En la salud y en la cama
¿Es sano dormir en pareja? Si uno sufre un trastorno del sueño, el otro sufre a secas. A veces, durante años. La falta de descanso de calidad pasa factura: desde depresión hasta problemas cardiacos
"Mi mujer dice que es insoportable dormir conmigo, que ya no puede más". Así comienzan gran parte de las consultas de Francisco Segarra, psicólogo de la Clínica del Sueño Estivill de Barcelona. Llegan por iniciativa de su pareja, la víctima, que lleva meses o años sin dormir bien. Los ronquidos, las patadas, incluso los gritos y comportamientos agresivos, pueden, como poco, perturbar el sueño del compañero de cama. Es fácil reponerse de una mala noche, pero la falta continuada de sueño de calidad está relacionada con problemas de salud, algunos graves. La buena noticia es que la mayor parte de los trastornos del sueño tiene solución.
Los expertos coinciden en que compartir lecho fomenta la afectividad, las caricias, atenúa tensiones y produce una sensación de seguridad. Pero si alguno de sus miembros sufre trastornos del sueño, la cosa cambia, explica Jenny Hislop, socióloga británica especializada en cuestiones de sueño.
Un 20% de la población adulta española ronca habitualmente
El primer y más extendido trastorno del sueño son los ronquidos. "El retrato robot de un roncador es el de un varón mayor de 40 años y con problemas de obesidad", relata Juan Antonio Pareja, médico de la unidad del sueño del hospital de Alcorcón. Aunque roncar no es síntoma de enfermedad, algunos roncadores sufren también apnea: la relajación de los músculos en la base de la garganta que obstruye el paso del aire e incluso interrumpe la respiración durante unos segundos. En España, un 20% de la población adulta ronca.
El abanico de desórdenes es variado. Si una persona mueve las extremidades cuando duerme -hasta 50 veces en una hora-, incluso propina patadas, es que sufre el síndrome de movimiento periódico de las piernas. Si alguien escenifica sus sueños, se mueve o agarra del cuello al que tiene al lado, sufre un trastorno de conducta en la fase del sueño REM. Los sonámbulos llegan a caminar, mover muebles o vestirse mientras duermen. Y luego están los insomnes, que simplemente tienen serios problemas para quedarse dormidos. Es el trastorno más frecuente y lo padece el 30% de la población occidental alguna vez en su vida.
"Dormir mal de forma continuada provoca problemas de salud", afirma Segarra, que despliega una larga lista de afecciones: sobrepeso, diabetes de tipo dos, debilitamiento del sistema inmune y, a la larga, estrés fisiológico y problemas cardiacos. El sistema cognitivo también se ve afectado, porque el sueño recarga nuestra memoria, y sin pilas, ésta se resiente. Y, según Segarra, dormir poco y mal durante mucho tiempo aumenta las probabilidades de padecer una depresión. Sin olvidar los efectos sobre la calidad de vida, insiste Pareja: "Sufriremos cansancio, irritabilidad; rendiremos menos en el trabajo, y nuestra autoestima se resentirá".
La mayoría de los desórdenes del sueño tienen un diagnóstico sencillo y un tratamiento eficaz. Por eso los expertos insisten en que se acuda a una consulta. Si no se pueden resolver, queda el tratamiento de choque, la "separación amistosa nocturna". Es decir: a dormir cada uno por su lado, en camas o habitaciones separadas. "Algunos lo pasan muy mal, tanto el expulsado como el que expulsa", explica Segarra, "porque lo viven como una alteración de la pareja".
Fernando Azor, psicólogo clínico, observa que quienes se separan para dormir pueden distanciarse y desarrollar problemas en sus relaciones sexuales. Aunque también admite que otras veces, "cuando las personas se acostumbran, ya no quieren volver a dormir juntos, así pueden apagar la luz cuando quieren y estar a sus anchas". Al final, matiza Azor, "todo depende de la costumbre, del punto de partida que uno asume como bueno".
El grupo de sociología del sueño de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido, lleva años estudiando los hábitos de sueño, y sus investigaciones revelan que "una parte importante de las personas duermen mejor solas que en pareja", explica Sara Arber, socióloga del grupo. "Lo que nosotros decimos es que no debería ser una norma cultural dormir en pareja. Si la gente duerme mejor sola, que lo haga", dice Arber. "En el Reino Unido, cada vez más personas duermen separadas. El 30% de las personas mayores de 60 años lo hacen".
Son los que han decidido "no soportar los ronquidos ni las patadas. El resto quiere dormir con su pareja a pesar de los problemas como símbolo de su lealtad hacia la relación", explica Hislop. Pero hay otra explicación, según la investigadora: creen que compartir cama es esencial para mantener vivo el amor y seguir juntos.
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