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El obispo católico de Detroit admite que un sacerdote abusó de él cuando era adolescente

Thomas Gumbleton, de 75 años, reconoce, en una admisión sin precedentes en la Iglesia católica, que sufrió el "manoseo inapropiado" de un cura

Cuando el Estado de Ohio (EE UU) estudia permitir que las denuncias por abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia tengan efectos retroactivos a 35 años, el obispo católico de Detroit, Thomas Gumbleton, de 75 años, ha reconocido que cuando era un adolescente sufrió el "manoseo inapropiado" de un sacerdote, en una admisión sin precedentes en la Iglesia católica de Estados Unidos.

"Yo hablo a partir de mi propia experiencia de ser explotado como adolescente por el manoseo inapropiado de un sacerdote", dice Gumbleton en una declaración escrita distribuida antes de su intervención de hoy en Columbus (Ohio). Los legisladores de Ohio debaten actualmente un proyecto de ley que establecerá un período de un año para que las víctimas de abusos por parte de miembros de la Iglesia puedan demandarla por delitos de ese tipo con un plazo retroactivo de 35 años. En muchos estados este tipo de delitos prescriben entre dos y cinco años después de cometidos, y Gumbleton ha manifestado que su propia experiencia le ayuda a comprender por qué muchas víctimas no se deciden a presentar denuncias dentro de esos plazos.

Multitud de demandas judiciales

En los últimos cinco años, la Iglesia católica de EE UU ha recibido miles de demandas judiciales y afrontado críticas en muchas diócesis al conocerse los abusos sexuales de sacerdotes, y el encubrimiento de la jerarquía eclesiástica.

En diciembre de 2002, el cardenal Bernard Law renunció al arzobispado de Boston, Massachusetts, después de dos años de denuncias por los abusos cometidos por algunos sacerdotes y la protección dada por la jerarquía, que transfirió a los supuestos infractores de parroquia en parroquia. El nuevo arzobispo de Boston, el capuchino Séan P. O'Malley, ha tenido que vender buena parte de los bienes raíces del arzobispado y ha cerrado numerosas iglesias para poder hacer frente al pago de 120 millones de dólares en indemnizaciones a las víctimas.

Otros dos obispos de Palm Beach (Florida) también renunciaron en medio de denuncias de abusos sexuales de menores de edad. La archidiócesis de Portland (Oregón) se declaró en bancarrota en julio de 2005 poco antes del comienzo de dos juicios por abusos sexuales. Antes de ello, esa archidiócesis había llegado a más de un centenar de acuerdos para pagar 53 millones de dólares en indemnizaciones.

En septiembre de 2004 la diócesis de Tucson (Arizona) también se declaró en bancarrota, y en diciembre de ese año hizo lo mismo la diócesis de Spokane (Washington). En ambos casos las autoridades eclesiásticas buscaron esa salida para hacer frente al pago de las indemnizaciones en casos de abusos cometidos por sus sacerdotes.

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