El 'somnífero' de la regeneración neuronal indica cómo el ejercicio retrasa el envejecimiento cerebral
Tres equipos consiguen reprogramar por primera vez células sanguíneas
Las células madre que existen en el cerebro están inactivas hasta que una señal les hace dividirse y formar neuronas pero hasta ahora se sabía poco del somnífero que las mantiene dormidas. Científicos españoles que han formado equipo con el del prestigioso neurólogo Fred Gage, del Instituto Salk, han identificado la señal que impide que se multipliquen las células madre en el cerebro, lo que, creen estos investigadores, lo protege de una proliferación exagerada que pudiera dar lugar a tumores y mantiene una reserva de células madre durante toda la vida.
La investigación, que se publica en la revista especializada Cell Stem Cell, revela la importancia de la proteína BMP en el proceso y puede ser clave para comprender la interacción entre el ejercicio, el envejecimiento y la neurogénesis. El hipocampo es una zona del cerebro vital para la memoria y es una de las dos zonas en las que se ha demostrado que se generan nuevas neuronas a lo largo de la vida. También resulta especialmente vulnerable a la degeneración relacionada con el envejecimiento. Hacer ejercicio de forma regular no sólo frena el deterioro del hipocampo sino que mejora la capacidad de aprendizaje y la memoria en los adultos.
"A partir de ahora podemos empezar a jugar con este mecanismo para comprender cómo el ejercicio influye en el cerebro que envejece", dice Gage en un comunicado del instituto. Helena Mira, del Instituto de Salud Carlos III en Madrid, es coautora junto con Gage del trabajo, en el que también participan científicos de la Universidad de Valencia y del Centro de Medicina Regenerativa en Barcelona. "Ya conocíamos mucho de cómo se desarrollan las neuronas pero no estaba claro cómo decidían las células madre neuronales empezar a dividirse", explica Mira.
Células sanguíneas
En la misma revista, otro famoso científico lidera un equipo que ha conseguido reprogramar células de la sangre, procedentes de muestras congeladas, para pasarlas a un estado similar al embrionario. Rudolf Jaenisch y sus colegas del Instituto Whitehead han obtenido estas células iPS de una nueva fuente, la sangre, que es común y accesible pero que hasta ahora se había resistido a los esfuerzos de los investigadores. Sin embargo, no son los únicos, porque otros dos equipos (uno también de Boston, EE UU y otro japonés) presentan el mismo logro en la revista.
Como es posible multiplicarlas en laboratorio estás células derivadas de las sanguíneas se pueden utilizar para estudiar los mecanismos moleculares y genéticos de enfermedades de la sangre y otros trastornos, señalan los científicos.
Las células iPS se reprograman mediante la inserción de cuatro genes en el ADN de la célula adulta. La investigadora Judith Staerk, primera firmante del artículo con Jaenisch, consiguió hacerlo con células sanguíneas de un banco de sangre introduciendo los cuatro genes juntos, en vez de hacerlo por separado.
Como es natural, no todas las células de la muestra volvieron a la infancia. La sangre se compone de glóbulos rojos que transportan el oxígeno, glóbulos blancos que forman parte del sistema inmune y plaquetas que producen la coagulación. Sólo se pueden reprogramar los glóbulos blancos, porque los otros dos tipos de células no tienen núcleo ni, por tanto, ADN, y de los glóbulos blancos sólo se consiguió la reprogramación de las células T y unas pocas de las mieloides, mientras que no hubo éxito con las células B. Los otros dos equipos comunican también la reprogramación de células T.
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