Bush propondrá una alternativa a Kioto que no condicione el crecimiento de EE UU
El presidente de EE UU, George W. Bush, propondrá mañana, antes de viajar a Europa, una iniciativa para frenar el calentamiento global "que deje atrás las emociones". Su anuncio pretende moderar el discurso mediambiental de Washington pero manteniendo el rechazo frontal al protocolo de Kioto, dirigido a reducir las emisiones de gases contaminantes.
La iniciativa buscará integrar recursos científicos de EE UU, Latinoamérica, Europa y Japón, y financiar investigaciones para desarrollar tecnología que permita reducir la emisión de gases que causan el efecto invernadero, ha confirmado la Casa Blanca.
El informe del presidente estadounidense permitirá examinar "científicamente" y "sin dejarse arrastrar por la emoción", las causas del calentamiento global , según ha avanzado el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Andrew Card.
Bush quiere demostrar a la comunidad internacional, previo a su viaje, que no es un "troglodita" en asuntos ambientales, pero que sigue pensando que el proceso de Kioto, dirigido a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), "es defectuoso".
"El presidente va a proponer una solución basada en estudios científicos, que deje atrás las emociones y que sea responsable", ha dicho hoy el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Andrew Card, en declaraciones a la cadena de televisión Fox.
El tratado de Kioto, que nunca fue ratificado por EE UU ni otras naciones industrializadas, compromete a 168 países a reducir las emisiones de CO2 y otros gases que causan el efecto invernadero, y que aumentan el calentamiento del planeta.
Bush anunció a principios de año su oposición a la ratificación del tratado de Kioto, pues considera que esa reglamentación representaría un fuerte golpe a la economía de Estados Unidos.
También se retractó de una promesa electoral dirigida a reglamentar las emisiones de CO2 en las plantas de generación de electricidad.
El vicepresidente Richard Cheney cree que imponer límites en las emisiones de dióxido de carbono provocaría que las generadoras de electricidad dependan del gas natural, aumenten el costo de la energía excesivamente y surja una crisis como la de California.
Pero, otros miembros del gobierno de Bush, como la directora de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Christine Todd Whitman, y el secretario de Estado, Colin Powell, favorecen suavizar la postura de EE UU en torno al tratado de Kioto.
Según el diario The Washington Post, ambos funcionarios creen que EE UU puede acercarse a Europa en este asunto si accede a reducir "a largo plazo" las emisiones de gases que causan el efecto invernadero.
Informe científico que corrobora el calentamiento global
Un informe de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU indica que la actividad humana ha colaborado con el calentamiento global, ha admitido el jefe de Gabinete de la Casa Blanca.
"Pero aún hay mucha incertidumbre sobre las consecuencias del calentamiento del planeta y lo que se puede hacer para revertir el proceso", ha dicho Andrew Card, al indicar que la propuesta de Bush va dirigida a explorar diversas soluciones.
"No hay pruebas concluyentes", ha insistido Card, al indicar que las críticas de Europa al Gobierno de Bush "están más guiadas por la emoción que por la prueba científica".
Card ha indicado que una de las graves contradicciones del tratado de Kioto es que no se aplicaría a China, "que es el segundo país emisor de dióxido de carbono".
Los senadores Robert Byrd, demócrata por Virginia Occidental, y Ted Stevens, republicano por Alaska, han sugerido destinar 5.000 millones de dólares a nueva tecnología que permita reducir el calentamiento global.
El Gobierno de Bush cree que eso se puede hacer con menos dinero y que ese será uno de los objetivos de la propuesta que dará a conocer el presidente antes de viajar a Europa, como parte de una gira que comenzará en España e incluirá una cumbre con Rusia.
Bush dirá esta semana a los europeos que EE UU participará de las conversaciones sobre la aplicación del tratado de Kioto que se efectuarán el mes próximo en Bonn, Alemania, y que darán continuidad a las fracasadas discusiones del pasado año en La Haya.
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