Listos para estrenar, más asequibles y a la venta ‘online’: ¿se acerca el fin de los vestidos de novia a medida?
La crisis sanitaria ha acelerado una demanda que ya es una realidad fuera de nuestras fronteras: cada vez más novias prefieren elegir diseños prêt-à-porter con los que ahorrar tiempo y dinero. Firmas como Inés Martín Alcalde, L’Arca o Laura Viera responden lanzando colecciones rápidas y fáciles.
El pasado julio la diseñadora Inés Martín Alcalde, reconocida por sus delicados vestidos de novia a medida, lanzaba su primera colección nupcial prêt-à-porter. Hace escasas fechas, Nina Balmes, al frente de la firma L’Arca Barcelona, hacía lo propio poniendo a disposición de las futuras novias nueve propuestas que pueden adquirirse online a partir de los 590 euros. Próximamente será Laura Viera, especialista en novias sencillas y diferentes, quien facilitará la tarea de hacerse con uno de sus diseños a través de su web. Estos tres ejemplos no hacen sino confirmar la tendencia: cada vez son más las novias que demandan vestidos ya hechos y las firmas que hasta ahora limitaban su rango de acción a la creación desde cero están dispuestas a adaptarse a las nuevas necesidades. Los motivos detrás del cambio son varios, desde la comodidad de probarse un diseño ya terminado al ahorro de presupuesto, pero sin duda la crisis sanitaria, que en 2020 ha obligado a 17.000 parejas a posponer su enlace, ha acelerado en nuestro país lo que en Londres, Nueva York o Italia ya era una realidad.
“España es de los pocos países donde las novias siguen solicitando vestidos a medida. Fuera prefieren comprarlo ya hecho”, confirma a S Moda Inés Martín Alcalde. Aunque su especialidad son las creaciones únicas y confía en que no se pierda el interés por vivir la experiencia de llevar un vestido distinto al de todas las demás, reconoce que cada vez las clientas son más prácticas y que la reducción de aforo y formato de las celebraciones poscoronavirus ha disparado la demanda de vestidos prêt-à-porter. “Ya había pensado alguna vez en lanzar una colección así, pero fue a raíz de la crisis sanitaria cuando me decidí. Muchas novias me decían que querían casarse con uno de mis diseños, pero al tener que apostar por una celebración pequeña no se veían llevando un vestidazo ni gastándose tanto dinero”. La solución fue crear una propuesta de nueve opciones, que van desde los 850 a los 2000 euros, y se realizan bajo pedido. Aunque es posible probárselos en su taller de la madrileña Claudio Coello también los ha vendido a distancia en lugares como Singapur, Nueva York, Londres, Francia, Italia, Australia o Portugal. “Enviamos un vídeo explicativo de cómo deben medirse y es muy fácil. Al final se elaboran adaptados a cada cuerpo, así que podríamos decir que son semimedida”, explica.
El método es similar para hacerse con uno de los vestidos de L’Arca Barcelona disponibles en su web. Inspirándose en los diseños nupciales lucidos por iconos como Carolyne Bessete, Ava Gardner o Lolita Jacobs, la diseñadora Nina Balmes responde así a las necesidades de las novias del presente y del futuro. “Ya habíamos notado que la idea del vestido de novia como pieza única para llevar en una sola ocasión iba perdiendo fuerza, pero los meses de confinamiento aceleraron el proceso. La cancelación de celebraciones o su postergación ha favorecido el interés por piezas más sencillas”, cuenta. Sus diseños, confeccionados bajo pedido en su taller, admiten pequeñas personalizaciones como el tono de blanco o la longitud de la manga, pero de cara a cambios sustanciales Balmes remite a su servicio de atelier.
Tal y como recogía The Financial Times en un artículo titulado Is this the end for the traditional wedding dress? (¿Es este el fin del vestido de novia tradicional?), cada vez son más las novias que buscan alternativas a los diseños clásicos eligiendo incluso aquellos que no fueron concebidos para dar el ‘sí, quiero’. Lily Allen, que se casó con un vestido corto de la colección primavera-verano de Dior comprado horas antes de la boda, ejemplifica una tendencia a la que se aferran novias mucho menos conocidas de todo el mundo. Con las tiendas cerradas los meses de confinamiento, muchas decidieron comprar su vestido online eligiendo diseños blancos de firmas ajenas al sector nupcial. Entre abril y julio de este año, la directora de compras de Matches Fashion, Natalie Kingham, no daba abasto para satisfacer la demanda. El más vendido fue un diseño de Emilia Wickstead con gran lazada en la espalda, pero también despacharon creaciones tan minimalistas como las de Galvan o Michael Lo Sordo.
En España firmas como la gallega Nonne, que abrió sus puertas una semana antes del confinamiento, ofrece la opción de transformar sus vestidos de invitada en color blanco para aquellas novias que han pospuesto la fiesta, pero siguen adelante con la ceremonia civil. Además tienen una colección nupcial que rechaza los estereotipos apostando por tejidos poco usuales en el sector como el lino seda o siluetas con alergia al efecto princesa que beben de los años 40. «Llevo diez años en la industria y noto que la tendencia va hacia los vestidos con tejidos lisos, que dan importancia al patrón. Los encajes que tanto hemos visto estos años van a pasar a un segundo plano», explica su alma máter, Noela Rivera.
Confiar en los diseños que sientan bien y apelan a la sencillez sin dejar de ser muy especiales es también la filosofía de Laura Viera, que prepara el lanzamiento de su tienda online. Si bien venderlos a través de Internet era uno de sus objetivos desde el nacimiento de su marca es ahora cuando ha notado un aumento de la demanda. Aunque reconoce que en España aún cuesta elegir un vestido de novia confiando en la pantalla porque «nuestra cultura está muy arraigada en hacer partícipe de todo el proceso a nuestros padres, hermanos y amigos», son muchas las clientas internacionales que llegan a su marca a través de Instagram interesadas en comprar sus creaciones. «En países extensos como Estados Unidos o Australia, donde los talleres o tiendas están concentrados en determinadas ciudades, están acostumbradas a comprarlo online porque el desplazamiento supone tiempo y dinero». Lo que sí comparten con las novias nacionales es la búsqueda de la practicidad. «Creo que se debe a que ahora entienden más de moda en general y saben bien lo que les favorece. Quieren adaptar su vestido de novia a su vestimenta habitual y para eso prefieren probarse algo ya hecho y ver si responde a su estilo», explica Laura Jiménez, al frente de la etiqueta.
En España la oferta prêt-à-porter nupcial fuera del circuito habitual –Rosa Clará o Pronovias copan el mercado– se ha disparado los últimos tiempos. Además del reciente surgimiento de las citadas colecciones de autor ready to wear, etiquetas como Whitealice, de la diseñadora Alicia Rueda, Colour Nude, Bouret, Victoria o Pamambi son algunas opciones nacionales en las que pueden encontrarse vestidos ya hechos a precios razonables. Algunas de ellas nacieron como firmas de invitada que han ido ampliando su oferta con opciones nupciales. Es el caso de la sevillana Cherubina, cuya popularidad se disparó después de que la reina Letizia luciera uno de sus diseños, que además de vestir a novias en el sentido más clásico desde 2017, se ha estrenado recientemente con un formato perfecto para enlaces civiles a base de ocho modelos cortos a la venta online (a partir de los 320 euros). «En unos días lanzaremos también la colección de vestidos largos y por primera vez la venderemos también en la web debido a la situación y para dar servicio a nuestras clientas internacionales«, cuenta Ana García, diseñadora de la firma. «Las novias de este año nos piden mucho vestidos sencillos, con poca cola y velos cortos. En el fondo la pandemia creo que está haciendo que se recupere el verdadero sentido de casarse, que últimamente se estaba perdiendo un poco», añade.
La versatilidad también es requisito indispensable. “Cada vez son más las que se decantan por un conjunto de dos piezas que luego pueden llevar por separado o las que nos piden que tiñamos el vestido para convertirlo en una pieza de fiesta”, cuenta Nina Balmes. Inés Martín Alcalde lo confirma: “Nuestros best seller son el traje de chaqueta, que luego es muy fácil de volver a usar, y el vestido camisero de flecos. Muchas novias nos piden después que lo cortemos para volver a llevarlo, por ejemplo, en el bautizo de su primer hijo”. El éxito de las líneas nupciales de marcas como Reformation o Self-Portrait, donde es posible encontrar vestidos aparentes por menos de 500 euros, pone de manifiesto el auge de estas prendas versátiles y más asequibles a nivel global. No hay duda de que corren malos tiempos para las colas kilométricas cuajadas de encaje.
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