“Aún no me creo que haya hecho historia”
Esta baloncestista juega en la Liga de baloncesto con 14 años
Vive deprisa Iris Junio (Las Palmas de Gran Canaria, 23 de marzo de 1999). Esta mañana de domingo se ha levantado a las 4.45 después de jugar el día anterior con el Club Baloncesto Islas Canarias en Bembibre, León, ante el Pajariel. Han ganado por 75-77 e Iris, base de 1,82 metros, ha sumado nueve puntos y tres rebotes. La alegría de la victoria hará más llevadero un largo viaje de regreso a casa. Cuatro horas por carretera hasta Madrid, otro par de espera en el aeropuerto de Barajas y tres de vuelo hasta aterrizar en Gran Canaria. Y por la tarde toca estudiar. Al día siguiente hay clase.
Es entonces cuando Iris vuelve a su otro mundo. El de una niña de 14 años que cursa tercero de la ESO, le gusta la asignatura de Inglés y no tanto la de Geografía, que trastea con el móvil y que, coqueta, se quita las gafas y se arregla el pelo para la fotografía. Hasta las cinco de la tarde de un día cualquiera, Iris es una chica más. Desde esa hora es la jugadora que ha hecho historia como la más joven debutante en la Liga femenina de baloncesto (14 años, seis meses y 17 días), superando incluso el récord de Ricky Rubio con los chicos.
“Ese día estaba muy nerviosa, prácticamente temblando”, recuerda Iris, tímida, vestida con el chándal del equipo en la T4 de Barajas. “Ahora estoy más relajada, voy cogiendo confianza. Mis compañeras me animan y me dicen que debo seguir trabajando. Yo lo llevo bien. La verdad es que todavía no me creo que haya hecho historia. Me siento como una jugadora más. En el fondo me siento lo que soy, una niña que juega al baloncesto. Tengo que madurar”.
Cafetería T4. Aeropuerto de Madrid
Dos cafés con leche: 3,40 euros.
Un zumo de naranja: 1,80.
Total: 5,20 euros.
Iris ha respirado el deporte de la canasta desde su nacimiento. Su madre, Puri Mbulito, fue jugadora internacional. Y con tres años ya la llevaba a la cancha. Ahora va a recogerla después de los entrenamientos y, en ese ratito de vuelta a casa en el coche, encuentran la complicidad para hablar de baloncesto. Luego, la vida normal, los deberes, la cena... Dice Puri que su hija es una niña “muy centrada, que no tiene pajaritos en la cabeza”: “Me ha asombrado hasta a mí, que soy su madre”.
Pero Iris comienza a descubrir la atención que ha despertado su debut. Por la calle le piden ya algún autógrafo, y en el instituto le reclaman una camiseta dedicada. “Ahora me saluda gente que antes no sabía que conocía”, ríe ella. Sus compañeras en el CB Islas Canarias la tratan como lo que es, la benjamina del vestuario. Y como tal le toca llevar el botiquín en la mochila a los entrenamientos y a los partidos.
“Juego al baloncesto porque me gusta, porque es el deporte que he practicado desde pequeña. Siempre ha estado en mi vida. Si no juego al baloncesto, me falta algo. En la pista pienso en divertirme, en pasármelo bien”, simplifica Iris. Asegura que no tiene ídolos, aunque se fija en Juan Carlos Navarro, Kobe Bryant y Alba Torrens. Y ha visto vídeos de su madre, claro.
Cuando no viste de corto, a Iris Junio le gusta escuchar música, hip hop y rap, sobre todo, y ver películas de risa y misterio con su hermano. También cuenta que le gustaría practicar el béisbol y el atletismo. Es una niña diferente. Mientras sus amigas quedan los sábados, ella está de viaje y jugando. Haciendo historia, aunque no se dé cuenta. “No soy consciente”, repite; “solo quiero que me traten como una más”.
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