"Me duele tener tanta importancia"
Vicente Ferrer recibe de la vicepresidenta la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil
El próximo abril cumplirá 89 años, de los que 55 han transcurrido en India empeñados en la lucha por los más necesitados, Vicente Ferrer recibió ayer de manos de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil que le concedió el Gobierno el pasado 26 de diciembre. "Me duele tener tanta importancia", declara a EL PAÍS este pionero de los cooperantes españoles, que dice sentirse en India "como un pez en el agua".
La ONG de Vicente Ferrer cubre el paupérrimo distrito de Anantapur en el céntrico Estado de Andhra Pradesh, donde comenzó hace 40 años ayudando a los dalit, la última casta india, conocida en Occidente como los intocables. Entonces ayudaban a los habitantes de 100 aldeas, hoy cubren un área similar a la provincia de Cáceres, unos 20.000 kilómetros cuadrados; atienden a 1.900 pueblos y cerca de dos millones de personas se beneficia de su apoyo.
"Soy una mezcla de aventurero y campesino, que tiene dificultades para hacer entender a la gente, en estas circunstancias, que Dios es bueno y que son los hombres los que enredan todo", afirma Ferrer, en el centro impoluto de su fundación en Anantapur, en el que trabajan 25 españoles, de los que 10 son cooperantes y 15 voluntarios por un periodo mínimo de tres meses.
El objetivo de la fundación es la integración y el desarrollo económico y social de los dalit, al igual que de los miembros de tribus y de otras castas bajas. Cuenta con cinco hospitales, uno de ellos especializado en enfermos de sida, 1.300 escuelas y otras cuatro escuelas residenciales para atender a niños ciegos, sordomudos, con síndrome de down y otras minusvalías, además de multitud de talleres artesanales donde les enseñan a ganarse la vida. Miles de mujeres aprenden también artesanía en los talleres y luego realizan los trabajos en sus casas con lo que frecuentemente ganan más que el marido.
"Ha sido el instinto lo que me ha llevado a realizar todo esto", dice Vicente Ferrer con una amplia sonrisa cómplice. "Me gustaría", continúa, "que los españoles enviasen cuanta más ayuda mejor para que el proyecto prosiga y se extienda".
Al menos 157.000 niños van a las escuelas de la fundación, que en los últimos años también ha incrementado el número de viviendas -entre 3.500 y 5.000 por año- que construye para que las familias puedan tener una casa digna.
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