El mundo al revés de Tatiana Almagro
En su casa, las reglas no son las acostumbradas. Impulsora de Magnolia Antic, un espacio de moda, arte y objetos, le gusta vestir con un camisón de seda vintage y dormir con una camisa de esmoquin. ¿Dónde está escrito que deba hacer lo contrario?
Lo sorprendente, las rarezas, las piezas únicas y la historia que suelen arrastrar todos los objetos peculiares es el acicate para que Tatiana decida hacerse con un óleo, un jarrón, una pamela o un camisón de los años 20. Así ha sido siempre. Cuando era muy joven le incitaba un impulso personal y ahora, desde que inauguró en Barcelona su espacio de moda, arte y objetos Magnolia Antic, le estimula una visión profesional. Una de sus últimas incorporaciones ha sido la colección de moda diseñada por Vanesa Lorenzo. «La calidad de los tejidos y el detalle con el que cuida todas las prendas me convencieron desde el principio», explica.
Con el tiempo, a su talento natural para descubrir, ha incorporado una manera de mirar que le permite reconocer lo especial entre lo ordinario. «Educar la mirada es la clave». De madre mexicana y padre cordobés, confiesa haber heredado de su madre «el gusto por los colores» y de su padre «la querencia por lo árabe y el recuerdo de ir a la mezquita mil veces cuando era niña». Pero Tatiana Almagro nació en Madrid, donde vivió hasta que conoció a Diego, su marido. «Estudié Marketing y Publicidad en la Cámara de Comercio de Madrid», recuerda. «Al finalizar no sabía bien qué quería hacer. En realidad, lo que me apetecía era viajar, tuve la oportunidad de entrar en Iberia y trabajé como azafata durante 10 años». Ella aprovechaba los viajes para visitar anticuarios, escaparse a sitios prohibidos y comprar objetos extraños, antiguos, cosas que habían envejecido y mantenían el alma. «Un trapo, una pamela, una cerámica. Vivía con mis padres y tenía la casa llena de piezas». La pareja se encontró «en pleno vuelo» y se estableció en Barcelona, donde él vivía. «Cuando conocí a Diego, yo buscaba un piso en Chueca para independizarme. En lugar de comprarlo allí, lo hice en la zona del Borne barcelonés. Nunca llegué a habitarlo porque enseguida nos fuimos a vivir juntos», añade.
Tienen tres niñas: Catalina, de Etiopía; Valentina, hija biológica de la pareja, e Isabela, de la India. Los cinco disfrutan del barrio más multicultural de la ciudad, el Gótico. «Hay paquistaníes, chinos, africanos y muchos europeos. Aquí la calle nos conecta con el mundo y esa conexión es una necesidad», explica Tatiana. Su casa es una planta principal con vistas al antiguo Mercado del Borne. Toño Foraster, del estudio de arquitectura AV62, fue el autor de la reforma, planteada en dos fases: amplios espacios polivalentes, circulación fluida, suelo de cemento pulido y carpintería de madera como elemento funcional y decorativo. La segunda fase incorporará, más adelante, el piso contiguo, que es un espejo del suyo.
Magnolia Antic se inauguró en 2009 y desde entonces no ha dejado de aparecer en las guías más cool como un lugar que no se puede dejar de visitar al pisar Barcelona. La gente joven y los blogueros lo recomiendan a menudo. «Es un espacio hecho a mi medida. No es un anticuario, pero hay piezas antiguas. No es una boutique vintage o de moda, pero encuentras una pamela de los años 40 en perfecto estado o una prenda actual que hemos reproducido. No es una tienda de artesanía, pero tenemos en exclusiva la cerámica de María Antonia Carrió. Tampoco es una galería de arte, pero puedes encontrar desde un premio de fotografía a un óleo de un artista contemporáneo».
La casa respira ese mismo espíritu en el que se entremezclan arte, objetos y moda de distintas épocas. «Los vestidos, los zapatos o los sombreros que me gustan los cuelgo como elemento decorativo, igual que hago en Magnolia», afirma. De procedencias muy diversas, la pasión y el respeto que siente por todo ese mundo hacen que donde vaya le abran armarios con verdaderas joyas. «En Barcelona, al ser una ciudad cosmopolita y muy en contacto con París, quedan baúles de la burguesía llenos de tesoros. Uno de los momentos más gratificantes de mi trabajo es cuando alguien me enseña el ajuar de la familia. A veces veo piezas tan especiales que recomiendo no venderlas. Es bonito que se las queden; otras, saben que estarán expuestas como merecen y que quien las compre valorará que se lleva algo excepcional».
Alrededor de la mesa del comedor, sillas de distinta procedencia. La vajilla está hecha a mano por la ceramista Mª Antonia Carrió.
Pere Peris
La cocina está abierta al comedor y a la sala. En primer término, lámpara opalina envuelta en tul. Abajo, talla del siglo XVIII.
Pere Peris
Las camas con dosel de las niñas son un diseño de Tatiana. Sobre la mesilla, maniquí del XVIII.
Pere Peris
En el dormitorio principal, bolso saco de cuero hecho a mano en exclusiva para Magnolia por un guarnicionero de Sevilla. Sobre el cabezal, óleo del artista catalán Arquer Buigas.
Pere Peris
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