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Elmer, el cazador de Bugs Bunny, no usará escopeta en los nuevos capítulos de ‘Looney Tunes’

Las serie de animación del conejo y el pato Lucas mantienen en HBO Max otros de sus característicos elementos de violencia

Álvaro P. Ruiz de Elvira
Bugs Bunny y  Elmer en un capítulo antiguo de 'Looney Tunes'.
Bugs Bunny y Elmer en un capítulo antiguo de 'Looney Tunes'. / Cordon Press
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No hay manera de cazar a Bugs Bunny. Siempre se escurre de las manos de sus perseguidores a base de ingenio y provocaciones. Y ahora, en su nueva vida en HBO Max, será aún más complicado. La nueva plataforma de streaming de Warner, que de momento solo es accesible en EE UU, ha llenado su cofre de contenidos con ofertas propias de series, películas, documentales y dibujos animados. Una de sus ofertas estrella es la recuperación de los Looney Tunes, que alcanzaron gran popularidad desde los años cincuenta del siglo pasado con el auge de la televisión con personajes como Bugs Bunny, el pato Lucas, Porky, Sam, Piolín, Silvestre, Speedy Gonzales, el Coyote, el Correcaminos, el marciano Marvin o Elmer Gruñón. Pero estos dibujos animados, famosos por sus persecuciones, golpes y gags físicos, tendrán nuevas entregas de acorde a tiempos más moderados, blancos y correctos: sin armas de fuego.

Una de las imágenes más icónicas de estos dibujos es la del cazador Elmer detrás del conejo Bugs con una escopeta, que suele disparar a diestro y siniestro o la de Yosemite Sam al más puro estilo pistolero del oeste tras el pato Lucas. En la nueva versión de Looney Tunes, se ha sustituido ese arma por otros elementos, como una guadaña. “No vamos a hacer armas de fuego. Pero sí violencia cómica”, ha explicado en The New York Times Peter Browngardt, productor de la nueva serie.

Esta medida se queda lejos del blanqueo que Disney ha hecho en algunos de sus productos. En Looney Tunes seguirán las persecuciones y los gags inspirados en las antiguas obras de vodevil y en los cortos del cine mudo, y muchos de ellos seguirán contando con otros elementos violentos clásicos de este tipo de dibujos, como los famosos cartuchos de dinamita ACME o los yunques, pianos y cajas fuertes que caen desde grandes alturas encima de los personajes. “Algunos cortos van un poco demasiado lejos, así que igual los sacamos en un formato diferente, como una oferta tipo Adult Swim [canal de Warner dedicado a la animación para adultos]”, ha confirmado Browngardt.

Los Looney Tunes han ido adaptándose según los tiempos. No es la primera vez que pierden por el camino elementos que se encuentran desfasados o se consideran inapropiados. Ya en los años setenta se remontaron muchos de los cortos para eliminar estereotipos raciales (en los años cuarenta los villanos eran con frecuencia alemanes, japoneses o italianos), insinuaciones eróticas o la aparición de alcohol o tabaco.

Un grupo de once cortometrajes de los inicios de los Looney Tunes de los años treinta y cuarenta fueron retirados en 1968 por la gran cantidad de referencias raciales negativas que tenían. Desaparecieron y se convirtieron en objeto de culto. En 2011 Warner anunció que iba a editarlos en vídeo y DVD, algo que nunca ocurrió. Sí que se han mantenido en cambio las apariciones del ratón Speedy Gonzales, aunque estuvieron a punto de desaparecer del todo. En 1999 la cadena de Warner Cartoon Network los retiró por la forma en el que el personaje estereotipaba a los mexicanos, pero la comunidad latina lo consideraba un icono cultural y la cadena terminó por recuperar los episodios en los que aparecía.

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