Las infecciones en catéteres en las UCI se reducen el 50%
Un programa de Sanidad y sociedades médicas consigue evitar 66 muertes y ahorrar 24 millones
Aproximadamente el 75% de las 140.000 personas que pasan por una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) al año en España pasará unos días con un catéter central. Son miles de días con un dispositivo externo, que puede ser un problema además de una ayuda si aparecen infecciones, indica la médica Mercedes Palomar, jefa de la UCI del hospital Vall d'Hebrón de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semcyuc).
Las bacterias que aparecen en estos procesos pueden ser muy graves: aumentan la mortalidad en un 9% y prolongan la estancia hospitalaria en 12 días de media. Por eso reducir las infecciones es una medida muy coste-efectiva. Un programa, el Bacteriemia zero, impulsado por la Agencia de Calidad del Ministerio de Sanidad, ha conseguido reducir su incidencia un 50%. La idea partió de 2006, cuando el médico estadounidense Peter Pronovost publicó los resultados de su método en la revista New England Journal of Medicine, dice Yolanda Agra, consejera técnica de la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud. En un desarrollo monitorizado por el ministerio, se han incorporado todas las comunidades y han participado 192 UCI, lo que representa el 70% del total de las españolas. "Tras 18 meses de implantación el proyecto ha sido un éxito con una tasa de densidad de incidencia, medida por su mediana, que se ha reducido de forma significativa de 3,07 infecciones por 1.000 días de catéter a 1,12 y con una disminución del riesgo de este grave problema en un 50% en relación a datos basales", indica Agra. Eso quiere decir que se ese periodo se han evitado 742 episodios de sepsis. Los ahorros, solo en tiempo de hospitalización, son de 24 millones de euros, y, en vidas, se calcula que se han evitado 66 muertes.
El método, contado, parece muy sencillo. Se hizo una formación intensiva a 14.000 profesionales a través de una web, y se siguió el proceso con reuniones a tres niveles: centro, comunidad y estatal, indica Agra. La clave del éxito fue la "estandarización" de medidas conocidas y que "todos pensábamos que hacíamos bien", señala Palomar. Medidas como el lavado de manos, cubrir por completo al paciente con trapos estériles al implantar la sonda o cambiar el antiséptico -se utiliza clorhexidina en vez de povidona- han sido suficientes. "No implica más trabajo ni tiempo", afirma Palomar.
El programa sigue en vigor, y no se ha observado una menor implicación de los profesionales, lo que indica que se trata de un protocolo ya interiorizado, dice la médica. Además, ahora se va a reforzar con otro proyecto, Neumonía zero, que incide en la lucha contra agentes infecciosos.
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