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Entrevista:MARÍA DELGADO | Delegada de Intervida en Madrid

"Nunca se cuestionó a Intervida, sino a personas concretas"

La fundación perdió 70.000 donantes después de que a sus directivos se les acusara de enriquecimiento ilícito

Han pasado tres años desde que explotó el escándalo de la ONG catalana Fundación Intervida, nacida en 1994 y que se dedica a ayudar, sobre todo, a niños del tercer mundo. En 2007, la Fiscalía abrió una investigación por supuestos delitos de estafa, delito societario, apropiación indebida y asociación ilícita al fundador de la organización, Eduardo Castellón. Según el fiscal, se desviaron más de 300.000 aportaciones en beneficio de Castellón y de su lugarteniente, Rafael Puertas. La investigación calcula que cerca de 180 millones de euros tuvieron un destino oscuro entre 1999 y 2003.

Desde entonces, Intervida está sometida a una administración judicial y trata de lavar su imagen. Sus proyectos no se han detenido. María Delgado es la delegada de la fundación en Madrid, la segunda en aportaciones a Intervida, con 28.692 donaciones privadas. En primer lugar está Andalucía, con 30.988.

"A pesar de la crisis, pudimos seguir ejecutando los proyectos, no hubo que cerrar ninguno, ni reajustar plantillas"
"A nivel social no es un cuestionamiento que se hace solo de Intervida, sino a todo el sector"
"Contestamos a las personas que nos preguntan. No hay nada que ocultar"

Pregunta: ¿Cuáles fueron los cambios en los órganos de gobierno a raíz del escándalo?

Respuesta: Cuando salta la crisis, los imputados, entre ellos fundadores y directivos de Intervida, fueron apartados de la organización. La noticia se conoció en abril de 2007, pero la investigación se había iniciado en 2004. En julio de 2007 se dictó la intervención de la entidad y se ordenó el paso a una administración judicial. La labor de estos nuevos responsables es velar por los cumplimientos de los fines fundacionales de Intervida.

P: ¿A qué controles estaba sometida Intervida antes del escándalo y qué revisiones se producen hoy?

R: Antes también se realizaban las memorias, se pasaban auditorías y se rendían cuentas ante la Generalitat de Cataluña. Lógicamente, cuando surge la crisis, uno de los trabajos en los que se centró la organización es promover la creación de órganos internos para un control más exhaustivo. Aparte de las auditorías anuales (la última realizada por la firma Ernst&Young) y de las rendiciones de cuentas que solicitan las administraciones cuando entregan fondos, se creó un departamento de control interno. Esta nueva herramienta permite conocer a qué se destina la inversión en tiempo real, de forma que cualquier error, no malintencionado, se puede detectar a tiempo. Este departamento nació a partir del escándalo y controla lo que se hace tanto en España como en los 15 países en los que trabajamos.

P: ¿Cómo afectaron estas acusaciones a Intervida?

R: En 2006 teníamos 351.000 colaboradores y se perdieron cerca de 70.000. Intervida tenía una base importante, por lo que pudimos seguir ejecutando los proyectos, no hubo que cerrar ninguno, ni reajustar plantillas. No supuso una crisis económica, solo se ajustaron los recursos.

P: ¿Llegó la noticia a los países en los que trabajan?

R: A los trabajadores de Intervida en esos países por supuesto, porque pasaron de depender de un patronato a una administración judicial. Pero en principio creo que la imagen de Intervida entre los beneficiarios no resultó golpeada.

P: ¿Cómo afectó a la imagen de la marca en España?

R: Primero, la pérdida de colaboradores. Además, en la imagen que los medios trasmiten siempre queda el elemento de la crisis de la organización. No es un cuestionamiento que se hace solo de Intervida, sino de todo el sector. Afortunadamente, las ONG siguen siendo de las instituciones más valoradas de la sociedad, pero es verdad que cuando hay una circunstancia de este tipo, golpea a todos. Pero seguimos trabajando para mejorar la imagen y para eso hay que dejar en claro que la organización en ningún momento ha estado cuestionada, lo que se investiga es la gestión de unas personas concretas con nombres y apellidos.

P: ¿Cuál es la estrategia de Intervida para limpiar su imagen?

R: Tratamos de usar mecanismos de transparencia y contestamos a las personas que nos preguntan para no dar una imagen de hermetismo. No hay nada que ocultar. Nuestro trabajo es mejorar las condiciones de vida de las personas con las que trabajamos en el tercer mundo. Aún no logramos recuperar los padrinos [llaman padrinos a los socios porque apadrinan a niños del tercer mundo], porque además hay que sumar el tema de la crisis. Debemos estar en unos 170.000 aproximadamente, pero seguimos adelante.

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