo puede estallar en cualquier momento. Supongo que cuando las cosas estallen, no sé, igual recordemos esta conversación y cómo hablamos de eso antes de que explotara todo”.
Admite el actor no mantener vínculo alguno con el universo de las finanzas más allá del manejo de las propias y que a la hora de componer a Víctor Genovés tampoco lo ha hecho con la mente puesta en algún empresario mediático. “No he estado en ninguna reunión de aquellas en las que se decide el futuro de España los próximos cinco años”. Tan alejado de su realidad está Genovés como los personajes de Jason Statham que le gustan y que en más de una ocasión comentó aspirar a hacer. ¿Aún desea una de acción? “Hace cinco años me parecía una idea bárbara. A punto de cumplir los 50 y, aunque estoy en bastante buena forma, incluso dejé de fumar, ya no sé si sería muy sensato. Es muy cansado eso. Cada vez que veo una peli de acción ahora pienso en la cantidad de hostias que te llevas sin comerlo ni beberlo. Ya no sé si me compensaría. En esa serie me lesioné la rodilla haciendo una tontería y me costó un huevo recuperarme”.
Los favoritos de Midas contiene, además de los ya comentados, otro dilema, muy distinto, muy actual y nada salubre. Aparece en ella Willy Toledo, un actor de firmes convicciones políticas que llevaba muchos años sin un contrato en España. El viernes, algunas personas usaron las redes sociales para llamar al boicot de la serie. Sale un rojo. “Willy está maravilloso. Su composición es muy bonita, con muchos planos. No se ha quedado en algo monolítico de inspector. Lo he visto muy contento de volver, para él no han sido fáciles estos años de exilio obligado. Ya estaba a punto de tirar la toalla por lo que respecta a España, según me contó”. Tosar también ha flirteado con la política, llegando a estar en las listas del BNG. “Estoy muy contento con los resultados del Bloque en las últimas elecciones gallegas, mucho. Además, compartí campañas con Ana Pontón, la cabeza de lista. Hay algo sentimental con ella y con estos resultados. Fue gratificante ver que hay de nuevo unión. Siempre ha habido mucho problema en la izquierda gallega nacionalista y en el bloque especialmente. Entonces, notar que hay un proyecto común que ha aunado muchas fuerzas es reconfortante”. Menuda serie de rojos ha quedado. “¡Total!”.
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