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El Gobierno británico inicia una campaña para frenar la caída del turismo rural por la fiebre aftosa

El Gobierno británico, con su primer ministro, Tony Blair, a la cabeza, se ha trasladado literalmente al campo para demostrar que, pese a la crisis de la fiebre aftosa, el Reino Unido sigue abierto al turismo.

Blair visita hoy la campiña de Yorkshire, al norte de Inglaterra, para respaldar la industria turística que, según cifras oficiales, pierde a la semana unos 400 millones de dólares por la epidemia de fiebre aftosa. El turismo rural le supone al país cada año unos ingresos de 3,5 billones de pesetas.

Por su parte, el viceprimer ministro, John Prescott, ha viajado al condado de Norfolk, en el este de Inglaterra, para dar un paseo en barco por la costa y luego visitar la zona de Shropshire, al oeste del país. Y es que la consigna oficial del Gobierno para sus altos cargos, con la mente puesta en las elecciones generales de junio, ha sido que se olviden de los destinos exóticos para sus vacaciones de Semana Santa y se dediquen a recorrer el país para dar ejemplo.

El Estado se va a gastar casi 1.800 millones de pesetas en una campaña para decirle a los turistas extranjeros, sobre todo de Estados Unidos, que el Reino Unido no está en cuarentena. Este plan de promoción contará además con el apoyo del actor Hugh Grant para promocionar Inglaterra, y con el de Sean Connery para vender Escocia.

En caso de continuar la crisis, se calcula que la industria turística habrá perdido para el próximo septiembre casi 1,5 billones de pesetas. El Gobierno ha anunciado hoy un fondo de casi 36.000 millones de dólares para préstamos al sector turístico.

Son ya 1.062 los casos del mal confirmados en el país, mientras que se han sacrificado 764.000 cabezas de ganado y otros 440.000 animales están marcados para morir. Veterinarios de España, EE UU, Francia, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Suiza, Finlandia, Alemania, Holanda, Dinamarca y Suecia luchan por controlar la enfermedad, con la ayuda de 1.750 soldados británicos, dedicados a tareas de sacrificio.

Los científicos del Gobierno creen que la crisis parece remitir pero han puntualizado que es necesario mantener las medidas para erradicar la enfermedad.Según los expertos, es vital que se sigan sacrificando animales dentro de las primeras 24 horas después de que se declare la existencia de fiebre aftosa en una granja y 48 horas después en las explotaciones agrícolas vecinas.

Aunque no supone un riesgo para la salud pública, la glosopeda (nombre médico de la fiebre aftosa) causa ulceraciones alrededor de los morros y las pezuñas de los animales, y, aunque no produce su muerte, sí los debilita porque dejan de ganar peso y de producir leche.

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