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El café socialmente sostenible

La sostenibilidad del café empieza en el origen, en la tradición del oficio de los caficultores, muy amenazada por el cambio climático y la desprotección de las comunidades locales. El programa AAA Sustainable Quality™ de Nespresso nació para mejorar su calidad de vida y su esperanza en el futuro. Estos son sus protagonistas

Guatemala Huehuetenango
Guatemala Huehuetenango

Proponemos hacer un viaje por el mundo de los cafetales. Esas comunidades, su tradición y su futuro huelen al mejor café del mundo. Están en países distantes, pero todos comparten el mismo oficio legado de padres a hijos. Y parecidas amenazas a esa forma de vida fundamental para el gesto cotidiano de disfrutar una taza.

Pero también comparten soluciones, como la colaboración con Nespresso en un programa que protege la sostenibilidad cafetera en toda la extensión de la palabra: de la calidad, de los cultivos y del bienestar social de las comunidades locales ante los impactos del cambio climático o la carencia de pensiones, seguridad y relevo.

Costa Rica, un lugar ideal para los cafetales

Valle Central de Costa Rica, diseñado para la felicidad de los cafetales por su combinación de fertilidad, humedad, temperatura y sol. Pero no basta con el potencial de la naturaleza, hay que cuidar cada palmo de terreno. El cultivo es complejo, se trata de una planta muy sensible, que requiere un conocimiento experto de los múltiples factores que condicionan su éxito o su fracaso. Recuerda a aquel viejo campesino castellano que decía: “la agricultura no es un oficio de torpes”.

Estamos en la finca de Luis Emilio, una plantación que parece cuidada por un paisajista. Inscrita en el programa, ha acabado siendo modélica. Su productividad dobla la media del país, con un mérito añadido: consigue ese rendimiento mediante técnicas tradicionales combinadas con lo más puntero en agricultura sostenible. Fernando Segura ha sido clave para lograrlo. Es uno de los 400 ingenieros agrónomos asociados a AAA Sustainable Quality™ para asesorar, formar y acompañar paso a paso a los productores.

Son expertos en gestión y producción, siembran, podan, estudian a fondo el terreno y las variedades, buscan soluciones específicas para las plagas o el abono, plantan y cuidan los árboles que proyectan sombra y frenan el viento, justo lo que necesita el cafetal. En definitiva, integran esa finca en la naturaleza con armonía mientras mejoran la calidad del producto y el rendimiento del negocio. Aman su vocación.

Los 400 ingenieros agrónomos asociados a AAA Sustainable Quality™ asesoran, forman y acompañan paso a paso a los productores

Y lo hacen codo a codo con los caficultores de todos los países donde trabaja el programa. Su historia se repite una y otra vez, la implicación de ambos, agrónomos y caficultores, acaba generando confianza y la confianza, amistad. El propietario de una pequeña plantación valora este compromiso sostenido, y cualificado, con el futuro de su familia.

Colombia: progresar y proteger el oficio

Volamos ahora hasta el eje cafetero colombiano en las estribaciones de los Andes. Otro paisaje exuberante, con gente de carácter y trato entrañable, emprendedora, “echada padelante” como dicen en Colombia. Esa voluntad de progresar explica la buena acogida a las iniciativas AAA, pensadas como una inversión directa en su futuro.

Por ejemplo, el plan de pensiones de la región de Caldas, llevado a cabo por Nespresso con el Ministerio de Trabajo, cooperativas y Fairtrade Internacional, una referencia en comercio justo. Antes de su lanzamiento en 2014, los técnicos les preguntaban a los productores algo muy sencillo: “Señor, ¿cómo le podemos ayudar?” Respuesta recurrente: una pensión para mantener viva la finca y reducir el miedo al mañana. Solo el 7% de ellos contaba con esa cobertura. Hoy, mas de 1.100 agricultores hacen aportes a su plan de jubilación con la cantidad y frecuencia que prefieran. El programa ya ha aportado más de 2,2 millones a ese fondo.

Se trata de proteger la vejez, y de proteger a la juventud para que se decidan a dar el relevo. Lo explica Alba María frente a los 7.200 cafetos que la vieron nacer y empaparse de cultura cafetera. Y que la vieron marcharse a la ciudad porque no veía claro su futuro. Para ella, como para miles de familias, fue dramático ese desarraigo, ver morir un oficio antaño pujante.

Caficultor en Colombia.
Caficultor en Colombia.

Pero sus cafetos también la vieron regresar. Y el programa con su objetivo de hacer del oficio del café una profesión deseable ha sido clave en su decisión. Además de los planes de pensiones y la asesoría profesional y personal de los agrónomos, fomenta seguros para cubrir las calamidades climáticas y destina primas a la producción sostenible certificada por Rainforest Alliance.

La unión hace la fuerza. Vincula a las cooperativas existentes, crea otras para optimizar los recursos disponibles, llama a las puertas de las administraciones locales y nacionales para que se comprometan.

Se está logrando. Basta con encaramarse a Jardín, uno de esos idílicos pueblos montañeros y cafeteros de grandes balconadas, para verlo. Tenían un problema añadido, la dispersión de la fuerza. Cada cafetero trabajaba por su cuenta, lo que implicaba menor rentabilidad y eficiencia, mayor impacto ambiental y peor calidad, porque un caficultor por sí solo no puede garantizarla si falla algún paso del proceso.

El programa creó la Central de Beneficio Comunitario, una cooperativa que racionaliza y optimiza todo el trabajo con resultados inmediatos: ahorra hasta cuatro horas de trabajo diario a más de 200 caficultores, reduce un 60% el consumo de agua (hasta 4,2 millones de litros cada año), evita la contaminación de los ríos porque la central depura el agua y reutiliza la pulpa como compost orgánico. La tasa de cerezas (el fruto que contiene la semilla) rechazadas ha pasado del 50% a cero y esa calidad aumenta los ingresos netos un 17%.

Etiopía y el valor de las mujeres

Saltamos de continente. Estamos en Etiopía, la cuna de la variedad arábica. Y de un cambio cultural: el empoderamiento de las mujeres cafeteras. Si bien las mujeres son fundamentales para la agricultura a pequeña escala y por lo tanto para el café, a menudo se les excluye de la toma de decisiones importantes y no siempre ganan un salario justo por su trabajo.

En Etiopía, un total de 79 agrónomos trabajan con Nespresso para prestar apoyo a más de 40.000 caficultores enseñándoles las mejores prácticas agrícolas. De esta cifra, el 35% son mujeres. Las mujeres agrónomas forman parte del equipo de TechnoServe, una organización sin fines de lucro de ayuda al desarrollo que colabora con Nespresso en la región. “Las estadísticas anteriores nos mostraban que el 75 % del trabajo en toda la cadena de valor del café en Etiopía lo realizan mujeres, mientras que solo el 43 % de los ingresos los reciben esas mismas mujeres”, nos cuenta Mefthe Tedesse, director de TechnoServe para Etiopía.

Mujer agrónoma en Etiopía.
Mujer agrónoma en Etiopía.

El programa forma agrónomas y promueve la igualdad de género, además de la calidad y la sostenibilidad rentable. Las mujeres capacitadas aportan un liderazgo y un compromiso que beneficia a todo el secto y a todo el país.

“Me crié en una región productora pero no tenía habilidades de gestión de fincas”, explica Kebebushe en su pueblo, Hunkute. “Ahora, entre lo que he aprendido y el dinero que gano como agrónoma del Programa AAA Sustainable Quality™ Nespresso, mi propia finca es mejor, más grande. Estoy feliz porque nací aquí y ahora enseño a familias de aquí”.

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