Los años setenta ya son elegantes
Nieves Álvarez nos muestra la tendencia de la nueva temporada.
Vuelven los años 70 de la mano de Frida Giannini al frente de Gucci. Una década eminentemente femenina –1975 fue declarado el Año de la Mujer– que, por primera vez, veía cómo ellas se afirmaban como sujeto y no como objeto, gracias a la revolución sexual de la década anterior. Y curiosamente vuelven también en un momento de recesión. Entonces el mundo se tambaleaba con la crisis del petróleo, que afectó de manera global por primera vez. Y siempre que existe un impasse económico vuelve la nostalgia; siguiendo la copla de Manrique, «cualquier tiempo pasado fue mejor». El eterno retorno en la moda es cosa de cada día, pero hay reinterpretaciones soberbias, y la de Giannini es una de ellas. En el backstage, la diseñadora declaró que la colección estaba inspirada en la decadente Anjelica Huston de Bob Richardson, fotografiada para Vogue Italia en 1972, consecuencia, sin duda, del estreno de la cinta Cabaret. Viendo el desfile de Gucci es fácil asociarlo al descaro de Sally Bowles (Liza Minnelli) y la sofisticación de Natalia Landauer (Marisa Berenson).
Pantalón de See by Chloé (c. p. v.). suéter y cinturón, ambos de Filippa K (c. p. v.); zapatos, cartera y collar, todo de Marni (c. p. v.); reloj de Tissot (275 €).
Quentin de Briey
Una revisión magistral. El remake de los años 30, pasado por el filtro estético de los 70, una década saturada de evocaciones glamurosas, marca un retorno a lo tradicional: americanas de líneas masculinas, abrigos de corte militar, satinadas blusas con lazo, faldas con insinuantes aberturas. Pero hay más. Imposible ver la colección y no pensar en uno de los maestros de la época, Yves Saint Laurent. El estallido de color, la sofisticación de las prendas y el aplomo de las modelos –prohibido sonreír– son un homenaje tácito, y quizás inconsciente, al gran creador que sorprendió al mundo con sus polémicas colecciones 1940 (1971) y Ópera-Ballets Rusos (1976), imponiendo el estilo retro en la primera –inspirada en su extravagante amiga Paloma Picasso, que se vestía en el Mercado de las Pulgas– y una orgía de colores y materias en la segunda –dedicada a Poiret y los ballets rusos–.
Anjelica Huston (1973) y Farrah Fawcett (1976) fueron las más imitadas de una década saturada de pieles exóticas.
Getty Images
La pasarela revisita hoy el exotismo de aquellas pieles y el estallido de color para ofrecer una imagen femenina, muy alejada de la tigresa sexy, en beneficio de una mujer vestida con faldas por debajo de la rodilla y amplios pantalones, que subrayan su poder. No por nada en los años 70 Saint Laurent de nuevo consagró el pantalón como prenda femenina, después de que Chanel lo propusiera a principios de siglo. Y Bianca Jagger incluso se casó llevando unos en 1971.
Armas de mujer. Acatar el legado de Saint Laurent por parte de Giannini es sabio, puesto que, además, ella es mujer. Una manera de reconciliarse después del fracaso Ford. Mujeres que por la noche podrían haber frecuentado la excesiva Studio 54 con esos vaporosos trajes de noche dignos del mejor Halston, pero que por el día asumen su responsabilidad en su puesto de trabajo. Porque estas mujeres, soberbias y poderosas, son también descendientes directas del fotógrafo Helmut Newton, otro adorador de Anjelica Huston. Tocadas con sombreros fedoras y ocultas bajo gafas de sol, las mujeres Gucci de esta temporada calzan bota alta para marcar el paso al ritmo del poder de la seducción.
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