La Audiencia de Barcelona confirma la prisión para un enfermero que filmó a pacientes desnudas

La Audiencia de Barcelona ha confirmado la condena de cinco años de prisión impuesta a un enfermero detenido en junio de 2001 en esa ciudad por filmar en secreto durante más de seis años a pacientes desnudas mientras se les aplicaban cremas de tratamiento para adelgazar.

El acusado, Antonio Martín Lozano, de 48 años de edad, recurrió la sentencia de primera instancia dictada por la titular del Juzgado de Penal número 2 de Barcelona. El pasado marzo, la juez condenó al procesado por delitos contra la intimidad con una agravante de abuso de confianza. El reo alegó, entre otros motivos, que cuando cometió los hechos no era consciente de la ilictud de los mismos.

La sección décima de la Audiencia ha desestimado el recurso por considerar que el procesado "es un profesional con estudios académicos de nivel medio-superior, que podía comprender perfectamente (como la mayoría de la población) que grabar a unas pacientes de forma oculta cuando estaban ejecutando un masaje de tipo íntimo, está prohibido por la ley".

Confianza quebrada

La Audiencia reprocha en la sentencia la conducta del acusado porque "las pacientes depositaron toda su confianza en él como terpaeuta" y "sólo bajo esta condición se puede entender que aceptaran desnudarse en una de las dependencias de la consulta". El alto tribunal ha ratificado también la multa de 4.320 euros que deberá pagar el acusado, la indemnización a dos de las pacientes filmadas con 3.000 euros para cada una por el daño moral causado y la inhabilitación para el ejercicio de la profesión de homeópata y medicina natural durante el tiempo de la condena.

Durante el juicio, el acusado reconoció que filmó a un total de cinco pacientes mientras se realizaban los "automasajes". Sin embargo, el fiscal sólo acusó por dos de los casos, ya que entendía que el resto de filmaciones se realizaron antes de 1995, y por tanto, el delito había prescrito.

Cámara escondida

El caso estalló después de que una de las pacientes descubriera, en junio de 2001, un agujero y una luz roja dentro de los archivadores de la habitación donde se efectuaban los masajes. Tras el agujero había una cámara de vídeo grabando; al pedir explicaciones, el enfermero dijo que estaba "tan alucinado como ella".

La clienta no denunció los hechos inmediatamente, sino que acudió con la cinta de vídeo al Servicio de Atención de Mujeres (SAM) de la Policía. Cuando la Policía acudió al centro y detuvieron al acusado, éste llevaba una cinta en el bolsillo de su pantalón de las mismas características y que había roto. En esta nueva cinta se encontraron imágenes de cuatro mujeres más. En un registro en la casa, los agentes encontraron películas pornográficas extremas de zoofilia. El enfermero, que trabajaba también en el ambulatorio de Vía Barcino en Trinitat Vella, explicó que las grabaciones a las mujetes las realizaba por su "propia cuenta" y sin mostrarlas "a terceros".