Bush aprueba la mayor reforma educativa de los últimos 35 años en EE UU
La nueva ley, aprobada con el apoyo de los demócratas, tratará de frenar el alto porcentaje de fracaso escolar en los centros públicos.- El ambicioso plan educativo tendrá un coste de 29.500 millones de euros
Con un presupuesto de 29.500 millones de euros y con el apoyo de republicanos y demócratas, el gobierno de Bush ha hecho realidad una de sus principales promesas electorales: poner en marcha la mayor reforma educativa de los últimos 35 años en EE UU con el fin último de frenar el alto nivel de fracaso escolar en los centros públicos. Con ese objetivo, el presidente estadounidense firmó ayer la nueva ley en Hamilton (Estado de Ohio).
La nueva ley pretende, sobre todo, cambiar la mentalidad con que operan escuelas, maestros y distritos en las zonas de alto fracaso escolar, que suelen ser también las más pobres.
"Un enorme porcentaje de niños pobres no puede leer al nivel que corresponde con su grado escolar", reconoció Bush al firmar la ley en una escuela elemental de Hamilton (Ohio).
Exámenes de lectura y matemáticas
Los principales puntos de la ley consisten en que los niños no pasarán de grado de forma automática, sino que serán sometidos a exámenes para comprobar sus avances, sobre todo en lectura y matemáticas.
Según la nueva reforma, todos los estudiantes entre el tercer y el octavo grado (entre los siete y los 12 años) deberán pasar un examen anual obligatorio de lectura y de matemáticas. Además, los colegios deberán incrementar el nivel de lectura y matemáticas de sus alumnos y reducir la diferencia de los resultados académicos entre ricos y pobres, anglosajones y afroamericanos, entre otras medidas.
"Dos terceras partes de los niños afroamericanos no pueden leer 'a nivel básico' cuanto están en cuarto grado" (ocho años), apuntó Bush el pasado 10 de septiembre, durante el viaje que hizo a Florida para apoyar la Reforma Educativa. Además, según las estadísticas, "el índice de horas de lectura entre los pequeños no ha mejorado en los últimos diez años", subrayó el presidente.
"Ya no será aceptable esconder los malos resultados", destacó Bush, quien insistió en que "el principio fundamental de la ley es que cada niño puede aprender y esperamos que lo haga".
Las escuelas con alto nivel de fracaso recibirán ayuda extra, en forma de recursos económicos y humanos, incluyendo, si se necesario, cambios en sus directores y gestores.
Por primera vez, la ley responsabiliza a los distritos escolares del desempeño estudiantil y penaliza a las escuelas que evidencian fracaso por tres años consecutivos.
Los alumnos de esas escuelas serán enviados a otros centros públicos que tengan mejor rendimiento o recibirán tutoría privada con fondos federales.
"No queremos niños atrapados en escuelas que no enseñan y no cambian", aseguró el presidente.
"Esta reforma marcará un nueva era en la educación estadounidense", explicó por su parte el secretario de Educación, Rod Paige, al tiempo que el senador republicano John Bohener añadió que esta medida cerrará las décadas en que ha habido una gran difencia entre la educación de los ricos y de los pobres. "No podemos subsistir ni como sociedad ni como país con una diferencia tan grande en la educación de nuestros estudiantes", apuntó Bohener.
Según los datos del Gobierno, en todo el país hay unas 6.700 escuelas deficientes cuyos estudiantes podrían ser elegibles el próximo curso para ser transferidos a centros mejores.
Además, hay otras 3.000 escuelas cuyos alumnos tendrían derecho a obtener ayuda académica adicional, indicó Margaret Spellings, una asesora de la Casa Blanca.
También habrá más recursos, ya que el Gobierno federal destinará 26.500 millones de dólares a educación, con un aumento de 3.400 millones sobre el presupuesto del año pasado.
Bush, quien participó en la firma junto con el senador demócrata Ted Kennedy para destacar la coalición bipartidista que respalda la ley, celebró también actos en los estados de Nuevo Hampshire y Massachusetts, para tratar de capitalizar la puesta en marcha de la medida.
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