Cuencos milenarios
Un grupo de investigadores españoles halla en Siria restos de una de las ciudades más antiguas de la historia
En 2004 iniciaron los trámites para llevar a cabo un proyecto arqueológico en Siria, a orillas del río Éufrates, y tras su segunda campaña, el verano pasado, ya han hecho un importante descubrimiento: el de una de las ciudades más antiguas de la historia, de hace unos 5.500 años. El grupo de investigadores españoles que desarrolla el Proyecto Medio Éufrates Sirio, en el que colaboran la Universidade da Coruña, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Ayuntamiento de Ferrol, así como los Ministerios de Cultura de España y Siria, ha llegado a esa conclusión tras el hallazgo de restos óseos y fragmentos de cuencos que datan aproximadamente del año 3.500 antes de Cristo. Los resultados de sus exploraciones en el país árabe, así como algunos de los vestigios encontrados, fueron presentados el miércoles en Madrid por los investigadores Ignacio Márquez, del CSIC, y Juan Luis Montero, de la citada universidad gallega.
Los trabajos se desarrollan en una franja de unos 60 kilómetros a lo largo del río Éufrates a su paso por Siria, una zona "elegida estratégicamente por su importancia geográfica y económica en la antigua Mesopotamia", explica Montero, codirector español del proyecto. Se trata de una misión mixta hispano-siria, es decir, realizada en colaboración con otro equipo local, tal y como establece la Ley de Antigüedades Siria, que regula la concesión de permisos para investigar sobre el terreno.
En concreto, la zona en la que se produjeron los hallazgos se conoce hoy con el nombre de Tell (colina) Humeida. Los restos allí encontrados indican, según Montero, la existencia de "una colonia formada por gentes del sur de lo que hoy es Irak, es decir, de la Baja Mesopotamia". El nombre que sus antiguos pobladores daban a esta ciudad no se conocerá hasta que el Ministerio de Cultura sirio dé permiso para comenzar las excavaciones en la zona.
Esa denominación podría estar recogida, según explica el profesor Montero, en algún texto de la época, o en los restos de esculturas en honor a algún dios que indiquen también el nombre de la ciudad. Es posible, no obstante, que no se encuentren piezas que hagan alusión a ello. "A la arqueología hay que darle tiempo", explica Montero, que espera poder comenzar los trabajos de excavación a finales de este año o principios del siguiente.
Lentitud de los permisos
En cualquier caso, Montero prepara ya la expedición para este verano -"entre agosto y septiembre"-, en la que participarán aproximadamente una veintena de personas, entre ellas arqueólogos, arquitectos o cartógrafos, que continuarán la investigación iniciada en la primera campaña del proyecto, en 2005. Será sin embargo una aproximación superficial (sin excavaciones), según lo estipulado por el actual permiso con el que cuentan, que tardó casi un año en llegar.
La demora en la concesión de autorizaciones se debe al gran número de solicitudes que recibe el país para realizar allí labores de investigación de este tipo. La guerra en Irak, destino preferido por los científicos por ser el lugar sobre el que se asentaba la antigua civilización mesopotámica, ha desplazado esas peticiones a la zona sur de Siria, en el área comprendida entre los ríos Tigris y Éufrates, también de gran atractivo arqueológico e histórico.
Además de los investigadores que trabajan sobre el terreno, es importante destacar la labor de las personas que se suman al proyecto desde España, para analizar las muestras recogidas, una vez concluida cada campaña. De hecho, la datación de los cuencos que permiten a los investigadores afirmar que estamos ante una de las ciudades más antiguas de la historia se realizó una vez la expedición hubo regresado de Siria.
Revolución urbana
Estos restos constituyen, en opinión de Montero, "pistas muy sólidas que indican claramente que la colonia sobre la que trabajamos pertenece al contexto de las primeras ciudades, de la revolución urbana, y coincide cronológicamente con el llamado periodo de Uruk [la actual Warka, en el sur del Irak]", ciudad sumeria fundada en el 4.000 antes de Cristo considerada la cuna de la escritura. Ese periodo se caracteriza por la producción en serie de cuencos muy sencillos, hechos con moldes, que probablemente servían como recipientes de raciones de comida.
Igancio Márquez, investigador del CSIC, explicaba el miércoles que “fue toda una sorpresa encontrar estos cuencos, tan típicos de la primera urbanización del sur de Mesopotamia, en esta región del Medio Éufrates sirio". Márquez insistió en que, por la tipología y cronología de su cerámica, la ciudad que han identificado es una de las más antiguas del mundo.
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