Cómo Nathy Peluso se ha convertido en el icono de estilo de la nueva generación Desigual

Cada campaña de Desigual genera una doble expectación. Si las colecciones de la firma de Barcelona son sinónimo de irreverencia y provocación –desde aquella primera iconic jacket realizada con retales de pantalones vaqueros, siempre hay algún diseño con capacidad de convertirse viral–, sus elecciones a la hora de narrar su historia siempre adelantan un cambio de paradigma en una industria reacia a ellos. Ocurrió con la modelo con vitíligo Winnie Harlow en la colección de otoño-invierno de 2014 y volvió a suceder con la modelo de setenta años Alicia Borrás, en un alegato por la moda más inclusiva y real que corona este otoño la mismísima Nathy Peluso.

Nunca antes el lema de Thomas Meyer (fundador de Desigual), «vestir personas, no cuerpos», había adquirido una dimensión tan literal. Porque por primera vez, firma y artista se desnudan para reivindicar a la mujer que da sentido y forma a sus prendas. Desigual lo hace desprendiéndose del color, con unas impactantes imágenes en blanco y negro a cargo de Txema Yeste. Y Nathy Peluso se despoja directamente de la ropa –porque solo Desigual podría presentar una colección sin recurrir prácticamente a ella–, en una celebración de lo esencial: la fuerza, la pasión, la confianza y la dignidad de la que hace alarde en sus conciertos, concentrada en cinco instantáneas con ese mismo espíritu.

La cantante solo comparte protagonismo con un bolso, una pieza con vocación de icono y diseño juguetón, que a veces hace de ropa interior improvisada. Se trata de un diseño en piel de la firma francesa Maitrepierre para Desigual, con la que lanzará una colaboración esta misma temporada. Disponible en blanco, negro y amarillo –hay prevista una versión mini en color blanco– su anatomía juega con la geometría para construir uno de los bolsos más originales y cómodos de la temporada.

«Ya no pido perdón ni permiso», entona Nathy Peluso en el vídeo de la campaña que encabeza esta pieza y que veremos pronto en la televisión. Un proyecto dirigido por Pau López (Manso), en dónde la cantante se mueve a sus anchas, entre luces y sombras, con gestos confiados e hipnóticos. Demostrando también por qué el catsuit, como ese diseño de escote vertiginoso que lleva en algunas escenas, es la prenda más sensual y favorecedora de la temporada.  «Soy mujer y amo mi condición, me encanta jugar con lo que me conforma, y valerme de toda mi naturaleza para hacer mi personaje. La feminidad, la fuerza y la seguridad que siento no pueden evitar estar a flor de piel», confesaba la artista en una entrevista en S MODA previa al lanzamiento de Calambre (2020). Una seguridad y confianza que solo ha ido en aumento y que describe al tipo de mujer a la que viste Desigual.

«Que sea nuestra embajadora nos permitirá conectar con una audiencia renovada, con mujeres que se identifican con ella, con los mensajes de sus canciones. Estamos convencidos de que ese público va a sentirse también atraído por nuestra nueva colección, repleta de ADN Desigual, con diseños que expresan la personalidad de quien decide llevarlos», apuntaba Thomas Meyer, para quién esta colaboración supone un punto de inflexión.

“Me enorgullece que mi gente se sienta identificada con lo que hago, que tomen rasgos de mi cultura y mensaje y los hagan suyos», le responde Peluso. No es la primera vez que ambos trabajan juntos. Su relación empezó en 2019 a raíz de Drive me to…, una serie de debates creativos dentro de la edición MBFWMadrid, en dónde trataban de esbozar qué nos esperaría ese año. Las cosas han cambiado mucho desde aquella fecha, no es necesario entrar en detalles, pero los valores que los unen y en los que han trabajo codo con codo para cocrear esta campaña, sigue intactos: «ser fiel a uno mismo, a una misma, sinceramente».