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Todo lo que sé de sexo lo aprendí de Beyoncé

Siete meses después del lanzamiento de su último disco, analizamos todas las referencias sexuales que se esconden en sus letras.

cover beyonce
H&M

En diciembre de 2013, Beyoncé sorprendía al mundo lanzando su disco (enterito y con todos sus videoclips) sin previo aviso y en iTunes. La clásica 'Beyonzada'. Lo típico que revolucionas el mundo de la música para siempre así como quien no quiere la cosa.

Pero la bendita idea de Bey no solo ha dado que hablar a nivel musical. Su disco, que vendió casi un millón de copias en tres días, ha provocado numerosos debates por su espíritu feminista y por ser la primera vez en mucho tiempo que una artista pop habla de sexo de una manera tan abierta, explícita y extremadamente femenina.

De hecho, escuchando atentamente el disco, una se da cuenta de que en realidad lo que nos ofrece Beyoncé es todo un manual de prácticas sexuales para mujeres liberadas y extremadamente sexies.

Hoy vamos a analizar una por una todas las referencias sexuales del disco en busca de lecciones que nos enseñen a ser toda una Bey en la cama. Si no aprendemos nada, al menos habremos cotilleado en la supuesta vida sexual de la diva y tendremos material de fantasías por lo menos hasta que saque un nuevo disco.

1. Los culos se sientan en las caras.

Hasta tres veces hace Beyoncé referencia al acto de sentar su culo en la cara de su chico. Se me ocurren varias cosas que se pueden practicar en esta posición, pero ¡cuidado!, mucho ojo con las proporciones. Ella puede sentar su culo de dimensiones estratosféricas en la cara de Jay Z porque tela también la carota que tiene su marido. Por favor, evitad ahogar a vuestro amante con las nalgas. That’s sooo not Beyoncé.

2. El 'skittle' bueno es el rosa.

Lo que se lleva es el cunnilingus. Y si no te apasiona, querido hombre, ya puedes ir cogiéndole el gusto porque es lo que te espera. Todas sabemos que cierto sector masculino está algo despistado en lo que a esta práctica se refiere. Por suerte, ‘Yoncé nos da las claves para una correcta ejecución en Blow:

Can you eat my skittles It's the sweetest in the middle

Pink is the flavor

Solve the riddle

I'm a lean back

Don't worry it's nothing major

Make sure you clean that

It's the only way to get

the Flavor

Puedes comer mi skittle

En el medio es más dulce

Rosa es el sabor

Resuelve el acertijo

Voy a echarme hacia atrás

No te preocupes, no es grave

Asegúrate de limpiar eso

Es la única manera de sacarle el sabor

Gracias, Beyoncé. Finísimas metáforas.

3. El dinero no da el orgasmo, pero ayuda.

Si algo he aprendido del disco de Beyoncé y sus correspondientes vídeos es que una de las claves para sentirse sensual las 24 horas del día es tener un par de mansiones victorianas, varias docenas de conjuntos lenceros de no menos de 2.000 euros cada uno, sábanas Louis Vuitton, un buen director de fotografía y, sobre todo, una limusina.

La limusina es IM-PRES-CIN-DI-BLE para dar un extra de morbo a ese momento en que le practicas una felación a tu hombre de camino a una fiesta llena de celebrities. (Lo normal, vamos). Por un lado, tal y como explica en Partition, la limusina ofrece el espacio suficiente para ponerte de rodillas (os reto a que probéis a hacer esto en un Ford Ka y me contéis). Y, además, te permite decir eso de “driver, roll up the partition”, que es una cosa que automáticamente te hace sentir muy diva, muy poderosa y muy a tope con todo.

Sí, también podéis intentar hacer guarrerías en un bus, pero no os recomendaría que interactuaseis con el señor conductor. No me preguntéis por qué lo sé, pero no provoca el mismo efecto.

Con lo cual, hoy hemos aprendido que unos pocos de millones de dólares no harán daño a nuestra vida sexual. Gracias, Bey, eh. GRACIAS.

4. La seguridad en una misma es clave.

Sentarse en las caras está bien, pero la lección más valiosa que hemos aprendido del disco de Beyoncé es que lo verdaderamente importante para disfrutar en la cama es sentirnos cómodas en nuestra propia piel. Lo sé, es fácil decir esto cuando eres Beyoncé, pero la diva también tiene sus malos días y ahí la tienes, repitiéndose este mantra una y otra vez.

Encontramos referencias a la confianza en una misma en Jealous (“I look damn good, I ain’t lost it”), Drunk in love (“No complaints from my body”), Rocket (“I’m proud of all this bass”, “I’m so confortable in my skin”) y en toda la letra de Flawless.

5. 'Surfboart is the new misionero'.

Esto es lo que Beyoncé hace cuando llega a casa borracha de amor en Drunk in love. Nada más que añadir.

6. La hidratación es clave.

Puedes beber watermelon, liquor o lo que te apetezca. El caso es estar hidratada, porque Beyoncé no para de ingerir líquidos de todo tipo durante el disco. Paradójicamente, no se le ocurre beber el fluido que vuestras asquerosas cabezas están pensando porque en ese momento prefiere, tal y como explica en Partition, que le hagan “un Mónica Lewinski” en el vestido.

El caso es que cada vez que bebe, Beyoncé acaba tirada por alguna parte (bañeras, suelos de cocinas, etc.) sobeteando o siendo sobeteada por su daddy. Ok, Bey. A riesgo de sufrir graves lesiones hepáticas, intentaremos seguir tu ejemplo.

7. Ponerse motes: imprescindible.

Personalmente, uno de los disgustos más grandes que tuve al escuchar por primera vez el disco fue darme cuenta de que mi pareja no me llama por ningún mote picarón. No me dice 'melocotoncito' mientras nos ponemos a tono. Ni 'mami'. Ni un triste 'nena'. Quizás por eso no rindo en la cama como Beyoncé en el escenario, maldita sea. Así que, ya lo sabéis, forzad la máquina y obligad a vuestras parejas a encontraros un mote sexy.

8. Enamorados sabe mejor.

Es cierto, el álbum de Beyoncé es un canto a la sexualidad y al hedonismo sin complejos, pero también es una celebración del amor, de la pareja y de la conexión sexual que se crea cuando dos personas se aman.

Aquí, la romántica que escribe cree con total convencimiento que el sexo es mejor cuando hay amor. Y, aunque esto es discutible, lo cierto es que el enamoramiento crea una electricidad especial difícil de imitar.

Beyoncé lo sabe y lo explica de maravilla en canciones como Superpower o Rocket, la canción más sexual y, al mismo tiempo, romántica del disco. A mí vale pero, ¿vais a llevarle la contraria a la diva de Houston?

Y hasta aquí el manual de prácticas sexuales de Beyoncé. Y vosotras, ¿qué otras lecciones habéis extraído del disco del siglo?

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