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Un santuario animal en la tierra de nadie que separa las dos Coreas

Corea del Sur pide al Norte la potestad de la zona para poder preservar el lugar

Al oír la marcha de un camión de las tropas surcoreanas, una familia de jabalíes se acerca a la base militar en busca de un tentempié de media tarde. Justo un poco más abajo, un ciervo bebe en un lago rodeado de un bosque punteado de minas. Se trata de la zona desmilitarizada que media entre las dos Coreas desde el final de la guerra que las separó, en 1953. En este tiempo, el lugar se ha convertido en un santuario donde flora y fauna crecen y se reproducen a su antojo. Pero la relajación de la tensión entre los dos países, enfrentados desde la Guerra Fría, podría poner en peligro el lugar.

Con el acceso prohibido a la población civil durante más de 50 años, el lugar que separa a los 2 millones de soldados de las dos Coreas es, probablemente, la frontera más acorazada del mundo. Estas circunstancias la han convertido en un hogar propicio, aunque no completamente exento de peligros, para los animales.

"Es fácil ver gatos salvajes y verracos por aquí. A veces, yo veo tejones, comadrejas y alces" dice el sargento surcoreano Lee Jae-ho, encargado de la 21 División de Infantería, que patrulla la zona. "Pero por culpa de los campos de minas, también es frecuente ver algunos animales con las piernas rotas y otras heridas".

Este lugar fue alguna vez un espacio sembrado de granjas y pueblos, de 241 kilómetros de largo y 4 kilómetros de ancho. Pero eso quedó atrás hace ya mucho tiempo. Ahora, además de los animales, no se pueden encontrar más que minas, puestos fronterizos y búnkeres.

Rodeado de altas montañas, tierras bajas y pantanos, posee la biología más rica de toda la península coreana, según los científicos. Cientos de especies de aves pasan el invierno aquí, algunas de ellas en peligro de extinción. Además, se pueden contar más de cincuenta tipos de mamíferos, incluyendo el raro oso asiático negro, el leopardo de Amur e incluso el tigre siberiano. Complementan el ecosistema más de 1.000 especies de plantas diferentes.

Por eso, los conservacionistas andan preocupados sobre los efectos que podría tener la relajación de las tensiones entre los dos países sobre el lugar: El aumento de la agricultura y la población. Algunos científicos defienden que esta tierra de nadie pase a formar parte del territorio de alguna de las dos Coreas para que pueda protegerlo correctamente. Como el profesor Ke Chung Kim, de la universidad del estado de Penn y presidente del foro de la zona desmilitarizada: "Nosotros deberíamos tener el Norte y los gobiernos surcoreanos conservar este área a largo plazo", dice.

Naciones Unidas apoya la idea y el ministerio de Medio Ambiente de Corea del Sur ha pedido a Corea del Norte la potestad del lugar. Pero Corea del Norte no ha respondido.

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