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Fin de semana con un monstruo de la competición: ‘Counter-Strike: Global Offensive’

Dos días de emoción, competición, muchos nervios y un objetivo común: disfrutar del juego

Lunes a las diez de la mañana; ya estoy en pie y camino a la oficina. Parece un lunes cualquiera, pero no lo es. Después de una preparación de semanas, culminamos con una puesta en escena de 48 horas durante todo el fin de semana. Un equipo humano impresionante ha hecho posible la primera temporada de ESL Masters, devolviendo la ilusión de una comunidad entera y poniendo en relieve la fuerza de un juegazo como Counter-Strike: Global Offensive. Un auténtico monstruo si hablamos de competición.

Después de 14 intensas jornadas online, en las que ocho equipos nacionales lucharon por una plaza en la Gran Final, el viernes me vi en un plató silencioso, con las luces apagadas y con un leve latido que empezaba a palpitar. No terminaba de creer que después de mis dos meses de trabajo intenso en ESL, después de ver planos, cerrar reuniones y trabajar con lluvias de ideas infinitas, había llegado el momento. Volví tarde a casa y me costó muchísimo conciliar el sueño. Tenía los nervios a flor de piel, como si jamás hubiera trabajado en eSports.

El sábado a primera hora entré de nuevo al plató. Se respiraba nerviosismo mezclado con ilusión. Todo el equipo de ESL estaba trabajando duro en cada uno de sus detalles para hacer del fin de semana una experiencia inolvidable para jugadores, clubes, marcas y seguidores. Igual no caímos en que para nosotros también lo iba a ser, pero se podía ver ese brillo en los ojos de todos y cada uno, íbamos a por todas.

Dejé mis dos vestidos en el camerino, ya que también iba a estar en la mesa de análisis en varios partidos. Allí me encontré a la maquilladora que ya estaba lista para poner guapos a nuestro equipo de casters y analistas. Salí de nuevo y me di un último paseo por el plató y todas las salas de trabajo antes de dejar entrar al público. El equipo de realización tenía la maquinaria en marcha, lista para la cuenta atrás. Luces repasando los últimos detalles y probando los últimos giros de focos. Los admins en el escenario ultimando la colocación de todo, para que los jugadores se sintieran como en casa. Los cámaras ya en posición en todos sus ángulos. En la sala que habíamos habilitado para el warmup ya teníamos calentado a los dos primeros equipos que se iban a enfrentar esa mañana.

El host (presentador) y el primer grupo de casters ya estaban alrededor de la mesa de análisis, uno se frotaba las manos mostrando sus ganas de comenzar, otro reía nerviosamente. Por un momento me pareció que el tiempo pasaba más lento, empecé a ser consciente de que estaba sucediendo y cuando me quise dar cuenta, se abrieron las puertas del recinto. Habíamos colocado unas cuantas sillas para que un grupo de personas pudiera vivir la experiencia en directo también, algo que no se había hecho antes y que no sabíamos cómo iba a funcionar, pero lo vimos como un detalle increíble de cara a los seguidores y a poderlo vivir tan de cerca y no dudamos en arriesgarnos. Todo el mundo entraba con una sonrisa en la cara y con muchas ganas de CS:GO, eso era lo más importante para mí.

¡Todos a sus puestos, esto comienza en 5, 4, 3, 2, 1… Estamos en directo!

Notar todo el vello erizarse cuando todo el plató está a oscuras y comienza el juego de luces a ritmo de la música de inicio es de aquellas cosas que no tienen precio en esta vida. Una vez arrancó el engranaje el sábado por la mañana, ya no paró hasta el domingo por la noche que se volvieron a apagar las luces.

Dos días enteros de emoción, competición, muchos nervios y un objetivo común de todos los allí presentes y los que nos seguían desde sus casas: Disfrutar del CS:GO a nivel profesional. Un evento que ha marcado un antes y un después en nuestro país, que no ha dejado a nadie indiferente; y este sueño no ha hecho más que empezar.

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