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¿Por qué las cámaras de nuestros portátiles son tan malas en la era de las videollamadas?

Las ‘webcams’ de los ordenadores no han evolucionado al mismo ritmo que las de los teléfonos inteligentes

Isabel Rubio
Videollamadas
Una mujer habla por video llamada con su madre, en Reino Unido, durante el confinamiento.Getty Images

El 78% de los españoles utilizó en 2020 las llamadas telefónicas por Internet o las videollamadas, según Eurostat. Este dato sitúa a España entre los países de la Unión Europea que más recurrieron el año pasado a este método para comunicarse. El auge de las videollamadas durante la pandemia de coronavirus en el teletrabajo y en la vida personal ha puesto de manifiesto un problema: la calidad de las cámaras de gran parte de los portátiles en el mercado deja bastante que desear.

A la hora de escoger un ordenador, el audio, la batería o el rendimiento son algunas de las prioridades de los usuarios, según Lenovo. Pero a las cámaras, al menos hasta ahora, no se les ha prestado tanta atención. “Los consumidores no nos comprábamos los portátiles por la cámara, y por lo tanto una cámara más cara no reportaba mayores ventas. Quizás eso ahora cambie”, señala David Merino, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Las cámaras de los ordenadores portátiles, según el experto, “son bastantes malas” y “tienen una calidad óptica limitada”. El problema principal es que “tienen que caber en un espacio muy, muy pequeño”. “Si los portátiles son finos hoy en día, sus pantallas lo son aún más. Son bastante más finos que un teléfono o una tablet. Eso limita muchísimo el diseño óptico que se puede integrar”, comenta.

Fernando Suárez, presidente del Consejo de Colegios Oficiales de Ingeniería en Informática (CCII), indica que “es extraño encontrar portátiles con cámaras con capacidad de grabar vídeo con más resolución que 720p (1280 x 720 píxeles)”. “Para hacernos una idea, esta era la resolución de los primeros televisores con paneles LED planos que sustituyeron a los antiguos de tubo”, afirma. En la actualidad, tal y como recuerda el informático, es habitual que algunos teléfonos móviles de gama baja graben a 1080p y los de gama alta en 4K. Es decir, a resoluciones muy superiores. Con los portátiles, al tener menor resolución, la calidad de la imagen capturada es “mucho peor, con un aspecto granulado, sin detalles y hasta borrosa”. “Deja bastante que desear”, reconoce.

Pero, ¿por qué los portátiles han avanzado tanto en otros ámbitos y no han mejorado al mismo ritmo las webcams? Jaime Font, ingeniero informático y profesor de los grados en Ingeniería Informática y Diseño y Desarrollo de Videojuegos de la Universidad San Jorge, explica que “las cámaras de los portátiles están pensadas para transmitir una imagen que complementa la voz, no para realizar fotografías”.

Dichas webcams se han usado durante años para realizar videollamadas de trabajo en las que, según subraya Font, es más importante el contenido que se comparte —una presentación o un documento— y la voz que lo explica. En estos encuentros virtuales, la imagen de la persona normalmente quedaba relegada “a un segundo plano”. “De hecho, es normal que en las videollamadas de trabajo se apague la cámara para reducir el tráfico y facilitar la transmisión del audio y la imagen compartida desde el ordenador”, señala.

Las cámaras de los ‘smartphones’

La evolución de las cámaras ha sido muy distinta en los ordenadores portátiles que en los móviles. Al comparar ambos dispositivos, hay que tener en cuenta que la mayoría de teléfonos de este tipo tienen al menos dos cámaras: una frontal, que se usa para las videollamadas y los selfis, y otra trasera, con la que se hacen la mayoría de las fotos y se consiguen mejores resultados.

“Las cámaras traseras han sufrido una evolución constante porque buscan sustituir a las cámaras tradicionales”, cuenta Font. El ingeniero subraya que estos sensores están diseñados para hacer fotos y vídeos de alta calidad y cada vez cuentan con mejores especificaciones y funciones. Por ejemplo, para enfocar, gestionar la iluminación o la temperatura del color o estabilizar la imagen. Resulta impensable conseguir con la cámara de un ordenador las fotografías que se hacen con los buques insignias de fabricantes como Apple o Samsung.

Las cámaras frontales de los teléfonos inteligentes también han evolucionado, especialmente con el auge de las redes sociales, tal y como indica Font. En cambio, el profesor considera que las cámaras de los portátiles no han mejorado apenas con los años porque “la gente no saca su portátil a hacer turismo ni lo utiliza para capturar los momentos que vive en el día a día”. Aquellos que usan la cámara del portátil más a menudo, como los youtubers, suelen recurrir a “complementos para sus portátiles”: “Utilizan una cámara externa de mayor calidad o incluso la complementan con iluminación externa, como en un estudio de fotografía”.

A aquellos usuarios que piensen que las cámaras de sus ordenadores son malas, Merino les recomienda usar la cámara del móvil como si fuera la webcam del portátil. El experto menciona algunas aplicaciones pensadas para ello. Por ejemplo, Camo o DroidCam. Ambas permiten al usuario convertir el smartphone o la tableta en una cámara web para su PC mientras realizan videollamadas por Zoom, Microsoft Teams, Skype o Google Meet.

Los portátiles en el futuro

¿Cómo serán las cámaras de los ordenadores en los próximos años? ¿Ofrecerán una mayor calidad? ¿Estarán situadas en otro lugar o vendrán separadas del portátil? ¿Habrá varias cámaras en un mismo dispositivo? Suárez vaticina que probablemente algunas compañías apuesten por la inteligencia artificial para mejorar la calidad de la imagen. Pero prever hasta qué punto la situación actual provocará o no muchos cambios es complicado, tal y como apunta Font.

El ingeniero insiste en que montar cámaras más potentes en los ordenadores haría necesario un engrosamiento de las pantallas o reubicar la cámara en otra zona del portátil. Ya ha habido algunos intentos de mejora por parte de algunas compañías. Por ejemplo, el Huawei Matebook X Pro tiene la cámara oculta entre sus teclas. “La cámara se coloca discretamente en el teclado y aparece solo cuando lo desea”, indica el fabricante chino. Las compañías que han dado pasos en este sentido “se han ganado muchísimas críticas por el ángulo tan desafortunado que muestran del usuario”, tal y como señala Merino.

“Es más probable que vivamos un cambio en la forma de utilizar la tecnología, por ejemplo, usar la cámara trasera del móvil para las llamadas realizadas con el portátil, que de la tecnología en sí”, comenta Fons, que considera poco probable que los fabricantes opten por incluir una cámara de 200 euros en un portátil para realizar videollamadas de trabajo. Aun así, sí que vaticina que próximamente se producirán algunas mejoras en las cámaras de los portátiles. Eso sí, los usuarios “no llegarán al punto de decidir qué portátil comprar en función de la cámara que tengan, algo que sí que pasa con los smartphones”.

En algunos casos, las cámaras más potentes solo tendrían sentido si también se producen avances en las aplicaciones. Font recuerda que las plataformas de videollamadas en auge durante la pandemia tienen que manipular la imagen que captura la cámara para garantizar que pueda ser transmitida y recibida sin retraso a todos los interlocutores. “Esto generalmente se traduce en una compresión de la imagen y en una reducción de su calidad. Daría igual que tuviésemos una cámara mejor si al final hay que comprimir la imagen para poder enviarla sin retrasos”, indica.

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Sobre la firma

Isabel Rubio
Es colaboradora de las secciones de Tecnología, Ciencia y Salud de EL PAÍS. Además de seguir de cerca a Apple, Samsung y otros gigantes, prueba dispositivos y analiza el impacto de los avances tecnológicos en la sociedad. También verifica contenidos científicos en la fundación Maldita.es.

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