El regreso de la marca Davidelfin sin David: legado, nuevo estilo y nuevas musas
Tras el fallecimiento del creador, el fotógrafo Gorka Postigo ha decidido mantener viva su herencia. “Fue bastante adelantado a su época. Merece que se revisite su obra”, afirma.
Visionario, adelantado a su tiempo, actual. Quienes conocieron al diseñador David Delfín recalcan la vigencia de su obra cuando están a punto de cumplirse dos años de su muerte. La caducidad de sus creaciones se antoja lejana en un momento en el que la moda unisex monopoliza el debate y las firmas se comprometen con causas políticas y sociales. Él lo hizo primero. Así lo recuerda Gorka Postigo, prestigioso fotógrafo y pieza estratégica en el nuevo devenir de la enseña Davidelfin. Él, junto a sus hermanos Diego y Déborah, forma parte de la sociedad familiar que dio vida a la empresa y, desde hace casi un año, capitanea su resurrección.
«David fue una figura emblemática en la historia de la moda española, pero somos muy conscientes de que la marca sin él no es ni puede ser lo mismo», asegura Postigo, acomodado en el salón de su apartamento en el madrileño barrio de Chueca. Decenas de desnudos firmados por Juergen Teller le observan desde las paredes. Pensando y reposando las palabras, el que un día también fuera pareja del creador, explica las bases de esta nueva vida de la etiqueta: «Aunque intentamos que exista una continuidad con su iconografía y sus obsesiones, estamos tratando de hacer un proyecto más comercial y conectado con la calle».
Acompañado por viejos conocidos (la mano derecha de Delfín, Sara Cerro, sigue trabajando en la marca, de la que también forma parte el estilista Nono Vázquez), Postigo decidió, «a pesar de la tragedia», seguir escribiendo la historia de una de las firmas más estimulantes del panorama nacional. Aún no han nombrado un nuevo director creativo, pero no descartan hacerlo en el futuro. Por el momento, las colecciones están formadas por nuevas versiones de las creaciones del malagueño, aunque ya han incluido algunas prendas diseñadas desde cero y pequeños cambios como el logo que acaban de estrenar. El objetivo es llegar a todos los públicos.
Prueba de ello son las sudaderas, los vaqueros con logo, la camisería de grandes proporciones o las prendas con mensaje. Llama especial atención una que reza «Everyone is an artist» («Todo el mundo es un artista»), referencia al polifacético creador alemán Joseph Beuys, que inspiró a un joven David Delfín a pintar con rotulador sus eslóganes en las camisetas militares que conseguía en El Rastro. La nueva colección de la firma para el próximo invierno, presentada hace unas semanas en Madrid, es fiel al legado de su creador sin perder de vista los códigos streetwear que dominan la moda a nivel global y despiertan el interés del consumidor joven. Lejos de apostar por la fórmula del desfile o la tienda física como antaño, Postigo encuentra en las redes sociales y el comercio online sus principales aliados. «Antes el desfile era el momento álgido y culminante, ahora Internet nos permite contar la historia de otro modo y llegar a las nuevas generaciones», concede.
En plena dictadura del like y del marketing ligado al número de seguidores, Postigo se niega a acatar algunas reglas. «No creemos en la filosofía de regalar nuestras prendas a influencers con mogollón de followers para que las promocionen», asegura. Tampoco esperen volver a ver a Belén Esteban, protagonista de numerosos titulares cuando David Delfín la invitó a uno de sus desfiles en 2014, vinculada a la etiqueta. «No sé qué hacía ahí. A David se le cruzó un momento pop a lo Andy Warhol con Telecinco y creo que se hizo un lío. Nunca me sentí identificado con ese movimiento», confiesa Postigo entre la risa y la incredulidad que le produce el recuerdo.
Sus acólitos están en las antípodas de la «princesa del pueblo». La actriz Bárbara Lennie, pareja de Diego Postigo y unida a la etiqueta de un modo emocional –porque «es muy importante para gente que quiero muchísimo»–, o los modelos Oscar Kindelan y Alba Galocha –que dieron sus primeros pasos en la industria junto al diseñador– apoyan este segundo capítulo posando en estas páginas. Tampoco falta Dora Postigo, hija mayor de Bimba Bosé, amiga y socia del diseñador, que falleció meses antes, también víctima de un cáncer.
La joven, rebautizada en redes sociales como Dora Salvatore, adoptando el apellido materno, ha heredado de su madre el papel de musa en esta etapa. A sus 14 años, Dora compagina sus estudios con el lanzamiento de su primer disco, del que ya ha visto la luz el sencillo Saving Star, y hace sus pinitos en la moda posando en las campañas de la firma capitaneada por su tío. Recién llegada de clase para participar como modelo en este reportaje, parece ganar en edad y soltura cuando cambia el uniforme escolar por un mono de inspiración militar. «Es muy joven todavía para definirla como musa, pero inevitablemente lo es. Además, nos da ideas y nos anima a cambiar las siluetas. A ella le encanta llevar todo oversize, que le quede gigante», explica Postigo.
Su hermano, el cineasta Diego Postigo, padre de las niñas y exmarido de Bimba Bosé, asiente desde el sofá contiguo: «Se han criado viendo todo el proceso. Bimba desfiló embarazada de Dora en Cuerpo Extraño y de June en Síndrome de Diógenes». Sintiéndose interpelada, la pequeña June, de siete años de edad, suelta un segundo los lápices con los que lleva un rato dibujando rostros femeninos para aclarar que, en una ocasión, llegó a desfilar junto a su hermana Dora (lo hicieron en Gran Canaria Moda Cálida en 2015 para la línea infantil de Rosa La Cave, bajo la atenta mirada de su madre, que no perdía detalle desde la primera fila).
A pesar de que la nueva andadura de la firma se aleje de la polémica y emblemática imagen de Bimba Bosé con la cara tapada y vestido atado al cuello con una soga para centrarse en prendas más fáciles de digerir y vender, la marca no quiere renunciar a los valores sobre los que David Delfín levantó sus cimientos. «Fue bastante adelantado a su época. Su discurso no era prestado o tendencioso, realmente tenía una visión y un entendimiento de cosas que en su día no defendía tanta gente. Ahora hablamos de romper los códigos binarios o acabar con el patriarcado, temas que él ya tocó hace mucho. Utilizaba la pasarela como un espacio reivindicativo y, desde luego, merece que se revisite su obra», reclama Postigo.
Ese compromiso social implícito en su ADN tampoco queda olvidado ahora. El pasado curso, coincidiendo con la celebración del Orgullo Gay, lanzaron una camiseta cuyos beneficios fueron destinados al Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM). Este año pretenden repetir con una acción similar. «Cuando pensamos en continuar con la marca tuvimos claro que mantendríamos esa responsabilidad. Estamos en un momento social regresivo y me parece alucinante que se esté discutiendo, por ejemplo, si el feminismo es bueno o malo. Como individuos y como marca, no podemos mantenernos al margen». Uno de los primeros lemas que el diseñador estampó en un jersey resume muy bien la filosofía que ha regido y regirá la marca: «Davidelfin is for everyone» («Davidelfin es para todos») .
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