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Clara Janés: “Me quedé sorprendida de que me saliera a mis setenta y tantos un libro erótico”

La poetisa, traductora y académica publica Kamasutra para dormir a un espectro, ilustrado por Sistiaga. “Había pensado que esta vez habría una mujer directora de la RAE, pero no se quiso presentar”, afirma.

clara janes
Ana Fernández Abad

Fue una niña atípica. “Tenía una vida que no era la común de mis compañeras. De verdad vivía sin vivir en mí, porque siendo muy rebelde, tenía prohibido estar en la calle, salir a jugar con otras, estaba encerrada en un jardín. Yo vivía sin vivir en mí, pero me inventaba mi vida ya. Tenía una hermana, unos primos que venían los domingos, pero me sentí enormemente identificada con este versito a los 6 años”. Así recuerda la poetisa –dice que le gusta más que la llamen poetisa que poeta– Clara Janés (Barcelona, 1940) su primer contacto con la obra Santa Teresa de Jesús. Esa casa con jardín, donde cultivaba plantas y por las noches se escabullía hasta la azotea para mirar las estrellas, estaba en Pedralbes. Su biblioteca era inmensa –su padre era el editor Josep Janés– y siempre sonaba música –su madre, Ester Nadal, tocaba el clavicémbalo cada tarde y los domingos reunía a amigos músicos como Federico Mompou–.

“Yo tengo recuerdos con menos de 1 año oyendo una música en una habitación oscura. Y pensando: ‘La vida es como esta música, que cruza la oscuridad. Cuando sea mayor y pueda hablar lo diré…’”. Empezó a escribir a los 18. Dice que sintió “un rapto, la melodía del verso”, al escuchar “al profesor Blecua leyendo San Juan de la Cruz en la universidad”. El ritmo la llevó a la poesía y surgió su primer libro, Las estrellas vencidas (1964), gracias a Gerardo Diego. “Hay una gran proximidad entre erotismo y misticismo”, recalca ahora, cuando publica Kamasutra para dormir a un espectro (Siruela), donde sus versos están acompañados por las ilustraciones tan explícitas como evocadoras del artista vasco José Antonio Sistiaga.

Dos de las obras del artista José Antonio Sistiaga que ilustran los poemas de Clara Janés.
Dos de las obras del artista José Antonio Sistiaga que ilustran los poemas de Clara Janés.Cortesía de José Antonio Sistiaga

¿Por qué decidió escribir un libro de poesía erótica a los 78 años?

Me quedé sorprendida de que me saliera así por las buenas a mis setenta y tantos un libro erótico. Es algo que ya me pasó cuando hice el anterior, Ψ o El jardín de las delicias (2014). Pensé: “Esto lo tendré que esconder”. Pero un amigo me dijo: “Oye, se va a acabar el plazo del premio de la Universidad de León, seguro que tienes poemas, ¿por qué no los presentas?”. Gané, se publicó y ahí rompí el hielo. Luego me dije a mí misma: “Bueno, pues qué importa, el erotismo no tiene edad, puedo seguir escribiendo poesía erótica”. Y eso he hecho. Conocía los dibujos de Sistiaga, y quería hacer algo parecido en poesía. A él le entusiasmó la idea. Fue una sincronía.

¿Es un tipo de poesía que las mujeres han cultivado especialmente y que hay que reivindicar? Usted ha estudiado a Safo, a las místicas.

Yo no he pensado nunca en una reivindicación, pero sí, claro, el hecho de escribirlo ya tiene algo que ver con el hecho de ser mujer. La primera vez que abordé el tema fue en Eros (1981). Pensé que si iba a escribir un libro sobre el amor, necesitaría también una parte erótica. Y ya luego me metí en las antiguas literaturas, donde siempre hay una diosa del amor, una diosa erótica. Empecé a estudiar e hice Creciente fértil (1989), que es todo un libro erótico y está vinculado con el tema de las diosas de la fertilidad, que es un tema femenino.

¿La poesía en tiempos de internet cobra relevancia? Hay poetas jóvenes como Elvira Sastre que tienen mucha repercusión en las redes sociales.

Probablemente, probablemente. Yo no me meto en eso, porque tengo los ojos demasiado cansados.

Tengo los ojos demasiado cansados para leer poesía en las redes sociales

En su ensayo Guardar la casa y cerrar la boca (2015), rescató la biografía de grandes mujeres olvidadas. ¿Hay que abordar la historia desde una perspectiva de género, como están haciendo ahora muchos autores?

Se puede hacer esto como se pueden hacer mil cosas. No creo que sea una necesidad, pero bueno, es una moda. Y está bien, por qué no.

¿Debería ser algo más que una moda?

No, las cosas tienen que estar todas integradas, unas con otras, y ocupar cada una supuesto. Lo va teniendo ya.

¿La mejor forma de integrar es normalizar? Cuenta que en su discurso de ingreso en la RAE se saltó una norma no escrita que desconocía al no vestir de negro, sino de rojo y negro. Sin pretenderlo, cambió lo establecido.

La naturalidad es lo más importante, y no sucumbir a cosas que en parte están impuestas como cortinas de humo para que no se vean otras más importantes.

¿Se debería hablar más de cultura y menos de política?

Hablar, esta es la cuestión. Hablar y cómo se habla. Eso son cosas muy complicadas. Hoy tenemos mucha información, pero no sabemos si es la información auténtica, y uno de los problemas que se han establecido, del que se ha hablado tanto, es la posverdad.

Fue la décima mujer en llegar a la Academia, en 2015. ¿Para cuando una directora?

Había pensado que esta vez sería, pero no se quiso presentar. Por lo tanto, para cuándo no se puede saber.

¿Le hubiera gustado estar en la comisión (formada por dos académicos y dos académicas) que prepara el informe sobre el uso de lenguaje inclusivo en la Constitución encargado por el Gobierno a la RAE? 

No, a mí las cosas que me preocupan son tan difíciles que no me quiero perder en estas, en las cuales no tengo la fuerza para imponerme. Yo soy muy hamletiana, siempre estoy en la duda. ¿Tengo yo razón o no la tengo? No lo sé. Pero en cambio, sí quiero estar estudiando, por ejemplo, el pensamiento de Einstein, en lo que estoy ahora. Prefiero centrarme en esto.

Dice que no se debería diferenciar entre ciencias y letras en la educación. Para usted un físico es tanta referencia como un poeta. 

Habría que seguir ciencias y letras juntas más tiempo, aunque no sé cómo va ahora. En mi momento fue justo cuando se empezó a diferenciar, ya en quinto y sexto de Bachillerato tenías que hacer o ciencias o letras. Yo hubiera querido hacer ciencias pero tenía que trabajar con mi padre en la editorial. De niña quería ser astrónomo, botánico, eran las cosas que a mí me apasionaban.

Hoy tenemos mucha información, pero no sabemos si es la auténtica

También le apasiona estar rodeada de mujeres creadoras: fue amiga de Rosa Chacel y María Zambrano, se escribe con la premio Cervantes Ida Vitale…

Es algo que se ha producido, no ha sido que yo lo haya buscado. Conocí a Rosa Chacel en un aeropuerto y empezamos a hablar de la existencia de Dios, ahí en el aeropuerto. Fue un azar. Con María Zambrano igual. Surgió. Estoy segura de que de noche preparaba lo que iba a hablar con la persona que había citado. Y era una lección magistral. Con Ida Vitale, esto ya es el colmo de los colmos. Hice un libro que se llama Huellas sobre una corteza (2005), que empiezo con un verso suyo. Al poco de publicarse contactó conmigo, y así nos empezamos a escribir.

¿Los buscadores, la información inmediata, pueden acabar con la intelectualidad?

No lo creo. Hoy justamente leía que ha bajado la lectura por internet. Es que al final te das cuenta de que son muchas informaciones pero te dispersan. Y hay que estar recogido para seguir fomentando el conocimiento y que tu intelecto vaya creciendo. Hay que ir a las bases, y hay que ir sobre todo a ti mismo. Desarrollar la capacidad de no dispersarte. Y meterte en internet comporta en gran parte mucha dispersión.

¿La cultura debe meterse en política?

Todo está metido en política, de un modo u otro. Quieras o no, la política está ahí. Lo que pasa es que hay muchas maneras. No tienes por qué hacer una poesía combativa, pero estás dentro de un universo en el que en realidad la política está alrededor todo el rato. No puedes prescindir de ella, creo yo.

En 2018, la mayoría de los premios nacionales relacionados con las letras, y el Cervantes, reconocieron la obra de mujeres, y usted mereció en 1997 el Premio Nacional de Traducción a toda una obra.

Nunca hay que pensar en que te van a dar o no te van a dar un premio. Esto me parece un planteamiento absurdo. El premio viene o no viene, sabemos cómo está todo, cómo están de manipulados los jurados. Es azar. Lo importante es que uno haga la obra bien hecha. Y ya está. Eso no es un añadido.

No es algo que se busque.

Por mi parte, desde luego, no.

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Sobre la firma

Ana Fernández Abad
La editora de estilo de vida de S MODA está especializada en temas culturales y personajes de actualidad. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra y ha escrito en medios como Diario 16, El Comercio o Descubrir el Arte.

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