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El gallo que peor lo pasa

De los dos millones y medio de urogallos que pueblan Europa, solo la subespecie cantábrica se considera amenazada. Un proyecto acondiciona su entorno para lograr que críen

Solo 500 urogallos, de los más de 2.500.000 que se distribuyen por Europa, recalan en la cordillera Cantábrica, cifra ínfima si se tiene en cuenta que en los bosques de esta cadena montañosa se encuentra su hábitat preferido. La subespecie cantábrica (hay otra subespecie en los Pirineos) es la única considerada globalmente amenazada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, entre otras razones porque su población ha caído hasta un 60% en los últimos 15 años.

"La población oriental de la cordillera, en especial la de Cantabria, está prácticamente extinguida". Así se expresa Javier Purroy, responsable de la campaña El sonido del bosque, emprendida por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) con la intención de mejorar el hábitat del urogallo cantábrico y favorecer su recolonización dentro del parque nacional de los Picos de Europa y alrededores. Desde 2008, y entre septiembre y diciembre, Javier acompaña a una cuadrilla de trabajadores que desbrozan y clarean, respectivamente, los matorrales y bosques de la zona con un doble objetivo: aumentar la disponibilidad de alimento (sobre todo arándanos) y crear cantaderos, espacios vitales para las ceremonias de celo y reproducción.

Implicar a los habitantes

Es un trabajo duro, especialmente cuando la nieve y el frío se echan encima, pero Lidia Díez, una de las componentes de la cuadrilla, resalta los aspectos positivos, entre los que se encuentra "poder ver al urogallo, porque es muy escurridizo y detecta nuestra presencia mucho antes que nosotros la suya, pero aun así lo hemos visto en tres ocasiones". Lidia es de Pío de Sajambre, un pueblo situado en la parte castellanoleonesa del parque nacional. Otro de los objetivos fundamentales de El sonido del bosque es implicar a la gente del entorno en la conservación y protección del hábitat del gallo salvaje, de ahí que los cinco componentes de la cuadrilla sean de municipios de la zona.

El territorio que abarcan los trabajos es de aproximadamente 800 hectáreas, pero la superficie sobre la que se ha actuado directamente en estos dos años es de 45 hectáreas. ¿Resultados? Es pronto para que en tan corto tiempo aparezca de nuevo por aquí el urogallo, pero Javier Purroy adelanta que "hemos visto cambios en el hábitat, al detectar el aumento de vegetación en el sotobosque donde se han realizado los clareos y la presencia de determinadas especies que también se ven favorecidas, como la perdiz pardilla y el picamaderos negro".

El trabajo de SEO/BirdLife, en el que también participan la Fundación Biodiversidad, Iberdrola y el parque nacional de Picos de Europa, se verá reforzado en breve con la puesta en marcha de un programa Life+ europeo. La iniciativa, en la que están implicados los mismos actores, a excepción de Iberdrola, y con el añadido de los Gobiernos de Castilla y León, Asturias, Galicia y Cantabria, se compaginará con El sonido del bosque y con el programa de cría en cautividad que se lleva a cabo en Sobrescobio (Asturias).

Eso sí, Javier Purroy advierte de que para que todas estas medidas tengan efecto también hay que eliminar las amenazas, y "la implantación de parques eólicos en la comarca de Las Omañas afectaría a las poblaciones más sureñas de urogallo cantábrico, que precisamente son las más estables". La proyectada estación de esquí de San Glorio, entre Palencia, León y Cantabria, es otro de los proyectos criticados.

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