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Kate Winslet y la polémica de su barriga o la enésima prueba de una autoestima irrompible

La actriz se opuso a que retocasen digitalmente su cuerpo en ‘Mare of Easttown’, actitud que viene siendo una constante en toda su carrera.

Kate Winslet en el Festival de Toronto en 2017.
Kate Winslet en el Festival de Toronto en 2017.Rich Fury (Getty Images)
Paloma Rando

Cuando Kate Winslet recibió el póster promocional de Mare of Easttown, lo mandó dos veces de vuelta porque le pareció que estaba demasiado retocado. “Vamos, chicos, sé cuántas patas de gallo tengo”. De la misma manera, tras ver junto con Craig Zobel, el director de la serie de HBO, la escena de sexo que mantiene con Guy Pearce, respondió con un “no te atrevas” a la intención de aquel de retocar digitalmente su barriga, una barriga que este año también luce esplendorosa en las secuencias de sexo junto a Saoirse Ronan en Ammonite, su anterior estreno. Así se lo contó a The New York Times en una entrevista esta semana.

La comparación entre los actores y los personajes que interpretan es una tentación facilona, pero Mare, además de tener el físico de Kate, tiene su dignidad. Ella se la ha prestado. Uno de los objetivos de la actriz en la serie, en cuya producción ejecutiva debuta, era precisamente dotar de dignidad a un entorno y unos personajes, que como explicó en el podcast The Watch, al que acudió para hablar del episodio final, son «muy parecidos» a aquellos en los que se crio.

Cuando empezó su carrera, como su padre y sus abuelos maternos eran actores, muchos creían que venía de una familia acomodada —en el Reino Unido esto es más que común en el gremio—. “Por eso y porque hablaba bien. Pero yo nací en una familia de clase obrera en Regents Park”, le confesó a la periodista Samira Ahmed. Su padre siempre tuvo que simultanear sus trabajos como actor con otros empleos que permitieran a la familia llegar a fin de mes —cartero, chófer, jardinero—. Kate heredó de él no solo su vocación, sino su carácter práctico: “Sabía las vicisitudes a las que me iba a enfrentar, que eran las mismas por las que había pasado él, así que me recuerdo a mí misma pensando con 14 años ‘tengo que buscar un trabajo decente, de media jornada, para mantenerme y luego poder dedicarme a lo que me gusta”. “He crecido rodeada de gente que no creía que el mundo le debiera nada”, sentenció.

Winslet recuerda bien cuánto cobró —60 libras (unos 70 euros al cambio actual)— por su debut interpretativo, en un anuncio en el que participó a los 12 años, y lo recuerda porque le pareció una cantidad desmesurada. Después llegaron varios trabajos televisivos. Su primer papel, a los 15 años, se lo debe a Russell T. Davies, que también se estrenaba como creador, en una serie de ciencia ficción llamada Dark season. Al cine llegó de la mano de Peter Jackson en Criaturas celestiales. Después de aquello fue la única vez que tuvo un trabajo normal, en una charcutería en Londres. Luego nunca más lo necesitó.

Durante el rodaje de ‘Collateral’, en 2016.
Durante el rodaje de ‘Collateral’, en 2016.Alessio Botticelli (GC Images)

Tras el boom de Titanic, la actriz perdió el anonimato, la obligación de hacer castings —nunca más tuvo que presentarse a uno— y la seguridad en sí misma. El acoso que recibió por parte de los medios de comunicación fue, en sus propias palabras, “diabólico, vergonzoso, dañino”. “Recuerdo sentirme tremendamente acosada por la prensa, hostigada de una manera horrenda. Me llamaban “weighty Katie” (Katie la pesada), especulaban con qué dietas hacía, cuánto pesaba… Ahora ha cambiado drásticamente, pero cuando pienso en cuando tenía 18, 19, 20, 21 años… Tu cuerpo cambia tanto entonces, ni siquiera te has asentado en la mujer que vas a ser. Es una época sensible y vulnerable”, contó a Marc Maron, conductor del podcast WTF a principios de este año.

Empeñarse hoy en enseñar su cuerpo es mucho más que un capricho de actriz. Y reírse de la obsesión de las intérpretes con su físico, la prueba de su carácter. En Contagio, la película por la que, por motivos obvios, más le han preguntado en este último año, su personaje moría y su cuerpo terminaba en una fosa común envuelto en un plástico semitransparente bien precintado alrededor de ella. “Cada vez que terminábamos una toma de esa secuencia, guiñaba el ojo y bromeaba con mis compañeros: ‘¿Se me ve el culo gordo envuelta en este plástico? ¿Parezco delgada?”. Siete años antes se había interpretado a sí misma en Extras, donde aprovechó para burlarse de la obsesión de los actores por ganar un Oscar. Ella hacía de sí misma interpretando a una monja en la II Guerra Mundial porque creía que las películas del Holocausto dan Oscars… tres años antes de ganar su primera y única estatuilla por El lector, donde interpretaba a una oficial de las SS analfabeta.

Al contrario que Mare, Winslet es capaz de reírse y de llorar. Y no tiene ningún problema para reconocerlo. Llora en la reciente entrevista de The New York Times recordando el final de su personaje en la serie, como lloró cuando terminó de rodar Olvídate de mí y era incapaz de poner en práctica el imperativo del título de la película con Clementine, su personaje favorito de los que ha interpretado. Mis hijos me decían: “Mamá, ¿eres tonta? No es real”, ha contado riéndose. Porque también se ríe de sus propios dramas.

Kate Winslet podría haberse vuelto cínica, descreída, o haber optado por el camino de tantos triunfadores: creer que no le deben nada a nadie y que por tanto no han de tener ningún compromiso con los demás. Pero ella ha contado que aprendió de los mejores, no solo interpretativamente —siempre menciona a Alan Rickman y a Emma Thompson como sus grandes mentores—. De ellos aprendió no solo las herramientas del oficio, sino su manera de tratar al equipo y a sus compañeros. Por eso, y tal vez recordando el rodaje de Criaturas celestiales, como productora ejecutiva de Mare of Easttown decidió quedarse en el set reducido en el que la actriz que interpretaba a su hija se enrollaba con su novia. “Solo había dos cámaras, dos hombres. Dos caballeros, sí, pero ellas son jóvenes y estaban inseguras”. Kate Winslet no es solo sus circunstancias ni lo que ha hecho con ellas, sino cómo ha asumido que su poder sirve para hacerle la vida más fácil a otros, como los que vinieron antes se la hicieron a ella.

“Me gustan sus heridas y sus cicatrices, su culpa y sus defectos y el hecho de que no tiene interruptor, no tiene botón de apagado”, ha dicho de Mare, sorprendida del éxito de la serie. “Ella solo sabe que tiene que seguir”. Cómo no va a querer Winslet mostrar sus patas de gallo.

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Sobre la firma

Paloma Rando
Redactora, columnista y guionista de televisión. Empezó a trabajar en el medio en 2006, en el departamento de vestuario de diferentes series, y dio el salto a guion en 2012. Su último trabajo emitido es 'Señoras del (h)AMPA'. Ha desarrollado series para Alea Media, Shine Iberia, Secuoya, Zeta studios y Suma content, entre otras productoras.
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