El MBA, valor seguro... en el extranjero
Un posgrado ofrece contactos y está muy bien valorado en el exterior, donde están los empleos
Invertir hasta 100.000 euros en una titulación de prestigio, ¿abre las puertas para encontrar empleo? “Antes era el principal valor. Ahora solo es una condición necesaria, complementaria a tu trayectoria. El Master in Business Administration (MBA) puede ofrecer una red de contactos potente, incluso internacional, para dar un salto profesional”. Esta es la opinión de Alberto Terrón, jefe de equipo de Randstad Professional.
Estos estudios tanto los enfocados a veinteañeros con poca experiencia como en su versión executive para cargos medios con años de trabajo a sus espaldas, siempre se han visto como una oportunidad para relanzar una carrera. Pero con el alto nivel de desempleo y los escasos movimientos en las empresas, ¿merece la pena gastarse miles de euros en ellos?
El montante no es una cuestión baladí en estos tiempos. Dependiendo del prestigio de la escuela, puede ir desde una decena de miles de euros hasta 50.000 en los mejores centros españoles, o acercarse a los 100.000 para los executive globales, en los que los alumnos tienen clase en diferentes escuelas de Europa, Asia y América a lo largo del programa.
“Era algo que quería hacer para abrirme puertas”, confiesa Pau Serrat, nacido en 1988, estudiante de un MBA full-time en ESADE. Anteriormente, trabajó en Henkel y Oysho (Inditex). Él ya estudió Administración de Empresas en la universidad, pero como no tenía clara una especialización, apostó por este posgrado. ¿Y merece la pena pagar 60.000 euros? “Creo que sí. A largo plazo supongo que lo voy a recuperar. Algunos estudios dicen que no, pero en ESADE la mejora salarial media es de un 129%”, asegura como uno de los motivos para haber elegido este centro. “Desde luego tengo miedo de no amortizarlo. En España es difícil. Es más fácil en Europa”. De hecho, ya ha tenido los primeros contactos para hacer las prácticas en el extranjero. “En España no encuentro nada”.
Gloria Batlló, directora de programas de MBA en ESADE, explica que el perfil del alumno de estos cursos a tiempo completo es de 28 años de media, con cuatro de experiencia. “Después de la crisis, un MBA es una condición necesaria, pero no suficiente, para encontrar trabajo. Antes había escasez de talento, algo que se ha mitigado”, relata. Ella recomienda estos estudios a quien quiera impulsar su vida con un cambio de sector, de función dentro de su empresa o para montar su propia compañía. Afirma que hay oportunidades en el exterior, donde estos profesionales pueden ganar un promedio, como mínimo, de un 15% o un 20% más que en España (alrededor de los 80.000 fuera y entre 40.000 y 60.000 aquí).
Según ESADE, un máster es para quien desee cambiar de sector o actividad
“Opino que no tiene sentido para alguien recién salido de la carrera. Mejor que se haga una especialización en un área”, comenta Terrón. “Lo reservaría para un perfil más sénior, a los jóvenes las escuelas les crean unas expectativas tan altas que no se corresponden con la realidad”, asegura. “No deben crearse falsas expectativas. Un MBA es una herramienta más. Yo lo llamo ‘el mal del MBA’: muchos vienen a las entrevistas con un aire de grandeza que no es normal”, añade. Él lo tiene en cuenta como algo más del currículum, sobre todo si es de una escuela de prestigio. “Hay una saturación de profesionales con esta titulación en el mercado español, pero sí es cierto que a nivel internacional se los rifan”, apunta Terrón.
Respecto a otro tipo de posgrados, más especializados, Santiago Ramón, director general del Centro Internacional de Formación Financiera (CIFF), destaca que mejoran las posibilidades de los recién licenciados: “Son la última oportunidad de ganar empleabilidad”, aunque reconoce que ahora hay menos personas con dinero para pagar estos estudios. “Nadie puede asegurarte trabajo al hacer un máster, pero al menos le acompañamos en el proceso con algunos módulos, como hablar en público o hacer un currículum”, detalla el responsable de esta escuela vinculada al Santander y a la Universidad de Alcalá. “A veces es mejor aprender alemán que hacerse un máster. Competimos en un mercado global y las oportunidades para estos profesionales están en el extranjero”, confiesa.
Los graduados en Derecho, obligados a realizar un máster en Acceso a la Abogacía si quieren entrar en el mundo de los tribunales, Pablo Olabarri, director del Centro de Estudios Garrigues, explica que una escuela de prestigio ayuda a encontrar empleo. “En tres meses el 80% de los alumnos tienen prácticas o contratos. En seis meses ya son el 95%”.
Para los Executive MBA, el directivo de Randstad cree fundamental elegir el momento de hacerlo, porque es útil para aquellos que vayan a tener que gestionar equipos, haya cambios en su compañía, sean nuevos socios de consultoras o quieran abrir totalmente su sector. “Hay que medir muy bien, porque es una inversión de mucho dinero. Si el mercado está parado o no hay posibilidades de promoción en su empresa es mejor que se lo piense dos veces”.
En IE aconsejan realizarlos con la ayuda de la empresa donde se trabaja
Coincide con él Carlos Alemany, socio fundador del headhunter Alemany & Partners, que asegura que valora “poco” un executive MBA en las entrevistas de trabajo a directivos. “Solo lo recomiendo para un ingeniero que no tenga experiencia en administración o para algún profesional que quiera cambiar de área funcional dentro de la empresa”. Sostiene que de las escuelas españolas, él valora solo ESADE, IE Business School e IESE (o ESIC, en el caso de un máster en Marketing). “Merece la pena estudiarlo sobre todo para hacer una red de contactos y en ese caso la más potente es IESE”, cree. “Sí sirve para promocionar internamente, porque muchas empresas tienen planes de carrera para los ejecutivos que incluyen un máster en estos centros o en otros del extranjero”.
Ana González Poyo es una de estas profesionales. Con 31 años, esta ingeniera es la más joven del Programa Global Executive MBA de IE Business School (con clases en Madrid, Singapur, EE UU y Brasil). Es jefa de proyectos internacionales de la empresa Kelox y con experiencia en Alemania. “Estoy estudiando para avanzar en mi carrera profesional porque quiero evolucionar desde mi puesto, más centrado en ingeniería, hacia otro más de gerencia”, indica. Está estudiando “con el apoyo de mi familia y de mi empresa, eso es crucial”. Reconoce que después de una inversión de 72.000 euros “esperas el acceso a otro tipo de trabajo, pero es algo que vendrá en el futuro”. Ella no tiene prisa por cambiar de empleo, pero muchos de sus compañeros más mayores hacen el curso para ascender o para variar de sector.
“Sí merece la pena hacerlo. Tiene un impacto inmediato en la carrera profesional”, defiende respecto a los programas executive Martin Boehm, decano de Programas de IE Business School. “Pero es mejor realizarlo en colaboración con la empresa donde trabajen”, recomienda. Sí se muestra de acuerdo con que en España “es difícil que salgan nuevas oportunidades, aunque las hay a nivel internacional”. A diferencia de lo que ocurría en años anteriores a la crisis, hay ejecutivos que se quedan en paro mientras estudian el programa. “Encontrar empleo dependerá mucho del alumno, pero al menos aquí cuentan con un departamento de carreras que les ayuda y una red de contactos”.
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