Madrid pierde una ‘pontificia’
La universidad católica de Salamanca planea un cierre en la capital que deja en la estacada a 350 alumnos
En 2011-2012 no llegaron a una quincena los alumnos de primer curso de Informática en el campus madrileño de la Universidad Pontificia de Salamanca y en septiembre no habrá clase. Ni de este ni de primero de Arquitectura. En cuatro años se cerrarán de forma paulatina sus grados y ya se están extinguiendo Sociología, Ingeniería de Edificación y Organización Industrial, que no se adaptaron a Bolonia.
Quien se ocupa de estas carreras es la Fundación Pablo VI, desde 2008 en manos de José Raga y la archidiócesis de Madrid. Raga niega el cierre y cuelga el teléfono. Sin embargo, en una carta enviada a los alumnos en mayo —concluido ya el plazo para incorporarse a otra facultad— reconoce la desaparición porque se ha planteado “si tiene sentido un ámbito universitario para tan poca masa crítica… Además de insostenible con ingresos solo de los derechos académicos”.
Unos 200 trabajadores, padres y alumnos enviaron una emotiva carta a los obispos de su patronato pidiendo una solución. Argumentan que el ERE que se está negociando —de 24 personas— aplicado con la reforma laboral va en contra de la doctrina de la Iglesia. No ha servido de nada.
Unos 200 trabajadores, padres y alumnos enviaron una emotiva carta a los obispos
El rector de la Pontificia salmantina, Ángel Galindo, no quiere que salpique a la casa madre: “Salamanca no está en la gestión de Madrid, solo regula el nivel académico de los títulos”.
¿Qué ha pasado para llegar a esta situación cuando en 2000 había 3.000 personas en Informática? Los 115 trabajadores y sus 700 alumnos (350 en grado) hablan de “desidia”. Según ellos, la universidad, mucho más económica que otras privadas (de 5.000 a 9.000 euros), no se publicita e incluso ya no lleva un stand a Aula, donde se venden los campus.
Los alumnos que entraron nuevos el curso pasado recibirán en 2013-2014 “sesiones de apoyo”, en lugar de clases, de dos a cuatro horas semanales si han suspendido alguna asignatura. Es más de lo que obliga la ley, pero no convence por la complejidad de estos estudios que casi nadie aprueba a curso por año. Los que llevan poco planean irse, mientras los más veteranos no quieren renunciar a una docencia que les gusta. De Arquitectura, que se inauguró en 2006, solo se han licenciado una decena de alumnos. Saltar con la carrera empezada a la Politécnica de Madrid es casi imposible por sus duros requisitos de ingreso, y el resto de privadas son más caras que la Pontificia, supuestamente sin ánimo de lucro.
La Pablo VI tiene tres colegios mayores y un jugoso patrimonio inmobiliario. Por primera vez en 2012 la organización perdió dinero. Según sus cuentas, 560.000 euros por Informática y 68.000 de Arquitectura. Existen también unos grados de Enfermería y Fisioterapia que dependen directamente de la Pontifica de Salamanca y que son gestionados por la institución laica Salus Infirmorum. Estos, que funcionan con regularidad, seguirán impartiendo docencia sin ningún cambio.
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