Un patrón que dura 60 años
¿Han marcado los 50 el estilo de las últimas seis décadas? Una nueva muestra en París indaga en ese periodo clave que ha convertido la moda en lo que es hoy.
Tal vez fuera durante los 50 cuando la moda francesa se convirtió en lo que sigue siendo hoy: un espectáculo sediento de novedad permanente y una auténtica industria susceptible de sacar al país de la depresión. Durante la posguerra, fue incluso el tercer sector en volumen de exportaciones. Puede que nada hubiera sucedido sin Dior y su primera colección de alta costura, rebautizada como New Look y objeto de un éxito comercial sin precedentes. Presentada en 1947, estaba formada por vestidos que «suavizaban las espaldas, realzaban el pecho y afinaban la cintura bajo faldas en forma de campana», explica Alexandra Bosc, comisaria de la muestra Los años 50: La moda en Francia 1947-1957, que acoge el Palais Galliera de París.
1955-1957. Vestido de tarde Bergère, de Louis Féraud, en algodón con estampado toile de jouy.
Fr. Cochennec et E.Emo / Galliera / Roger-Viollet
Reinaron Dior y Balenciaga, mientras Chanel volvía para sentar cátedra sobre el armario femenino y Schiaparelli se retiraba tras sus últimos suspiros. Pero también despuntaron nombres como Lagerfeld, Saint Laurent y Courrèges, que tan determinantes serían en la década posterior. «Los 50 suponen el canto del cisne de la elegancia de la alta costura, antes de la democratización que impuso el prêt-à-porter. Desde entonces, han sido un arquetipo que los modistos revisitan repetidamente», cuenta el director del museo, Olivier Saillard, citando a Jacobs o Alber Elbaz.
1996. Kate Moss, de Mugler, que reconstruye la silueta clásica con patrones más exagerados, que hablan de poder.
WWD
Pero la elegancia de la década también escondía una feminidad regresiva. Cuando los soldados volvieron del frente, las mujeres tuvieron que regresar a los fogones, tras el espejismo de liberación experimentado durante la guerra. La moda colaboró en esta empresa por embellecer el statu quo. Las francesas la abrazaron sin que les rechinaran los dientes. «Se trataba de cerrar el periodo negro de la ocupación, asociado a las faldas cortas, los zapatos gruesos y las espaldas marcadas», afirma Bosc. Bettina, gran modelo de la década, explicó años más tarde cómo tenía que aguantar la respiración para cerrar su cremallera y adquirir la cintura de avispa que pregonaba Dior. «No estábamos gordas, pero la moda de la época nos quería más delgadas», dijo. Definitivamente, todo debió de empezar en los años 50.
2010. La serie Mad Men (2007) se convirtió en el referente unánime de la pasarela. En la foto, Lara Stone con un look de Louis Vuitton.
Giovanni Giannoni / WWD
2009. «La falda lápiz es un básico que permite mil interpretaciones», dice Alber Elbaz, director creativo de Lanvin.
Giovanni Giannoni / WWD
2014. «Se puede ser sexy sin mostrar las piernas», dice Rousteing (Balmain), que recupera el largo por debajo de la rodilla.
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