El colegio de Vila-Roja reabre sacudido por un conflicto entre familias
Varias patrullas de los Mossos d'Esquadra vigilan la entrada al centro en Girona
Los Mossos d?Esquadra vigilaban esta mañana la entrada al colegio de Vila-Roja en Girona, después de que Educación decidiera cerrarlo ayer al no poder garantizar la seguridad de los escolares. Una batalla entre dos clanes de etnia gitana provocó varios enfrentamientos en la puerta del centro, donde estudian niños de las dos familias. Al parecer, el conflicto estalló por una infidelidad en un matrimonio del barrio. Las tres hijas de la pareja son alumnas de Vila-Roja, lo que ha hecho que la pelea acabe afectando al funcionamiento del colegio.
La tensión en el ambiente se reflejaba esta mañana a la entrada del centro, donde a las 9 de la mañana sólo habían acudido un puñado de padres a dejar a sus hijos. "Espero que no pase nada", decía una madre angustiada. Algunos profesores tranquilizaban a las progenitores en la puerta, pero estos no las tenían todas consigo. "Yo traigo a mi hijo porque luego tengo que ir a trabajar, si no lo hubiese dejado en casa", explicaba otra joven madre del barrio. "¿Hay clase hoy?", preguntaban dos mujeres con velo y ataviadas con la túnica marroquí. Los niños iban entrando, bocadillo en mano y aparentemente ajenos a cualquier problema. Eran unos pocos de los 140 alumnos que tiene el colegio.
"El enfrentamiento afecta a 16 niños de la escuela", afirmó Cristóbal Sánchez, director del centro. "Pero ya está solucionado y hoy volvemos a la normalidad", continuó. Sin embargo, una media hora después, el mismo director salía al patio corriendo para pedir refuerzos a los Mossos d?Esquadra. Alguien le había llamado por teléfono, en medio de una reunión para informar a los padres, para avisar de que uno de los implicados en la batalla se dirigía hacia la escuela. Pronto llegó una patrulla más y dos coches de la policía sin identificación. Al final, el susto quedó en nada. Pero los Mossos d'Esquadra permanecerán toda la semana a las puertas de los colegios de Vila-Roja y del barrio vecino de Font de la Pólvora, salpicado también por el conflicto.
Los dos barrios, situados en el llamado "sector este" de la ciudad, se crearon en la década de 1960 para acoger a los inmigrantes andaluces que llegaban a Girona. La composición social de los mismos ha ido cambiando con el tiempo, y en la actualidad la mayoría de los vecinos son de etnia gitana, seguidos de los magrebíes. Unas 4.000 personas viven en esta zona, sacudida por el paro y la pobreza.
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