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¿Quién es Coco Schwab y por qué Bowie le dejó una herencia de dos millones?

La secretaria del artista se convirtió en su mejor amiga, presunta amante y salvavidas en su peor etapa de excesos y drogas. Hablamos con Paul Trynka, biógrafo del músico, para entender su figura.

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Vía Tumblr / Michael White
Clara Ferrero

“Cuando necesitaba resucitar mi alma la llamé / Cuando estaba rompiéndome en pedazos, grité de dolor / Su mano suave me sujetó / Me invadió un amor verdadero […] No me defraudó. Ella nunca me defraudó”.

Escuchando la letra de Never Let Me Down, uno de los temas del álbum homónimo de David Bowie, no es difícil percatarse de que la canción habla de una mujer clave en su existencia, un salvavidas que le rescató del naufragio y que estuvo a su lado cuando más la necesitaba. El disco, decimoséptimo en la carrera de la desaparecida leyenda, fue lanzado en abril del 87, siete años después de la separación de su primera mujer, Angela Barnett, y cinco años antes de casarse con la segunda, la supermodelo Iman. Más allá de una cuestión de fechas, sabemos que el mensaje no iba dedicado a ninguno de los dos grandes amores de su vida. Corinne ‘Coco’ Schwab, su secretaria, fue quien inspiró uno de los temas más personales de su discografía.

La figura de Coco, fundamental para entender la historia de Bowie, ha pasado bastante desapercibida para el gran público. Al menos hasta la fecha. Hace un par de días, la noticia del reparto de la fortuna del cantante, estimada en unos 100 millones de dólares, puso el foco mediático en su asistente personal, esa mujer a la que Ziggy Stardust había decidido dejar dos millones de dólares en herencia. El motivo de que su nombre figure junto al de su mujer o sus hijos, principales beneficiarios de su testamento (la que fuera niñera de su primogénito también recibió un millón), tiene más que ver con la deferencia que se tiene con un buen amigo que con la generosidad de un jefe agradecido. Schwab fue mucho más que su secretaria, su asistente o su manager. Permaneció a su lado durante 43 años, se convirtió en su mejor amiga y le salvó del oscuro abismo de las drogas cuando el artista tuvo serios problemas con la cocaína en los setenta. “En esencia, entregó toda su vida por él. Ella era en muchos sentidos su última compañera intelectual y Bowie nunca tuvo que cuestionar su devoción a la causa”, explica a S Moda Paul Trynka, biógrafo de Bowie y autor de Starman, obra calificada por la revista Rolling Stone como «el retrato más completo y convincente de la vida de Bowie».

Bowie y Schwab en los 80.
Bowie y Schwab en los 80.Vía Tumblr Bowie Pills

Schwab empezó a trabajar para la agencia que representaba a Bowie en 1973. Seis meses después, el músico la fichó como asistente personal convirtiéndose en su principal compañía durante uno de sus tours por América. El documental Cracked Actor (Alan Yentob, 1974) muestra a la joven viajando junto al cantante por Los Ángeles y numerosas fotografías de la época y de las siguientes décadas prueban su cada vez más estrecha relación: Bowie y Schwab en una fiesta, Bowie y Schwab durante un viaje a Japón, Bowie y Schwab celebrando un cumpleaños o compartiendo plano con Iggy Pop y el resto de la pandilla que rodeaba al músico. Cuentan que su íntima amistad llegó a despertar los celos de Angela Barnett, esposa de Bowie en aquel momento, y que incluso años después la modelo y actriz la culparía de haber roto su matrimonio. Sin embargo, su relación, más allá de lo estrictamente profesional, nunca llegó a ponerse etiquetas. Hubo algunos, como la periodista Lesley Ann Jones, que afirmaron que habían sido amantes durante algún tiempo. Otros, compararon su relación con la de una madre y un hijo, afirmando que Bowie había encontrado en ella una especie de referente maternal. “Aquellos que los conocieron bien dicen que ella estuvo enamorada de él, pero eso fue solo una parte de su relación. Schwab es una mujer muy inteligente y cosmopolita que se ocupaba de todo aquello que él no quería hacer y le protegía de la prensa o de los fans enloquecidos. Fue vital para ayudarle a controlar su propia carrera”, nos cuenta el biógrafo del artista.

Pero más allá de dirigir su relación con la prensa y de acompañarle a todas partes, siempre en segundo plano y con un atuendo bastante más discreto que el del resto del séquito que seguía al artista, Schwab fue una pieza clave en los momentos más oscuros de Bowie. Ella fue quien le salvó del desenfreno que vivía en Los Ángeles, en una época en la que su palidez y delgadez extremas, causadas por un consumo descontrolado de cocaína, parecía que iban a acabar con él en cualquier momento. “Decir que Bowie fue un adicto a las drogas es una visión simplista. Lo que está claro es que ella le apoyó desde un punto de vista maternal, le ayudó a planear su traslado a Berlín, posiblemente encontró su nuevo apartamento en Schöneberg y le alejó de los traficantes de drogas. Sin embargo, fue el autocontrol de Bowie el que le ayudó a darle una patada a la cocaína, sobre todo, durante las noches”, afirma Trynka. Esta etapa de la carrera del músico, conocida como trilogía berlinesa (entre 1976 y 1978), marcó su distanciamiento del rock más canónico y le sirvió para renovar su discurso musical y relajar sus excesos. En aquella época, Schwab se convirtió en la persona más importante de la vida de la estrella, como él mismo llegaría a afirmar. “Mi estilo de vida en esos años fue bastante loco y tuve un auténtico colapso. Coco fue la persona que me dijo que me estaba convirtiendo en un idiota y me hizo salir de aquello”, confesó Bowie.

Arriba, la leyenda y su asistente posando en los 80. Abajo, juntos en un viaje a Japón.
Arriba, la leyenda y su asistente posando en los 80. Abajo, juntos en un viaje a Japón.Vía Tumblr Hang him on my wall / Masayoshi Sukita

En Coco el artista encontró la luz y el equilibrio personal, pero también la mejor consejera profesional. “Fue ella quien permitió a Bowie tomar el control de su carrera. Coco, Bowie y su primer manager, Pat Gibbons, supervisaron todo. Después, Bill Zysblat se hizo cargo de la gestión empresarial. No sé si ella fue especialmente influyente en su relación con la prensa o en su forma de relacionarse con la moda, pero es cierto que controlaba quién accedía a él y todo lo que le rodeaba”. Su trabajo diario junto al artista era mucho menos metódico que el de una simple asistente y dependía mucho de la época (hubo periodos en los que ella estuvo viviendo en California), pero algunos la han definido como el teléfono móvil de un artista que se negó a tener uno. “Lo mejor es pensar en ella como una barrera y un conducto, entre David y todo lo demás”, insiste Trynka, uno de los mayores expertos en la figura del genio.

Tan significativa fue la relación entre Bowie y su gran confidente que, muchos amigos del músico, mostraron a Coco sus condolencias tras conocerse la noticia de su muerte (ella, por cierto, fue una de las pocas personas que conocían la enfermedad con la que el cantante lidiaba desde hacía varios meses) y le dieron las gracias públicamente por el “inquebrantable amor que siempre mostró por él”. Bowie, además de dejarle en herencia dos millones de dólares, quiso mostrar por última vez su confianza en ella nombrándola tutora legal de su hija Alexandria en caso de que su madre Iman fallezca antes de que la joven alcance la mayoría de edad. La prueba irrefutable de lo que esta mujer significó para un hombre que pasará a la historia como uno de los mayores referentes artísticos, estéticos e incluso sexuales del siglo XX. Porque en palabras de Trynka, gran parte de todo esto se lo debe a la mujer que le ayudó a superar los momentos más oscuros. A aquella que estaba allí “cuando todo el mundo le había fallado o cuando tropezaba o se dejaba llevar por la locura de las juergas y de las drogas. A la única persona con la que siempre podía contar”.

Coco Schwab, David Bowie, Iggy Pop y amigos (1975).
Coco Schwab, David Bowie, Iggy Pop y amigos (1975).Vía Tumblr Bowie PIlls
David Bowie junto a su asistente Coco Schwab en Londres (2002).
David Bowie junto a su asistente Coco Schwab en Londres (2002).Getty

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Sobre la firma

Clara Ferrero
Es redactora en S Moda, revista en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera. También es cocreadora de 'Un Podcast de Moda', el primer podcast en castellano especializado en la temática. Es licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, y especialista en Comunicación de Moda por la Universidad Complutense.

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