"El usuario sabe que devolver es lo moderno"
El 30% de los envases que circulan en España son de bebidas: 50 millones al día, 18.000 millones al año, consumidos en gran parte fuera del hogar y la hostelería, y muy sensibles al abandono. "Ecoembes [asociación encargada de su gestión] plantea que recoge el 60%, nosotros decimos que es el 50%, pero da igual, lo que importa es el 40% que se queda sin recoger". Con ese "nosotros", Domingo Jiménez Beltrán se refiere a Retorna, asociación que nació hace un año para impulsar un cambio en las políticas de residuos. Sostiene que no se trata de gestionar, sino de reducir -"Es como si en vez de intentar reducir CO2 hubiéramos decidido gestionarlo", compara-. E impulsa un Sistema de Depósito Devolución y Retorno (SDDR) para envases de bebidas (de plástico o vidrio) alternativo a los actuales Sistemas Integrados de Residuos (SIG): el consumidor paga unos 20 o 25 céntimos más por su lata o botella, se bebe el refresco y deposita el envase en una máquina instalada, mediante leasing, en el supermercado, recuperando así su fianza. Alemania está logrando recogidas del 98%, y el residuo resultante es de mejor calidad.
"Hoy día, resistirse a un sistema de depósito, devolución y retorno significa no ser ambiental"
Tierra. Usted habla del efecto saludable del SDDR.
Domingo Jiménez Beltrán. Con el SIG, quien quiere hace el esfuerzo de depositar sus residuos en el contenedor amarillo, y luego va a la playa y ve la arena salpicada de botellas... De alguna manera, se le está penalizando. Con el SDDR, el que devuelve su envase no lo paga, así que tiene recompensa. Con el nuevo sistema, con cuatro botellas me ganaría un euro.
T. Ecoembes calcula que en España existen 100.000 puntos de venta de envases. ¿No sería complicada la nueva infraestructura?
D. J. B. En otros países, la tienda pequeña acepta el envase del cliente, le devuelve la fianza y se va a la máquina del supermercado más próximo para cobrar ese dinero.
T. Pero este sistema es más caro.
D. J. B. Un 30% más, según está calculado en Alemania, pero asegura unos retornos impresionantes. El sistema se paga a sí mismo: un tercio de los gastos se cubriría con el pago de los envasadores; el segundo tercio, con el material reciclado, que al ser de mayor calidad conseguiría precios más altos, y el tercero, con los envases que se dejan tirados: un 2% no recuperado supone 100 millones de euros.
T. Si todo son ventajas, ¿por qué no se hace?
D. J. B. Porque distribuidores y envasadores quieren seguir haciendo lo de siempre. No se oponen frontalmente, porque en este momento resistirse a un SDDR significa no ser ambiental.
T. Ahora los envasadores pagan menos por reciclar sus residuos.
D. J. B. Pero por unos malos resultados, y a costa de una mala imagen. Los que se oponen dicen, "cuesta más para recoger algo más". Y es mentira, cuesta algo más para recoger mucho, para que se abandone mucho menos y para lograr muchos más retornos socio-económicos. Sin olvidar la creación de 20.000 a 25.000 nuevos empleos de calidad, ligados a una industria del reciclaje con futuro.
T. ¿Cómo cree que se lo tomarían los consumidores?
D. J. B. Hicimos una encuesta y nueve de cada 10 entrevistados aceptarían un sistema de depósito; más de la mitad lo veía como una prueba de modernidad.
T. Desde Retorna conciben la implantación del SDDR como un primer paso.
D. J. B. Es la primera fase para una segunda, de reutilización. En Alemania, Coca-Cola tiene dos botellas, una de un solo uso y otra para más usos... En realidad, este es un buque insignia de la des-materialización, la des-energización y la des-carbonización.
T. ¿Cómo de cerca ve usted su implantación?
D. J. B. Por el ruido que están haciendo los envasadores, empezamos a avanzar. La nueva Ley de Residuos habilita a las autoridades ambientales a implantar un SDDR para determinados tipos de envases, pero no es suficiente.
Domingo Jiménez Beltrán
Domingo Jiménez Beltrán (Zaragoza, 1944), exdirector de la Agencia Europea de Medio Ambiente, es presidente de Retorna (www.retorna.org), que engloba a sindicatos, ONG ambientales, industria del reciclaje y consumidores, y cuenta con la aportación económica de "empresas interesadas en que esto funcione".
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