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Reportaje:

Una amistad de 9.500 años

El hallazgo de una tumba en Chipre revela que la relación entre el gato y el hombre se remonta al Neolítico, mucho antes de lo que los científicos pensaban

El gato ya era un animal de compañía hace 9.500 años. A esa conclusión ha llegado un grupo de investigadores del Museo de Historia Natural de París después de descubrir una tumba con esa antigüedad en la isla mediterránea de Chipre. En su interior, junto al muerto, ha aparecido el esqueleto de un gato. Hasta ahora se creía que los egipcios fueron los primeros en domesticar a estos felinos, hace 4.000 años.

El estudio de estos científicos será publicado mañana por la prestigiosa revista Science y supone la primera evidencia de la ancestral amistad entre gatos y hombres. En la tumba, descubierta en lo que fue una aldea neolítica bautizada como Shillourokambos, se encontraron los restos de un ser humano, de un gato y una variedad de piedras pulidas, herramientas, joyas y otros objetos que se cree que eran ofrendas. El esqueleto humano, de sexo sin determinar, se cree que correspondió a una persona de alto estatus social.

El palentólogo francés Jean-Denis Vigne, principal autor del artículo de Science, asegura que la relación gato-hombre tuvo su origen en la necesidad. "Parece que los gatos se acercaban a las aldeas donde los cereales atraían a los ratones", revela. "Creo que los seres humanos rápidamente entendieron que podían utilizar a los felinos para reducir el número de roedores", añade.

Esa asociación entre gatos salvajes y seres humanos probablemente comenzó al surgir las sociedades agrícolas en la región occidental de Asia durante el Neolítico, aproximadamente hace 11.000 años, según el artículo. En realidad, según Vigne, el descubrimiento de la presencia de los gatos en tiempos remotos en la isla de Chipre comenzó en la década de los 80 del pasado siglo, con el hallazgo de la quijada de un felino.

El científico señaló que ese hueso fue la primera prueba de que los seres humanos habían traído gatos desde el continente, porque hasta ese momento no había ese tipo de animales en la isla. Sin embargo, eso no significaba necesariamente que los hubiesen domesticado, señaló.

Sin signo de maltrato

La relación especial entre los gatos y el hombre se constató en la tumba encontrada en Chipre porque ambos cuerpos estaban colocados simétricamente y sus cabezas dirigidas hacia el oeste. Además, los huesos del felino no mostraban ninguna desarticulación indicativa de que hubiese sido sacrificado o maltratado de alguna forma, agregó el científico, quien señaló que se desconoce la causa de la muerte del animal.

"No estoy totalmente convencido de que la orientación común de ambos esqueletos tenga algún sentido. Sin embargo, si así fuera, creo que la proximidad de los cuerpos se puede interpretar como una prueba adicional de que había una relación en vida", señaló Vigne.

Una conexión espiritual

Pese a que la diosa gata Bastet y otras deidades felinas del antiguo Egipto son los ejemplos más antiguos que se conocen de gatos en la mitología, los arqueólogos han descubierto evidencias aún más antiguas que apuntan a una conexión espiritual entre los seres humanos y los animales, incluidos los gatos. De hecho, se han descubierto muchas piedras grabadas con imágenes de gatos salvajes y otros animales en Asia Occidental, que se remontan a los principios del periodo Neolítico. Los autores de este trabajo consideran que estos artefactos son evidencias de que los animales tenían una importancia espiritual para las ersonas, pese a que no está clara la naturaleza exacta de este tipo de relaciones.

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