Guía definitiva para comprar vintage
Buscar un par de tallas más, acercarse a una ventana y otros trucos recomendados por los expertos.
Ojo con las tallas
Según un estudio de la revista The Economist la media de la talla 38 británica actualmente sirve a una mujer que en la década de los 70 llevaba una 42. Algo similar sucede en EEUU. La explicación es que el peso medio se ha incrementado con los años y las empresas textiles han estirado las tallas para que una mujer pueda llevar la misma durante toda su vida. Y así compre más. Es un dato que hay que tener en cuenta con las compras online de ropa usada. Afecta sobre todo a la ropa de mujer porque el tallaje es más arbitrario que el de la masculina.
“Intenta encontrar tu talla siempre” aconseja Charlotta Lind de la conocida tienda vintage madrileña Lotta “Los arreglos encarecen la prenda y no siempre queda como tú quieres. Pero como son prendas únicas puede que te encapriches de algo que no es tu talla. En ese caso no compres algo que sea más grande: por muy buena modista que tengas, no suele quedar bien. Hay que desplazar hombros, cadera… al final hay que deshacer toda la prenda. La única excepción puede ser las faldas ya que se mete la cintura, no la parte superior que es lo difícil. Pero que no sea una falda plisada”
Para Vicente Hernández, propietario de la institución ibicenca Ganesha la ropa demasiado justa puede tener solución: “Las cinturas suelen venir con pinzas, se deshacen para conseguir más amplitud. Las prendas victorianas (siempre suelo tener cinco o seis enaguas o piezas teatrales) suelen ser las más pequeñas porque en aquella época llevaban corsé.”
El vestido-camisón de Nicole Richie
Gtresonline
Usa tu imaginación
Las clientas de Ganesha, entre las que están Daphne Guinness, Kate Moss, Jade Jagger, Tatiana Santo Domingo, Julia Restoin Roitfeld o Margherita Missoni, siempre encuentran algún tesoro que Vicente trae de India, Francia o Argentina. Ya sean atuendos circenses, vestidos de lentejuelas de compañías de vodevil o ajuares. "Son especialmente populares los camisones antiguos de raso o seda en crudo o colores pastel: “Se los ponen de noche y algunas los llevan como vestidos de novia”.
Haz los deberes
“Quien sabe de historia de la moda compra como coleccionista” apunta Vicente. “Los más jóvenes en cambio se llevan cosas de los años ochenta y artículos de moda que se pueden poner en ese momento. Yo no sigo tendencias pero ellos miran lo que saca Dolce & Gabbana, por ejemplo y encuentran algo parecido. Todo lo de Hermés me lo quitan de las manos. Está tan bien hecho que es puro arte.”
Charlotta repasa la lista de lo más codiciado esta temporada: “Los jerséis y rebecas oversize de angora de los 80, los botines de piel con cordones, los vestidos cortos ligeramente entallados de los años 60, los turbantes y las faldas plisadas de los años 70”.
Antiguo, que no viejuno
Si buscas prendas usadas con apariencia contemporánea, hay que tener cautela con los estampados. Como señala Vicente, envejecen más rápido que las telas lisas: “Los estampados revelan perfectamente la edad de la edad de la prenda”.
Natalia Vodianova con uno de los vestidos de Fortuny de su colección
Getty
Mira con lupa
“Si una prenda está descosida en las costuras tiene fácil arreglo. Pero si el tejido mismo tiene roturas, no lo compres” recalca la dueña de Lotta. “Ojo con las manchas. La iluminación en muchas tiendas vintage no es muy buena. Pide poder salir a la calle con la prenda ¡no te cortes! En el caso de las chaquetas revisa bien el forro y los bolsillos. Pregunta si han lavado la prenda. Si quieres averiguar si algo es vintage (que no te vendan gato por liebre) fíjate en la etiqueta y en el acabado de la prenda. Suelen ser bordadas”
Vicente coincide en la importancia de la luz y el trabajo de la aguja: “No hay que comprar en sitios oscuros, donde no se puedan apreciar los detalles. Es importantísimo ver los puntos en la prenda: son como su corazón. Mira los pespuntes en el borde del forro y fíjate si son medios-anchos, es un signo que están cosidos a mano. Hay veces que arreglan cosas y las repasan a máquina: eso es como hacer un lifting sin buenos resultados.”
Mira bien lo que compras, preferiblemente en un rincón luminoso
Getty
Lava con conocimiento
“Las camisas y los vestidos sin forro de algodón o de poliéster se suelen poder lavar a máquina a 30º o 40º” explica Charlotta. “Son muy prácticos porque los sacas de la lavadora, los cuelgas (yo siempre cuelgo en perchas para que no pierdan la forma) y no requieren ningún tipo de planchado posterior. Las prendas de seda y lana que no tenga forro las puedes lavar a mano en agua fría, mientras que las de viscosa y todas aquellas que lleven forro hay que llevarlas a la tintorería. Si un vestido antiguo lleva apliques, hay que descoserlos antes de mandarlo al tinte. Lo mismo para los botones de los abrigos y las chaquetas anteriores a los años 70”.
Vicente prefiere hacer todo en casa: “Muchas tintorerías no se esmeran. Te cobran como si limpiaran en seco pero lo único que hacen es pasar vapor y quitar el polvo. Luego te dicen que no han conseguido eliminar las manchas. Son muy cucos. Es mejor hacerlo a mano, con jabones muy suaves y probando diferentes quitamanchas. El algodón suele responder muy bien. Una gotita de lejía blanquea y no quema. Estamos muy acostumbrados a comprar y tirar, pero hay que cuidar de la ropa. Cómprate algún libro que enseñe cómo hacerlo.”
Fíate de tu instinto
“Las prendas tienen su propio espíritu” valora Vicente. “No compraría nada que no me diese buenas vibraciones por muy buena condición en la que esté. Encontré un vestido de Chanel numerado muy bonito pero hecho polvo. Lo vendí a alguien que se lo quería poner así, con todos los agujeros y combinado con unas botas. Cualquier cosa puede ser una joya si está en las manos adecuadas”.
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