¿Y si Meryl Streep todavía no ha interpretado el mejor papel de su carrera?

La baronesa perdida en África, la inmigrante polaca que guarda un terrible secreto, esa ama de casa solitaria en un entorno rural o aquella implacable editora de una revista de moda. En lo referido a las mejores interpretaciones de Meryl Streep, como con las canciones de The Beatles o las croquetas de jamón –es decir, las grandes cosas de la vida–, cada uno tiene su preferida. La de Nueva Jersey, que celebra este 2017 cuatro décadas en la profesión desde que debutara con un pequeño papel en Julia, es de las pocas que pueden permitirse el lujo de inspirar ránkings basados solo en su trabajo. Imposible de encasillar y con un prestigio a prueba de polémicas, además de contar con múltiples Globos de Oro (9) y Óscar (3), también ostenta el récord de nominaciones para cualquier intérprete en sendos premios, con 30 y 20 respectivamente. Con estos números, ¿es posible que la actriz más laureada del cine contemporáneo no haya interpretado aún su rol más inolvidable? Según las primeras críticas de su última película, acompañada de otros dos tótems delante (Tom Hanks) y detrás de la cámara (Steven Spielberg), lo mejor está por llegar. La leyenda sigue llenando páginas.

“Sublime”, “Su mejor interpretación en años”, “Lo que hace con cada línea de diálogo, gesto y movimiento es, incluso para sus estándares, asombroso”, “Streep todavía consigue subir otra marcha. Es la mejor actriz de la historia de Hollywood”. Estas cuatro valoraciones son solo las primeras reacciones de los primeros y afortunados críticos norteamericanos que pudieron ver un primer pase de Los archivos del Pentágono (The Post). Esta abrumadora ovación ha sido refrendada unos días más tarde por la Junta Nacional de la Crítica norteamericana, con el galardón de mejor actriz protagonista del año, convirtiéndola así en una de las rivales más fuertes para levantar una estatuilla este domingo 4 de marzo en el Dolby Theatre. Saoirse Ronan (Lady Bird), Frances McDormand (Tres anuncios en las afueras), Margot Robbie (I, Tonya) y Emma Stone (La batalla de los sexos) también están en la pelea. En su contra juega el hecho de que otro reciente ejemplo del género periodístico, Spotlight, fuera nombrada mejor película en 2016.

De conseguirlo Streep empataría con Katherine Hepburn como la artista con más premios Óscar de la historia, con cuatro. Volvería a recibir el aplauso unánime de su profesión, como ya lo hiciera en la pasada edición de los Globos de Oro y que pasará a la posteridad por el polémico tuit en el que el presidente Donald Trump la calificaba de “sobrevalorada”. En Los archivos del Pentágono (18 de enero en España) se pone en la piel de la editora de The Washington Post en 1971, Katharine Graham, durante los días en los que periódico decidió publicar información confidencial del Departamento de Defensa sobre la Guerra de Vietnam. Graham, una de las mujeres más influyentes del siglo XX, soportó las múltiples presiones gubernamentales que amenazaban con cerrar el diario y defendió la publicación de unos archivos que terminarían con la revelación del caso Watergate y la posterior dimisión del mismísimo presidente Nixon.

Si actualmente el mundo del periodismo sigue siendo un mundo mayoritariamente masculino, la anomalía de que Graham estuviera durante tres décadas liderando un periódico que multiplicó por veinte sus beneficios en aquel tiempo da una buena pista sobre la talla de del personaje, que falleció en 2001 a los 84 años. Una temática basada en un hecho histórico pero extrapolable al momento actual que Streep y Anna Wintour, editora de Vogue y amiga personal de Graham, repasaron en una entrevista con la cabecera. “La película habla sobre lo difícil que es levantarse. Y eso es aplicable a este tiempo en el que la verdad es tan amorfa y difícil de concretar. Es duro arriesgarlo todo para contar la verdad”, afirmó la actriz. Graham es un icono de la libertad de expresión y del feminismo que tiene la oportunidad de trascender en una audiencia internacional y masiva gracias al inminente filme de Spielberg. Y si la interpretación de Meryl Streep zanja para siempre el debate cinéfilo sobre su mejor actuación, siempre nos quedarán The Beatles y las croquetas. Ahí sí que la correspondencia se antoja lejana.