Juan Carlos Ortega: “O se pone las pilas la radio, o el podcast se la comerá”
El humorista y presentador estrena un magacín vespertino este fin de semana en la Cadena SER
Juan Carlos Ortega (Barcelona, 51 años) se levanta por las mañanas y no es capaz de tomarse ni un café si no pone la radio. “Es imposible, me falta algo, me da igual lo que sea. La pongo y aunque estén haciendo anuncios en ese momento, ya me va bien. Es el sonido. Lo necesito desde por la mañana”. El humorista y presentador estrena este sábado Transmite la SER, un magacín vespertino en la Cadena SER con el que homenajea a “la radio de siempre”. “Toda la vida lo que he hecho es parodiarla, y ahora voy a hacerla. Me apetece mucho. Yo empecé a parodiar la radio porque me encanta la radio. Y, sobre todo, me hace ilusión no hacer humor durante todo un verano, que lo habrá, como hay humor en la vida, pero no habrá piezas humorísticas, y eso me parece muy oxigenante”, explica el locutor en conversación telefónica.
Ortega cambiará sus programas de humor, con personajes realistas a los que les ocurren cosas fuera de lo normal pero que las viven de manera cotidiana, por un espacio que define como tradicional. “Es como un homenaje a la fórmula de la radio de siempre. El esquema es convencional, el contenido es lo que intentaré que no lo sea. Es hiperrealismo, es como hacer un cuadro con las técnicas de Antonio López, pero con el contenido que sea moderno. La técnica es antigua, me gusta, por eso lo hemos llamado Transmite la SER, radio de toda la vida, editada, bien hecha, con su música, sus cositas…. Me gusta la estética de la radio de onda media, pero con un contenido de podcast”, explica.
Si por las mañanas Ortega se engancha al transistor, por las noches son los podcast los que le acompañan antes de irse a dormir. “O se pone las pilas la radio, o el podcast se la comerá y la radio quedará para noticias y para retransmisiones de fútbol, porque el entretenimiento ahora está en los podcast. Yo, que soy un amante de la radio de toda la vida, que he oído más radio que nadie en el mundo, que es lo único que he hecho, ahora lo que hago es descargarme podcast, pero incluso de gente que no ha hecho radio en su vida y que la hace en casa. Y hacen cosas magníficas”, cuenta el presentador, que engloba a radio y podcast bajo el término sonido.
Y en ese “sonido”, el humor al que Ortega se ha dedicado toda su vida vive un buen momento. “No es porque sea mi empresa, pero la SER tiene programas de humor sensacionales. En general toda la radio está muy bien en humor, pero sobre todo los podcast, como Todopoderosos o Aquí hay dragones, que es humor de vanguardia”. Un humor que el presentador cree que falta en demasiadas partes. “La gente se ofende con cualquier cosa, y en determinados humoristas falta humor. A veces lo confundimos con la burla, y a mí me da mucha rabia cuando un humorista hace burla sangrante de algo y se extraña de que un colectivo se ofenda. A mí me extraña que el humorista se extrañe, porque es lo normal”, sentencia. De Ortega siempre se ha escrito que es raro, o al menos su sentido del humor. “Yo no lo pido, pero me lo ponen. Tampoco lo soy tanto. O, si lo soy, lo soy como casi todo el mundo. Todos somos muy raros, solamente no es rara la suma de todo el mundo, pero aisladamente, todos somos muy extraños”, argumenta.
En su nuevo programa reaparecerá una figura clásica de hace más de 25 años: Manolito Gafotas, aquel niño miope de Carabanchel con constantes inquietudes creado por Elvira Lindo. “Desde hace mucho no ha vuelto a aparecer, y es algo que todo el mundo quería. Que Elvira quiera traerlo conmigo me ha hecho ilusión. Es el mismo de antes, es como Zipi y Zape, que siempre tienen la misma edad, pero ahora tiene otras preocupaciones, como el coronavirus”, apunta Ortega. Y será esa preocupación por la pandemia de Manolito uno de los referentes del programa, que estará atento a cualquier novedad que ofrezca la actualidad. “Vamos a tener un médico de guardia, Ignacio Crespo, que para mí es el mejor divulgador científico que hay en España, y me da cierta tranquilidad, porque yo no sé nada de medicina”.
Transmite la SER se emitirá los sábados y domingos entre 17.00 y 19.00. Eso sí, siempre que el fútbol lo permita. “Me da rabia, pero qué le vamos a hacer, me ha pasado desde siempre. Hacía un programa en una emisora de barrio, Ràdio Gràcia, y también me pasaba, había días que no hacía el trabajo por el fútbol. Me he acostumbrado a que el fútbol mande”, dice resignado. El espacio tendrá también concursos. En uno de ellos, recuperarán el consultorio de Elena Francis. “Pondremos una carta real que se emitió por la radio y luego le preguntaremos al oyente que qué cree que contestó Elena Francis en su momento. Y hay cosas que chocan mucho, a veces contestaba algunas cosas supermodernas. Y hay otro concurso en el que preguntaremos, ‘¿esto quién lo escribió, Shakespeare o un guionista del programa?‘. Y una cosa superchula es que vamos a regalar mascarillas en el programa. Es un regalo bonito, la SER regala mascarillas”, explica.
Ortega, que dejó de participar en las redes sociales harto de la negatividad subyacente, echa de menos otra forma de trabajar y de vivir la radio. “Cuando era pequeño, la gente llamaba a la radio para preguntar cosas, era un género. Tenían un invitado que era un experto en algo y la gente llamaba y le preguntaba cosas. Ahora la gente no llama para preguntar, llama para opinar. El oyente ha perdido la humildad de preguntar. Si tienes a un experto, pregúntale cosas, aprovecha”, dice. Algo que le recuerda a las redes sociales, donde parece que todo el mundo opina y nadie escucha: “Por eso la radio y el género clásico de entrevista me gusta, porque era un locutor que preguntaba cosas. Eso de ahora de que ya no hay que hacer entrevistas, que hay que hacer charlas, me da mucha rabia, porque entonces es una excusa para que el presentador opine también. Yo no quiero opinar, quiero preguntar cosas al que sabe. Charlas tenlas con tus amigos. En ese sentido recuperamos un poco la radio de antes”.
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