Los Premios Ortega y Gasset reconocen el periodismo de denuncia
Los galardonados valoran el poder de un oficio que siempre será necesario
El retrato del impacto social del narcotráfico en América Latina y el drama que viven las familias españolas ante la pérdida de sus viviendas son dos ejemplo del periodismo sobre el terreno, de las historias y los testimonios de la gente de la calle, también del valor del trabajo en equipo y de la utilización de las nuevas herramientas multimedia en la era Internet. Historias y maneras de narrarlas que han merecido los Premios Ortega y Gasset de Periodismo que concede el diario EL PAÍS y que en esta XXXI edición han recaído en la serie de reportajes sobre el narcotráfico publicados en el suplemento dominical de El Universal, en México, el trabajo multimedia sobre los desahucios en España, que se difundió en la edición digital de EL PAÍS, el fotógrafo Pedro Amestre por una impactante imagen sobre los Sanfermines de Pamplona y Alan Rusbridger, director del rotativo británico The Guardian, diario que destapó las filtraciones de Edward Snowden.
La redacción de los tres periodistas ganadores del premio en la modalidad de periodismo impreso es un coche de segunda mano que les costó 1.800 euros, y en el que hacen sus reuniones y reflexiones. Es un utilitario de color gris con el que el 20 de diciembre de 2011 estos tres redactores que se habían conocido en la Escuela de Periodismo de EL PAÍS, dos años antes, emprendieron un viaje desde México DF hasta la Patagonia argentina en busca de historias. Pablo Ferri, Alejandra Sánchez Inzunza y José Luis Pardo se adentraron, sin mucha planificación previa, en el corredor centroamericano del narcotráfico para confeccionar una serie de reportajes que finalmente se publicaron en el suplemento Domingo del diario mexicano El Universal. “Es una radiografía del mundo del narcotráfico en Latinoamérica. Observamos los diferentes países desde una perspectiva continental”, cuentan sus autores, que verán convertido en libro este proyecto, que se completará con crónicas sobre Estados Unidos, México y los Estados del Caribe. “Cada país tiene un problema concreto en torno al narcotráfico. Lo que les une es que el narcotráfico es un estado paralelo que siempre aparece donde el Estado falla. Es un problema social, no solo de seguridad”.
En la calle. Una historia de desahucios, premiado en la categoría de periodismo digital, es un ejemplo del periodismo de siempre con nuevas herramientas. Este trabajo multimedia realizado por un equipo de redactores, infógrafos, fotógrafos, videorreporteros y diseñadores, fue ideado por Mónica Ceberio y Álvaro de Cózar. Para todos ellos ha supuesto experimentar con un nuevo formato en un campo en el que, en el caso de España, está todo por explorar. Así lo perciben los dos periodistas, que se inspiraron en un reportaje del diario The New York Times titulado Snow Fall: the Avalanche at Tunnel Creek que, a través de infografías, vídeos y elaborados textos reconstruía una avalancha ocurrida en el túnel de Creek en febrero de 2012. “Era como un documental que se pudo abordar gracias a la poderosa maquinaria del diario estadounidense”, recuerdan los reporteros, que para su trabajo sobre los desahucios, un drama que comenzó en España con la crisis inmobiliaria y afecta a miles de familias, emplearon varios meses.
Su principal dificultad fue enfrentarse a un formato “nuevo y complicado”. “Empezamos con un guion muy armado. El punto de partida de la historia fue el afán desmesurado que existe en España por la compra de una vivienda en lugar de optar por un alquiler”. El reportaje recorre en cinco capítulos esta tragedia social y recoge los testimonios de todos los agentes implicados: inmobiliarias, constructoras, abogados, banqueros, notarios, psiquiatras. Y, por supuesto, las familias desahuciadas. “Al final”, cuentan sus autores, “el texto resultó ser una revista capaz de ser abordada desde diferentes ángulos: se puede leer, ver los vídeos, analizar los gráficos. Ofrece un recorrido de todo el panorama del problema”. Ceberio y Cózar muestran su sorpresa ante la gran acogida que tuvo el trabajo en la Red, cuyos textos equivalen a unas 18 páginas del periódico en papel. “Esto demuestra que también en Internet se busca información y que hay gente interesada en profundizar en los temas más allá de leer tres párrafos. Siempre habrá gente con necesidad de saber más”.
Nada deja a la improvisación Pedro Armestre. Tenía muy claro la foto que quería hacer en los Sanfermines del año pasado. Se la llegó a dibujar incluso al jefe de la agencia AFP para la que trabaja habitualmente. “Esta es la imagen que voy a sacar”, le anunció. Y así fue. La foto que grabó en su memoria y que cuidadosamente había planificado, la tomó al filo de las ocho de la mañana del 7 de julio de 2013, domingo y festividad de San Fermín, día en el que las calles de Pamplona rebosan de corredores, aficionados y público. Este fotógrafo lleva 12 años plasmando las populares fiestas y siempre intenta buscar algo distinto. “Más allá de las imágenes clásicas me gusta profundizar y buscar cosas nuevas, algo que es difícil por la contaminación que supone cubrir muchos años los encierros”.
El proyecto ganador del premio de periodismo digital fue ideado por Mónica Ceberio y Álvaro de Cózar
A los 15 minutos de enviar la imagen ganadora del Ortega y Gasset a la agencia, se desató la locura en las redes sociales, convirtiéndose en una de las tendencias del día. “Internet lo magnifica todo. Hace 15 años, la misma imagen se hubiera publicado en un periódico y habría pasado casi inadvertida”.
No solo los Sanfermines acaparan la curiosidad de Armestre. Otra de sus pasiones es la información medioambiental y, especialmente, los incendios forestales. Hasta el punto de que se prepara física y técnicamente durante todo el año para obtener los permisos especiales de las comunidades autónomas y así poder acompañar a los agentes forestales y a los bomberos hasta el corazón del fuego. Y ahí es donde dispara la cámara.
Un disparo al espionaje masivo llevado a cabo por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense supusieron las revelaciones de The Guardian con el conocido como caso Snowden. Su director, Alan Rusbridger, premio a la más destacada trayectoria profesional, sabe bien lo que es manejar información sensible y necesaria para controlar al poder. “Algunos políticos intentaron puentearme y convencer al consejo o a la compañía para que me callara. Por suerte, The Guardian y su grupo editor tienen una estructura que impide que este tipo de presiones logren bloquear una información” Por eso, dice que el periodismo siempre será necesario. “La oportunidad nunca ha sido más grande, pero nos hace falta adaptarnos a los cambios, en lugar de luchar contra ellos”.
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