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Series para hincar la rodilla contra el racismo

El consumo de series sobre cuestiones raciales, uno de los grandes géneros de los últimos años, se dispara en varias plataformas con el caso de George Floyd

Un instante de la serie 'Dear White People' (Netflix). En vídeo, el tráiler de la serie. Vídeo: LARA SOLANKI / NETFLIX
Álvaro P. Ruiz de Elvira

En el comienzo de Watchmen, un niño afroamericano ve ensimismado una película muda en un cine. Es 1 de junio de 1921 y en la pantalla se ve a un famoso justiciero enmascarado, Bass Reeves. Resulta ser un agente de la ley, además de negro. Ha detenido a un sheriff blanco que delinquía y evitado su linchamiento. “Hoy la turba no impartirá injusticia, confíen en la ley”, sentencia. La sala de cine se llama Dreamland (tierra de sueños, poco hay al azar en esta serie) y la ciudad en la que se desarrolla es Tulsa (EE UU). En ese momento, una muchedumbre, instigada por supremacistas blancos, lleva a cabo en la calle una masacre en la que mueren decenas de personas. La matanza con la que comienza la serie de HBO fue real. Y 99 años después, la relación entre la justicia, las fuerzas del orden y el racismo sigue dando noticias nefastas, como la muerte de George Floyd en EE UU el 25 de mayo subyugado por un policía y la reacción del gobierno de Trump a las protestas consiguientes (y el gesto de hincar la rodilla en el suelo en respeto al fallecido y como símbolo de la lucha contra el racismo).

No son muchas las series dedicadas únicamente a analizar las relaciones raciales y denunciar el racismo, pero las que hay, han dejado huella en la televisión del último lustro, como Watchmen (HBO), Así nos ven (Netflix), Dear White People (Netflix), Insecure (HBO), Orange is the New Black (Netflix) o la reciente Pares y nones (BBC). Ficciones vistas en todo el mundo a través de las plataformas de streaming y que han denunciado el asesinato de Floyd y apoyado a través de mensajes en sus redes sociales las protestas populares que llegaron a las puertas de la Casa Blanca. El visionado de algunas de ellas ha subido de forma considerable, según un informe de Parrot Analytics. La consultora ha registrado en EE UU entre el 27 de mayo y el 2 de junio una subida del 329% de contactos con la serie respecto a la semana anterior en Dear White People y del 147% en Así nos ven. Algo que también ha ocurrido con ficciones como Criadas y señoras (The Help, 2011), la película más vista esta semana en Netflix en EE UU, aunque esta ha recibido numerosas críticas por su punto de vista en el que algunos personajes blancos son los salvadores (las señoras) y la perspectiva de los negros (las criadas) quedaba de lado.

Watchmen expone la falta de consciencia sobre la desigual situación racial a partir de Reeves y evoluciona por otros caminos a través de enmascarados, fascistas infiltrados en la administración y la dejadez en EE UU por entender su historia y aprender de ella. Su creador, Damon Lindelof, un maestro en crear universos traumatizados (Perdidos, The Leftovers…), revierte en ocasiones la simbología habitual, como los policías que se ponen máscaras para mantener el anonimato y luchar contra el supremacismo. Una imagen similar y tan potente como la vista esta semana de los agentes de la Guardia Nacional apostados en las escaleras del monumento a Lincoln en Washington con los rostros ocultos.

Avance de 'Watchmen'.

Lindelof explicó el respeto que le daba afrontar el racismo desde un punto de vista caucásico. Indagó en la historia de su país y se quedó impresionado con el texto The Case for Reparations, publicado por Ta-Nehisi Coates en 2014 en The Atlantic, que exponía que la opresión sobre la comunidad negra entre la época esclavista y los setenta en EE UU va más allá del maltrato y es un caso de robo de recursos a los esclavos y sus descendientes. “Llegué al punto en el que las historias que contaba eran sobre blancos de mediana edad con crisis espirituales. Ya no podía negar que nuestro país está completamente dividido por la raza”, contó entonces el guionista. Watchmen es una invitación a la audiencia blanca a hacer un ejercicio de reconocimiento. "Reuní una sala de guionistas en la que los tipos blancos éramos solo cuatro de 12 personas. Tuve que escuchar algunas verdades dolorosas”, explicó Lindelof.

La ficción más reciente en afrontar el racismo es la británica Pares y nones (en España en HBO), basada en la trilogía de novelas juveniles de la autora negra Mallory Blackman, y un ejemplo más del uso de la ciencia ficción para afrontar el tema. Blackman ambienta su historia en un mundo en el que un gran imperio africano colonizó Europa hace 700 años y donde hay segregación entre los prósperos descendientes de los africanos y los europeos nativos, más pobres. En el frente más realista, hace justo un año Netflix estrenó Así nos ven, de Ava DuVernay, que en 2015, con Selma, se convirtió en la primera directora afroamericana en ser candidata a un Globo de Oro y en la primera mujer en tener su película en la principal categoría en los Oscar. La serie reconstruía el caso de cinco afroamericanos e hispanos que en 1989 fueron condenados por una violación y un asesinato que no habían cometido.

Tráiler de la serie 'Así nos ven'.

Otras series de éxito luchan tanto delante de las cámaras como detrás, con equipos técnicos de mayoría negra. Es el caso de la satírica Dear White People (Netflix), de Justin Simien, e Insecure (HBO), de Issa Rae. La primera sigue a un grupo de estudiantes negros de una escuela de élite donde hay una mayoría blanca. La segunda narra las vivencias de dos amigas afroamericanas en una ciudad tan interracial y agresiva como es Los Ángeles. Una tercera, Black-ish, que cuenta la historia de una familia negra de clase media, aprovecha para insertar estos temas desde una perspectiva educadora sin perder el formato de sitcom. La cadena ABC reemitió el martes un episodio de Black-ish de 2016 centrado en la reacción de esa familia a un caso de una supuesta víctima afroamericana de violencia de un policía, y como los padres explican a sus hijos la relación histórica entre la justicia y su comunidad. “Me rompe el corazón que hoy siga siendo relevante”, se lamentó tras el anuncio la creadora de la ficción, Kenya Barris.

En Orange is the New Black, las presas de la cárcel en la que transcurre la serie son de diversas razas. Los enfrentamientos son continuos y los guionistas en ocasiones han hecho auténticos ejercicios de reflexión sobre desigualdad de raza y sexual, pero hay un capítulo que estos días ha sido recuperado por sus seguidores. En él, una de las protagonistas muere asfixiada bajo la rodilla de un guarda durante una protesta pacífica. Como murió Floyd.

"No puedo respirar"

El mundo de la televisión también ha visto esta semana cómo la cadena de noticias CNN llevó a cabo en la noche del sábado un programa especial con los muñecos de Barrio Sésamo en el que estos, con dos presentadores de la cadena, respondieron a preguntas enviadas por familias para que los niños entendieran mejor todo lo que rodea al caso de Floyd. Una iniciativa que la cadena ya realizó hace unas semanas para hacer más accesible a los menores comprender la crisis sanitaria del coronavirus.

Otro protagonista ha sido la serie Ley y orden, cuyo creador, Dick Wolf, ha despedido de forma fulminante a Craig Gore, uno de los guionistas de un spin off de la serie, por colgar en su página de Facebook varias fotografías en las que aparecía en la puerta de su casa en Hollywood, con una mascarilla y armado con un rifle y mensajes como respuesta a las movilizaciones en las calles como “Toque de queda” y “están saqueando a dos manzanas de donde vivo. ¿Pensáis de verdad que no voy a abrir fuego contra esos hijos de puta que están tratando de joder la propiedad por la que he trabajado toda mi vida?". "No voy a tolerar esta conducta, en especial durante este momento de dolor nacional", sentenció Wolf en un comunicado.


La cadena infantil Nickelodeon suspendió el pasado martes su emisión durante ocho minutos y 46 segundos. Durante ese tiempo, que es el que el policía tuvo la rodilla sobre el cuello de Floyd, se vio en pantalla una declaración “en apoyo de la justicia, la igualdad y los derechos humanos”. Ese mismo día, todas las cadenas de ViacomCBS (Nickelodeon, MTV, VH1, Comedy Central y TV Land) emitieron otro vídeo con la misma duración en el que, con un fondo negro se escuchaba a alguien respirar. Impresas en blanco en el medio durante todo el tiempo aparecían con cada inspiración las palabras “No puedo respirar”. Las últimas que dijo Floyd antes de perder la consciencia y morir.

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