Alex Kapranos, líder de Franz Ferdinand: «La industria de la música viste sosa»

Suena un par de veces la señal del teléfono. Suficiente para que del auricular emane la voz, lanosa y grave, de Alex Kapranos (Almondsbury, 1972), el líder de Franz Ferdinand. Nadie diría que al otro lado del aparato está un icono generacional: «La gente espera que detrás de la creación de un disco haya un plan, pero no es muy diferente a comer, beber o caminar. Son las cosas que haces porque es lo que eres, simplemente es lo que los músicos hacen». En marzo de 2013, los escoceses editaron su cuarto y último álbum de estudio, Right Thoughts, Right Words, Right Action. Desde entonces han estado defendiendo sus temas en directo en una gira que los trae ahora al BBK Live de Bilbao (10 de julio) y al 101 Sun Festival de Málaga (el día 11).

Franz Ferdinand es ahora cabeza de cartel, lo que ha supuesto una larga evolución desde sus inicios. ¿Qué ha aprendido del mundo de la música en estos años?

De adolescente escuchaba punk rock, odiaba al mundo y pensaba que todos los que formaban parte del negocio eran villanos, gente con ganas de pisotear tu creatividad. He conocido a un par de personas así, pero es poco frecuente. La industria está llena de gente buena que ama la música. Ellos han hecho que cambie mi percepción; pienso diferente a cuando tenía 16 y quería acabar con el establishment.

Eso puede sonar a que se ha acomodado.

No es eso. Lo que he dicho es que en la industria de la música hay gente apasionada por lo que hace y que eso me agrada. Acomodado es lo peor que se le puede llamar a un artista.

Pero ahora, como estrella del pop, se habrá tenido que amoldar a ciertas exigencias. Por ejemplo, ¿cuida más (o de forma diferente) su imagen?

Desde siempre, cuando salgo al escenario, me gusta vestir de forma llamativa, siempre lo he hecho, desde que era niño, pero no sé si esto tiene mucho que ver con la moda. Incluso, creo que es más antimoda, porque lo que buscas es ir en contra de lo que dicta la industria. En la moda, como en la música, es muy raro dar con algo excepcional, que te haga decir: «Es increíble»… Hasta que llega alguien como Hedi Slimane. La mayoría de la industria viste sosa, es lo que se espera de ellos y nada más.

Además de músico, ha sido crítico gastronómico en The Guardian. ¿Es la cocina su principal afición?

Empecé con la columna hace unos años, porque quería salir de mi rutina, pero ya no lo hago. Ahora estoy con la fotografía. Las dos cosas me conducen a lo mismo: a recordar los sitios en los que he estado. Siempre he querido viajar y experimentar el mundo.

En breve volverán a pisar escenarios españoles. ¿Qué le aporta nuestro público?

Mucha vida, mucha energía. Espero que todo sea un poco loco, que la gente haga ruido y que nos lo transmita.

Cuando toca en festivales, ¿le queda tiempo para ver a otros grupos?

A veces, pero es como trabajar en una tienda de chucherías: no puedes comerlas todo el rato.