La compatibilidad de los árboles y la agricultura, a discusión
Un nuevo mapa mundial revela una mayor densidad forestal en cultivos, de cara a las conversaciones sobre cambio climático
Aunque la agricultura a menudo está asociada a la deforestación masiva (especialmente en el mundo en desarrollo), los científicos del Centro Mundial de Agrosilvicultura (ICRAF) han demostrado -mediante un estudio de imágenes detalladas de satélite- que prácticamente la mitad de todos los paisajes agrícolas del mundo incluye una cubierta forestal considerable.
Este nuevo mapa se presentó durante la inauguración del segundo Congreso Mundial de Agrosilvicultura, que se celebra esta semana en Nairobi (Kenia). Es el primer estudio para determinar la importancia de los árboles como parte vital de la producción agrícola en todas las regiones del mundo. En éste se revela que en más de 1.000 millones de hectáreas -que constituyen un 46% de las tierras agrícolas del mundo y el hogar de más de 500 millones de personas- la cubierta forestal supera el 10%.
Una estrategia a discutir en Copenhague podría incluir pagos por el carbono capturado por los árboles y el suelo
"Gracias a nuestras observaciones podemos descartar una concepción errónea muy difundida: que la agrosilvicultura no es importante. Por este error, durante décadas hemos tenido políticas que ignoran el potencial de la agrosilvicultura para ayudar a los agricultores a cultivar más alimentos, aumentar sus ingresos, proteger el medio ambiente y crear paisajes que sean compatibles con la agricultura, en vez de hostiles", ha dicho Dennis Garrity, director general del ICRAF.
Los expertos del Centro Mundial de Agrosilvicultura están convencidos de que los agricultores, especialmente los de países en desarrollo, adoptarían distintas prácticas de agrosilvicultura más rápidamente si en los planes internacionales de mitigación del cambio climático que se están discutiendo actualmente se tuvieran en cuenta sus árboles.
En las conversaciones sobre cambio climático previstas para este año en Copenhague se considerará una nueva estrategia centrada en la reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación forestal (REDD), que podría incluir pagos por el carbono capturado por los árboles y el suelo. Los expertos están analizando formas de garantizar que la agrosilvicultura sea parte de los mecanismos de inversión de la estrategia REDD. El Centro Mundial de Agrosilvicultura y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) están preparando un método estándar para calcular el almacenamiento de carbono de cada tipo de paisaje, lo que podría sentar las bases para ofrecer a los agricultores un incentivo financiero para aumentar la cubierta forestal en sus explotaciones agrícolas.
Con los datos presentados en el estudio, los investigadores no pueden saber con precisión cómo se utilizan los árboles observados. No obstante, en muchas investigaciones previas sobre agrosilvicultura se han documentado diversos usos de los árboles en las explotaciones agrícolas, entre los que se cuentan: árboles fertilizantes para mejorar el rendimiento de los cultivos y la salud del suelo; frutales para la alimentación; forrajeros; árboles que proporcionan madera y leña para construir refugios y producir energía; árboles medicinales, y otros que proporcionan productos básicos de importancia mundial, como café, caucho, nueces, gomas y resinas.
Las estimaciones previas sobre la cantidad de tierras de cultivo dedicadas a la agrosilvicultura han variado de un mínimo de 50.000 hectáreas a un máximo de 307 millones de hectáreas. No obstante, estas estimaciones no se obtuvieron de datos de teledetección detallados como los recogidos en esta evaluación. En este estudio, los científicos lograron calcular el porcentaje de cubierta forestal en cada kilómetro cuadrado de los 22,2 millones de kilómetros cuadrados de tierras agrícolas del planeta.
El grupo de científicos descubrió que aproximadamente 10 millones de kilómetros cuadrados de tierras agrícolas contienen, como mínimo, un 10% de cubierta forestal. Esto incluye 3,2 millones de kilómetros cuadrados en América del Sur, 1,9 millones de kilómetros cuadrados en África al sur del Sahara y 1,3 millones de kilómetros cuadrados en el sureste de Asia. Los investigadores informaron que los "árboles forman parte integral del paisaje agrícola en todas las regiones excepto en el Norte de África y en Asia occidental".
"Este estudio ofrece pruebas convincentes de que las explotaciones agrícolas y los bosques no son mutuamente excluyentes, sino que los árboles son, de hecho, claves para la producción agrícola en todas partes", ha dicho Wangari Maathai, fundadora del Movimiento del Cinturón Verde. En 2004, Maathai recibió el Premio Nobel de la Paz por actividades que incluyeron, entre otras, la plantación de más de 30 millones de árboles para proporcionar alimentos, combustible, refugio e ingresos a los pobres de las zonas rurales de África.
Una acacia 'perfecta'
Una especie de acacia, plantada en terrenos agrícolas de África, tiene la capacidad de proporcionar el abono necesario para las cosechas sin interferir en su crecimiento, han señalado científicos del Centro Mundial de Agrosilvicutura. Este árbol de gran altura y larga vida, Faidherbia albida (Mgunga en suajili) puede ser utilizada también para alimento de ganado y como fuente de madera, además de constituir una protección contra el viento y la erosión. Este árbol, adaptado a una amplia variedad de climas y de terrenos, muestra los beneficios de plantar árboles en las tierras agrícolas. A esta acacia se le caen las hojas, ricas en nitrógeno, cuando empieza la temporada de lluvias, que es cuando se plantan las cosechas. Las hojas vuelven a salir cuando ya se han recogido, así que el árbol no compite por la luz con las plantas de maíz, por ejemplo.
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