Madrid pondrá en marcha en 2005 un programa de detección electrónica contra maltratadores
Un aparato avisará a la policía si el agresor se acerca a la víctima incumpliendo un mandato judicial
Un equipo de científicos de la Universidad Complutense de Madrid trabaja desde hace meses en el desarrollo de un dispositivo para evitar que los maltratadores no incumplan las órdenes judiciales de alejamiento de sus víctimas. El aparato, del que no se conocen aún muchos detalles, estará listo dentro de seis meses, y se comenzará a implantar en la Comunidad de Madrid a principios de 2005.
La presidenta regional, Esperanza Aguirre; el rector de la Complutense, Carlos Berzosa; y el presidente del Colegio de Farmacéuticos, José Enrique Hours, han firmado hoy un convenio de investigación para desarrollar el sistema, que será sufragado por la Comunidad (que aportará 35.000 euros y se quedará la patente) y el Colegio de Farmacéuticos (que pagará 45.000). Aguirre se ha ofrecido ya a colaborar con el Ejecutivo de España y otros países en este programa. Una vez completada la investigación, Aguirre convocará un concurso para fabricarlo, en el que "el precio será lo de menos", de forma que tres meses después pueda contar con los aparatos listos para su uso.
Brazalete o teléfono móvil
El dispositivo podrá detectar si el maltratador penetra en un radio de 500 metros alrededor de la víctima, rompiendo así la orden judicial de alejamiento (si la hubiera, claro). El uso de estos aparatos será legal el próximo 1 de octubre, cuando entre en vigor una modificación del Código Penal. El equipo de científicos del Instituto de Magnetismo Aplicado Salvador Velayos, dependiente de la Complutense y dirigido por Antonio Hernando, ya ha desarrollado un prototipo, pero queda por solventar el problema de su alimentación energética y su tamaño.
Hernando ha avanzado hoy que ya han conseguido superar algunos escollos, como por ejemplo que funcione en el Metro y que no se vea afectado por los inhibidores de frecuencia y los campos electromagnéticos de la ciudad. El problema ahora es que el dispositivo tiene el tamaño de una caja de zapatos, necesita unas baterías de larga duración y además debe ser resistente a la humedad, "para que el maltratador pueda ducharse cuando lo lleve puesto". La forma final del dispositivo es aún un misterio, aunque quizá sea un brazalete, algo similar a un teléfono móvil, o un aparato que se pueda coser a la ropa, según han señalado los investigadores.
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