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“La violencia de género ocurre en el chalé con piscina climatizada y en el piso de patada”

La Comunidad Valenciana ha desplegado 12 Unidades de Valoración Forense Integral, con profesionales de medicina, psicología y trabajo social, para asistir a los juzgados

La trabajadora social Inés S. Endrina y la psicóloga Patricia Cuquerella, ambas de la UVFI de Paterna, en el espacio donde se valora a los menores víctimas también de la violencia de género.
La trabajadora social Inés S. Endrina y la psicóloga Patricia Cuquerella, ambas de la UVFI de Paterna, en el espacio donde se valora a los menores víctimas también de la violencia de género.Mònica Torres
Cristina Vázquez

Llevan solo dos años en marcha —y con el paréntesis que ha supuesto la pandemia del coronavirus— pero las Unidades de Valoración Forense Integral (UVFI) de la Comunidad Valenciana, radicadas en los juzgados, han auxiliado a jueces, fiscales y abogados a la hora de valorar el riesgo de incidencia o de dictar medidas cautelares en los casos de violencia de género denunciados. “Cuando entran por la puerta, les explicamos todo el itinerario para que no se sientan desinformadas, le ofrecemos un entorno cálido porque lo que más necesitan las víctimas es que las escuchen. Requieren de tiempo para contar su historia y les reconforta que haya tres especialistas con ellas”, explica Patricia Cuquerella, psicóloga forense de la UVFI de Paterna.

Son valoraciones minuciosas y siempre voluntarias, útiles para que los jueces adopten decisiones con conocimiento de causa y para evitar la doble victimización de las mujeres, añade la médico forense y coordinadora de la Unidad, Carmen Rodero. “Necesitan dejar de repetir una y otra vez su caso, por eso intentamos que sea una sola entrevista, ya que cada vez que recuerdan, cada vez que cuentan, les duele”, añade Inés S. Endrina, trabajadora social de la unidad de Paterna. Las peritaciones ayudan a la gestión del riesgo por el sistema VioGen porque no solo valoran la vulnerabilidad de la víctima o su historia de violencia en pareja, sino también al agresor y a los menores afectados. Son informes pormenorizados que valoran las secuelas de la víctimas, el estado mental, si hay causa-efecto entre el maltrato y la situación psicológica o la económica y muchas más variables.

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Según la Consejería de Justicia de la Generalitat, hay 12 unidades de valoración, nueve comárcales y tres provinciales, operativas desde 2019, lo que convierte a la Comunidad Valenciana en pionera en un despliegue previsto por la ley de 2004 y que el Gobierno del Botànic se encontró en 2015 prácticamente sin desarrollar. Desde su puesta en marcha se han valorado los daños físicos, psicológicos y sociales de 1.700 mujeres, 101 menores y 306 presuntos agresores. La consejera Gabriela Bravo instaba a mediados de junio a todos los operadores jurídicos a solicitar estos informes “para proteger mejor a las víctimas”. Solo se han solicitado 507 informes y la consejera opina que “podían haber sido muchos más” dado que existe el recurso.

El número de casos de violencia de género exige este y otros recursos públicos: en 2020 se solicitaron en España cerca de 25.300 órdenes de protección tras denuncias por violencia de género pero se rechazaron el 40%. “En la Comunidad Valenciana la cifra de rechazos se redujo al 12%, es decir, se concedieron el 88% de este tipo de medidas que se solicitan a los jueces”, añade Bravo. El sistema VioGen ha contabilizado en el primer trimestre de 2021 un total de 9.810 víctimas, de las que 1.075 eran de riesgo medio, 136 alto, otros tantos de riesgo muy alto y dos de riesgo extremo. A lo que hay que sumar 72 menores, siete en riesgo alto y el resto en grado medio.

“Cada caso es un mundo. No me he encontrado con dos víctimas iguales”, explica la médica forense de la UVFI de Paterna, que abarca desde los juzgados de Sagunto hasta los de Paterna, Llíria, Massamagrell o Montcada. Un territorio socioeconómicamente muy diverso, con municipios con alta renta per cápita y también barrios de marginalidad. Las valoraciones de las tres especialistas tienen que ser objetivas, “no podemos estar de parte de nadie”, señala Carmen, que lamenta que el núcleo familiar “parezca gozar erróneamente de más permisividad para hacer o decir lo que uno quiere”.

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Esta doctora forense, encargada de explorar y valorar las lesiones físicas, añade que el detonante que lleva a una víctima de malos tratos a denunciar es diverso, si bien que los hijos la presencien o la sufran es lo que hace que muchas de ellas se decidan a acudir a la comisaría o el juzgado. “Cada mujer tiene un resorte, un límite. Hay algunas que han recibido palizas de sus parejas, a la que un día le dan una bofetada que le hace sangrar la nariz delante de sus hijos y dicen: ‘Nunca más. Mis hijos no van a vivir esto’”, arguye la psicóloga.

Carmen Rodero, médica forense, en la consulta de la Unidad de Valoración Forense integral de Violencia de Género de Paterna, simula la revisión a una víctima.
Carmen Rodero, médica forense, en la consulta de la Unidad de Valoración Forense integral de Violencia de Género de Paterna, simula la revisión a una víctima.Mònica Torres

Rodero, Cuquerella y Endrina coinciden en que la violencia de género es transversal pero no hay un perfil de agresor determinado ni una “fórmula” para identificarlos. Sí suelen compartir unas ideas arcaicas sobre la mujer y su situación en el mundo pero “la violencia de género ocurre en el chalé con piscina climatizada y en el piso de patada”, afirma Endrina.

Las tres pronostican que, aunque las unidades son cada vez más conocidas en los juzgados (están reguladas por la legislación de 2004), llevan dos años en marcha y cuesta que los órganos judiciales recurran a las UVFI. “Este recurso va a crecer y mucho”, vaticina la médica, que destaca lo mucho que ha aprendido de sus compañeras. “De las víctimas ha aprendido que no hay un patrón determinado”, agrega. A la psicóloga le emociona el proceso de empoderamiento de las mujeres cuando salen de las situaciones de violencia y la trabajadora social ha aprendido verdaderamente lo que es la perspectiva de género con el día a día en la Unidad. “Las llamamos víctimas, porque así lo establece la ley, pero son supervivientes y me quito el sombrero con ellas”, añade.

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Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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