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Sanidad funda con cinco grandes empresas el mayor centro cardiovascular europeo

El nuevo CNIC cuenta con 450 millones de aquí al 2015, con el 40% de aportación privada

La ministra de Sanidad, Elena Salgado, ha acordado con cinco de las mayores empresas españolas el proyecto CNIC, que convierte el ahora tambaleante Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en el principal instituto europeo de investigación cardiovascular. Su presupuesto de 450 millones para los próximos diez años es insólito en la UE, tanto por su magnitud como por su composición: el 40% es aportado por empresas privadas ajenas al sector farmacéutico. El cardiólogo Valentín Fuster será la "cabeza rectora", pero no abandonará sus cargos científicos en Nueva York.

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Fuster seguirá dirigiendo el Instituto Cardiovascular de la Mount Sinai School of Medicine de Nueva York, donde tiene a su cargo a 41 investigadores básicos y clínicos de primera línea. Pero esa institución neoyorquina tendrá una relación científica muy estrecha con el nuevo CNIC, una relación que irá mucho más allá de un mero convenio de colaboración.

"El grupo que me rodea en el Mount Sinai, que está entre los mejores del mundo en investigación cardiovascular, llevará las líneas científicas del CNIC", explica Fuster. "Algunos de estos científicos estarán en Madrid en seis meses, y yo mismo tendré allí mi laboratorio. Además, los científicos españoles vendrán al Mount Sinai a formarse tanto en la investigación cardiovascular básica como en sus aplicaciones clínicas".

La primera piedra del CNIC se puso oficialmente en febrero de 2003, aunque las obras del dificio principal sólo han acabado estos días. El líder científico del proyecto iba a ser el investigador hondureño Salvador Moncada, director del Instituto Wolfson para la Investigación Biomédica, del University College de Londres. Moncada puso en marcha algunos laboratorios en sedes provisionales, pero dejó el proyecto hace un año, después de que el Tribunal de Cuentas emitiera un informe crítico con su gestión económica.

Las dos líneas fundamentales del nuevo proyecto diseñado por Fuster son una apuesta firme por las aplicaciones clínicas de la investigación, de las que se beneficiará directamente la sanidad pública, y la captación de los mejores talentos científicos. Si los sueldos públicos no bastan para esto último, la parte privada aportará los suplementos necesarios.

Las cinco empresas que han constituido la Fundación Pro-CNIC son el BSCH, La Caixa, El Corte Inglés, Inditex y PRISA. Esta fundación privada se ha comprometido a aportar cerca de 170 millones de euros de aquí a 2015, más o menos el 40% del presupuesto del centro. El resto, hasta 450 millones, será aportado por el Estado. En 2015, el CNIC tendrá un presupuesto anual de 65 millones. Ningún centro de investigación cardiovascular europeo cuenta con una financiación semejante. El nuevo CNIC nace con la vocación de convertirse en un líder mundial de la investigación cardiovascular.

El Ministerio de Sanidad y las empresas están de acuerdo en que el CNIC se concentre en líneas de investigación orientadas a aplicaciones clínicas y patentes rentables. Las empresas no tienen fines lucrativos en este proyecto, pero el objetivo es que el centro pueda autofinanciarse a partir de 2015. Y las aplicaciones clínicas que surjan de sus investigaciones serán transferidas a la sanidad pública española en condiciones muy favorables.

A partir de octubre, el patronato de la Fundación CNIC —la fundación estatal, no confundir con la Fundación Pro-CNIC constituida por las cinco empresas— tendrá 16 miembros, de los que seis serán designados por la parte privada. Fuster será miembro del patronato como presidente del Comité Científico Evaluador Externo.

El patronato será quien apruebe el presupuesto y la memoria de cada ejercicio, los nuevos laboratorios y grupos de investigación, los proyectos de colaboración con terceras empresas —del sector farmacéutico, previsiblemente— y los criterios que seguirá la investigación aplicada.

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