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La justicia de Bolivia condena a un año de cárcel a dos altos cargos de los jesuitas por encubrir casos de pederastia

Los españoles Marcos Recolons y Ramón Alaix taparon los abusos sexuales de Alfonso Pedrajas, el cura que admitió en un diario que agredió a al menos 85 menores y que sus superiores lo protegieron

El exprovincial jesuita Ramón Alaix sale de una audiencia Cochabamba, Bolivia, a mediados de julio.Foto: efe | Vídeo: epv
Julio Núñez

EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en América Latina, la dirección es: abusosamerica@elpais.es.

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Las víctimas del jesuita español Alfonso Pedrajas, el cura ya fallecido que admitió en un diario que abusó de al menos 85 niños en un colegio de Bolivia y que sus superiores lo protegieron, respiran tranquilas y con la sensación de que la verdad ha salido a la luz. La justicia boliviana ha condenado a un año de privación de libertad a los dos altos cargos de la Compañía de Jesús Marcos Recolons y Ramón Alaix por encubrir los delitos del jesuita español, según la sentencia resolutiva que este martes el juez ha leído a las partes del proceso. En unos días, se conocerán más detalles del fallo. “Celebramos, porque para nosotros es el inicio: se abrió la puerta para encaminar la justicia tan esperada. En su momento hubo muchas denuncias, éramos niños, nos hicieron creer que la justicia la impartía el provincial de los jesuitas, así nos manipularon”, ha expresado Wilder Flores, víctima y presidente de la Comunidad Boliviana de Sobrevivientes (CBS).

La resolución es histórica, pues es la primera vez que un tribunal condena a dos altos cargos eclesiásticos por encubrir un caso en el que el pederasta ha muerto antes de ser juzgado y cuando los delitos de abusos están prescritos. El caso de Alfonso Pedrajas salió a la luz gracias a una investigación de EL PAÍS.

Durante sus declaraciones, Recolons y Alaix negaron encubrir a Pedrajas y conocer las acusaciones, pero las pruebas encontradas por la justicia ―cartas y documentación interna de la orden―, así como la investigación periodística, demuestran lo contrario. Al ser un año de cárcel, los condenados no ingresarán en prisión, según indica el código penal del país andino.

Los dos condenados de origen catalán (Recolons, de 81 años, y Alaix, de 83) ocuparon el puesto de provincial en Bolivia (máximo cargo de la Compañía de Jesús dentro de un país y cuyo mandato suele alargarse varios años) durante los periodos en los que más denuncias contra Pedrajas llegaron a la orden. Recolons desde 1993 hasta 1999, y Alaix entre 1999 y 2007. El primero, además, llegó a ser el número dos de la orden en Roma, en la curia general, entre 2004 y 2012.

Como aparece en el diario y así lo atestiguan víctimas y testigos (y ahora sentencia el Juzgado de Sentencia Penal Anticorrupción y contra la Violencia hacia las Mujeres Número 4 de Cochabamba) los jesuitas españoles conocieron los delitos de boca de Pedrajas y de varias de sus víctimas, pero no denunciaron ante las autoridades civiles. En algunos casos, se revela cómo taparon denuncias y silenciaron a los afectados.

Además del diario, que ha estado en poder de los tribunales bolivianos, el escrito de acusación, de 855 páginas, incorpora múltiples pruebas contra los ahora condenados. Destacan las denuncias de 18 víctimas y sus respectivos informes psicológicos, que apoyan la veracidad de los hechos narrados. Su lectura es demoledora.

“Sentí que me estaban manoseando y empiezo a sentir mis labios mojados. Era el Pica [mote con el que se conocía a Pedrajas] que estaba besándome. Me desperté y le empujé. Él me dijo: ‘Pero ¿qué pasa? Solamente estamos jugando. Yo te amo’. Yo no entendía nada“, es uno de los testimonios recopilados. La mayoría de estas víctimas, según determinan sus dosieres psicológicos, padecen graves secuelas y requieren asistencia profesional.

El documento también enumera otras 21 evidencias materiales (como CDs y sobres con documentos internos de la orden) y 52 pruebas testificales (víctimas, denunciantes, investigadores e investigados). La Fiscalía da veracidad a las acusaciones de encubrimiento: “Se ha evidenciado que algunas víctimas de las agresiones sufridas lograron comunicar a los provinciales sobre la conducta desplegada por Alfonso Pedrajas quienes, no obstante, de tener la obligación de indagar al respecto, ya que se trataba de víctimas menores de edad, no adoptaron ningún tipo de acción de protección”.

El diario de Pedrajas salió a la luz el 30 de abril de 2023 gracias a una investigación de EL PAÍS. En ese documento, el jesuita confesó que abusó de decenas de menores entre 1972 y comienzos de los años 2000 en varios colegios de la orden. También detalla cómo sus superiores, especialmente Recolons y Alaix, le ampararon. Tras la publicación, la Fiscalía boliviana reaccionó y abrió una investigación: entró en la sede de los jesuitas para recabar documentos, recibió denuncias de víctimas y tomó declaración a los responsables de la orden.

En marzo acabó imputando a estos dos jesuitas por encubrimiento, pero el juicio no comenzó hasta julio. Así concluyó el ministerio público boliviano entonces: “Tenían la obligación de controlar el funcionamiento de cada una de las obras jesuitas, más aún en la que tenían bajo su cuidado y protección a niños y adolescentes en evidente estado de vulnerabilidad”.

La publicación del diario de Pedrajas provocó una cascada de denuncias de más víctimas, tanto suyas como de otros casos. Esto llevó a la Fiscalía a registrar en mayo de 2023 las sedes de la Compañía en La Paz y Cochabamba, donde encontró decenas de cartas e informes internos de la orden que prueban cómo la jerarquía de la orden ―entre los que se encuentran Alaix y Recolons― recibieron denuncias internas y decidieron taparlas, trasladar a los curas acusados o comprar el silencio de las víctimas.

El legajo que requisaron los agentes, y al que ha accedido EL PAÍS, tiene más de 4.000 folios con documentación que muestra cómo la Compañía tenía conocimiento desde hace décadas de algunos de los casos de pederastia que este periódico ha destapado. Además, hay documentos que muestran cómo se despachaban internamente los asuntos que afectaban a la imagen y reputación de la Iglesia, como las relaciones sexuales de varios jesuitas con mujeres adultas, de embarazos no deseados y de los problemas de alcoholismo de algunos miembros.

Sobre algunos de estos episodios hay cartas en las que los altos mandos de la orden en Bolivia describen sus movimientos al general de la Compañía de Jesús en Roma Peter Hans Kolvenbach, que ocupó el cargo desde 1983 a 2008, y le piden consejo. “Aún hay miles de documentos internos que prueban el encubrimiento institucional y sistemático a sus pederastas”, ha dicho en un comunicado Edwin Alvarado, Secretario de Relaciones internacionales de la Comunidad Boliviana de Sobrevivientes.

En el caso concreto de Pedrajas, los agentes encontraron un cruce de mails en el que un antiguo alumno denunciaba en 2009 a un superior de la orden por haber abusado de menores y urge a que se investigue. “Ojalá puedan hacer algo para remediar esta mancha en la Compañía y pedir una disculpa pública”, aparece en el correo electrónico. No pasó nada. Por entonces, Recolons era un alto cargo en Roma y Alaix estaba cerrando su etapa como provincial.

Más tarde, en 2019, durante una investigación canónica contra otro sacerdote, dirigida por Recolons, un religioso jesuita declaró que en los ochenta comunicó al provincial de entonces los abusos de Pedrajas y que este solo lo apartó temporalmente. Es decir, tanto Recolons como Alaix supieron de las agresiones sexuales de Pedrajas en varias ocasiones y a través de diferentes canales.

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Sobre la firma

Julio Núñez
Periodista de Casar de Cáceres. Escribe en EL PAÍS sobre tribunales. Desde 2018 y hasta la actualidad investiga el escándalo de la pederastia en la Iglesia, trabajo que en 2022 obtuvo el Premio de Periodismo Ortega y Gasset.
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