'Quercus', una superviviente del quiosco
Referencia ineludible de la divulgación ambiental en España, la revista Quercus cumple este mes 30 años de vida. En sus 311 números ha contado con las firmas de Miguel Delibes, Joaquín Araújo y Manuel Toharia, entre otros.
Antes de que acabe el año conviene apuntarse a una celebración muy especial: los treinta años de la revista Quercus. ¿Cuántas revistas especializadas mantienen esta longevidad? Muy pocas. ¿Cuántas vinculadas exclusivamente a la conservación del medio ambiente, y especialmente de la naturaleza? Ninguna. Algunos mencionarán a Integral, otra ilustre veterana, pero su apertura a temas de salud, nutrición e higiene la aparta del exclusivo camino escogido por Quercus y otras ya desaparecidas (Natura, Biológica, Ecología y Sociedad...). La revista, como las miles de especies que han pasado y pasan por sus páginas, resiste en hábitats últimamente muy amenazados, como son las editoriales y los quioscos.
El primer número, de diciembre de 1981, se abría con un reportaje sobre la reintroducción del quebrantahuesos en Picos de Europa
Más de 2.000 colaboradores, entre los que también cuentan fotógrafos, ilustradores y diseñadores, han pasado por sus páginas
Curiosamente, el primer número, datado en diciembre de 1981, se abre con un reportaje sobre la reintroducción del quebrantahuesos en Picos de Europa, algo que está de plena actualidad debido a los trabajos de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, que han permitido que lo que se vislumbraba en las páginas de aquel Quercus sea en la actualidad una realidad plasmada en la suelta de los primeros ejemplares que ya vuelan por estas montañas cantábricas. En un número en el que dominaban las aves (grullas, avutardas, buitres leonados) se aprecia rápidamente que importaba la naturaleza y el paisaje en su amplia extensión (fauna, flora y gea) y que tanto científicos como grupos ecologistas tenían un espacio donde expresarse.
Desde el primer número resaltan las firmas de divulgadores procedentes de diversas disciplinas, como Miguel Delibes, Manuel Toharia, Joaquín Araújo, Jesús Garzón, Joan Mayol y Fernando González Bernáldez, este último ya fallecido. A algunos de ellos se les lee aún en Quercus 30 años después, demostrando que, además de la labor periodística de redactores y directores que han pasado por sus filas, no deja de nutrirse con estudios y artículos de catedráticos, profesores, investigadores, naturalistas y ecologistas expertos y expertas en variadas ramas de la ciencia: biología, botánica, zoología, entomología, geología... Más de 2.000 colaboradores, entre los que también cuentan fotógrafos, ilustradores y diseñadores, han pasado por esta quercinea de papel.
Pero Quercus va más allá de las letras e imágenes impresas por esta nómina de divulgadores. Todavía hoy, muchos de esos investigadores y ecologistas creen que cualquier trabajo o denuncia que no pase por sus páginas no alcanza la relevancia necesaria. De ahí la trascendencia social que adquieren algunos de los reportajes y que, en el fondo, son la razón de ser de la publicación, como bien dice en el editorial de este mes: "Estos 30 años habrían sido baldíos si no hubiéramos actuado como acicate, alterado decisiones, impulsado medidas, sacudido conciencias y denunciado agravios".
"Somos conscientes de que, sin ser responsables directos, sí hemos contribuido a que se tomen decisiones favorables a la naturaleza en política de conservación tras publicarse un reportaje en la revista", afirma Rafael Serra, su actual director."Le damos mucho valor como herramienta de utilidad pública, para que todo el que tenga algo que aportar, sea catedrático de ecología o naturalista, demuestre que su estudio o su experiencia tiene carácter ejemplar y se puede llevar a cabo", incide. Una herramienta que gracias a las redes sociales (6.500 seguidores en Facebook y 1.400 en Twitter) multiplica su eficacia.
Ya está en los quioscos el número de enero de 2012, camino de los 31 años, y sus protagonistas son, de nuevo y entre otros, el quebrantahuesos y el buitre leonado. Vuelta a los orígenes, y nada mejor que concluir este homenaje con el relato de la historia por parte de los fundadores de Quercus, los periodistas Benigno Varillas y Teresa Vicetto, que comienza así: "Mayo de 1981, en Las Navillas, un pueblecito de la provincia de Segovia. Benigno Varillas y Roberto Hartasánchez, [actual presidente del FAPAS] mantienen una conversación sobre cómo deberá ser la revista de los naturalistas que aún no existe".
¿De dónde viene 'Quercus'?
Quercus coge el nombre de un género de árboles característicos de la flora autóctona de la península Ibérica y las islas Baleares. Encinas, alcornoques, robles y quejigos pertenecen a este género y componen algunos de los paisajes de mayor relieve e importancia ambiental. Según el Anuario de Política Forestal de 2008, la encina (Quercus ilex), con casi tres millones de hectáreas, es el árbol que ocupa una mayor superficie mono-específica en España, a la que suma un millón de hectáreas más mezclada con otros quercus, coníferas y frondosas.
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