Con velo no hay boda
Un concejal francés se niega a casar a una mujer que no se quitó el velo islámico para poder ser reconocida
La Fiscalía de Limoges (centro de Francia) ha abierto una investigación para aclarar si hubo discriminación o un simple cumplimiento estricto de la ley en la actuación, el pasado sábado, del teniente de alcalde de la localidad, que no permitió casarse a una pareja de musulmanes porque el hombre no dejó que su futura esposa se quitase el velo que le cubría la cabeza para poder ser reconocida.
El teniente de alcalde pidió a la mujer que se desprendiese momentáneamente del velo islámico para poder certificar que su identidad correspondía a la indicada en sus documentos. El marido se negó en redondo a que su novia enseñase su rostro.
La ley francesa obliga al reconocimiento de la identidad de los contrayentes por parte del juez de paz. "No se trata de un caso de discriminación, sino de incumplimiento manifiesto de la ley", se ha defendido hoy en la radio pública el teniente de alcalde de Limoges. Tanto el futuro marido como los testigos de la pareja, de nacionalidad francesa, insultaron a los funcionarios del Ayuntamiento de Limoges tras los hechos.
El debate sobre la disyuntiva entre integración y respeto a las costumbres culturales y religiosas de los inmigrantes musulmanes ha sido constante desde hace años en Francia, uno de los países europeos con mayor porcentaje de población musulmana, y se colocó en primer plano hace dos años con las expulsiones de niñas de colegios públicos por llevar el velo islámico.
En un intento por fijar límites, el Gobierno promulgó la polémica ley del velo, en vigor desde septiembre de 2004, que dividió a la clase política y a la sociedad francesas, y que prohíbe "los signos religiosos ostensibles" en las escuelas públicas, oficialmente laicas, gratuitas y republicanas. Tanto el pañuelo islámico, como la kippa judía o una cruz cristiana demasiado visibles están proscritos.
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