Las botas de montaña estilo Chiruca arrasan en el mundo del lujo
Tras el reinado de las zapatillas feístas llega el de las ‘chirucas’. El calzado antes reservado a montañeros ahora gobierna las pasarelas femeninas.
Primero fueron las Birkenstock, que pasaron de calzado casi ortopédico a complemento de lujo y a objeto de culto para diseñadores como Rick Owens o Proenza Schouler. Después llegaron las Crocs, que siguen siendo objeto de debate, pero que, gracias a Balenciaga y a Christopher Kane agotaron existencias hace dos años. Ahora estamos instalados en la proliferación de las ‘daddy sneakers’, esas zapatillas que ganan en modernidad cuanto más grandes y más aparatosas. Era cuestión de tiempo que le tocara el turno a las botas de montaña.
Una búsqueda rápida en Net a Porter arroja más de 150 modelos distintos de marcas tan dispares como la danesa Ganni (favorita de las influencers), Jacquemus o Jimmy Choo. Gucci y Miu Miu les añaden tacón y, por supuesto, Vetements y Off White, reformulan los modelos más clásicos.
Son precisamente estas dos firmas, cuyas propuestas siempre se convierten en prescriptoras, las que han propiciado que el calzado montañero sea este otoño una opción perfectamente combinable con cualquier prenda. Si hay algo que Demna Gvasaglia y Virgil Abloh manejan a la perfección es esa mezcla entre nostalgia, feísmo y comodidad que parece marcar la pauta de las tendencias desde hace un par de años.
Desde que en 2014, el entorno más exclusivo y elitista de la industria (La Alta Costura) y la marca de lujo más clásica (Chanel) decidieran calzar zapatillas deportivas a sus modelos, las pasarelas han primado la comodidad frente a la larga tradición de zapatos con tacón que las precede. Desde entonces la compra de stilettos cae en picado (un 8% este año, según la consultora NPD) y la de zapatos planos sube como la espuma.
Pero el confort no es para nada sinónimo de aburrimiento. La moda es fiel reflejo de su tiempo. Y una de las cuestiones más candentes en la agenda social tiene que ver con el género. Caminamos hacia un futuro unisex (como demuestran celebridades jóvenes, de Billie Eilish a Harry Styles pasando por Ezra Miller) y la fluidez indumentaria casi siempre empieza por el calzado. No suele haber distinciones entre unas zapatillas o unas botas de montaña para mujer o para hombre.
La nostalgia hace el resto: en una sociedad marcada por el revival y el remake cultural, la moda también mira atrás para modernizar el presente. Ha vuelto la burguesía afrancesada de los setenta de la mano de Celine, el grunge (si es que alguna vez se fue) con Marine serre o Eckhaus Latta y el auge de la moda urbana ha resucitado marcas olvidadas como MCM o Fila.
Era, entonces, cuestión de tiempo que la marca nacional de botas de montaña por excelencia, Chiruca, saliera de los círculos deportivos ( y de la estética neohippie) para empezar a masificarse. Según reportaba el portal económico Modaes, la firma ha aumentado su facutración un 8% y está ampliando su presencia en distintos países. Su repunte es similar al que sufrió hace un año Patagonia en Estados Unidos. La marca, especializada en prendas de montaña, ha duplicado sus ventas en el últimos cinco años.
La colección de este otoño de Chanel incluye botas planas de pelo al estilo montañero. Como pasó con las deportivas, es la particular forma de la casa francesa de poner la guinda a una tendencia más que consolidada. Se cierra el círculo.
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