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Presión por la talla única y ropa grande siempre más cara: la moda tiene un problema y se llama gordofobia

Pese a que cada vez son más las firmas que apuestan por extender su tallaje, sus esfuerzos no resultan siempre suficientes y en ocasiones terminan por ahondar más en la herida.

La modelo Vanessa Romo posando para Nike.
La modelo Vanessa Romo posando para Nike.

La presión del tallaje único y los elevados precios de las marcas de tallas grandes son algunas de las causas por las que la industria de la moda tiene un claro problema de peso. ¿Su mejor dieta? Apostar por diseños que se adapten a diferentes siluetas o apostar por sistemas que permitan devolver prendas sin costes añadidos al variar nuestra talla.

Si alguna vez has entrado en una tienda de tallas únicas y al probarte alguno de sus diseños te has dado cuenta de que no encajas en lo que ellos consideran “el tallaje estándar”, es posible que hayas abandonado tu aventura de shopping con la autoestima abofeteada y una lágrima descendiendo por tu mejilla. Firmas como Brandy Melville se encargan de que este trauma fashionista se instaure en nuestras vidas desde una edad muy temprana, pues la firma italiana, cuyo público mayoritario son mujeres adolescentes o muy jóvenes, defiende un ropaje carente de tallas que, sin embargo, sí cuenta con una talla invisible que se encarga de excluir a las que superan unas medidas no pronunciadas en alto, pero audibles a la hora de pisar el probador. Las imágenes de su web y de sus redes sociales se encargan de dejar claro que las mujeres Brandy Melville son delgadas, por lo que esa talla única que supuestamente favorece a todas solo encaja en el armario de una tipología concreta.

Pese a que cada vez son más las firmas que apuestan por extender su tallaje, sus esfuerzos no resultan siempre suficientes y en ocasiones terminan por ahondar más en la herida. Una carta de la bloguera Corissa Enneking a Forever21 se hizo viral al explicar cómo una tarde de compras con su amiga se convirtió en una experiencia totalmente diferente para ella, cuya talla no se encuentra cerca de la 38. “Vuestra tienda está iluminada de forma bonita, con luces blancas y suelos brillantes con detalles blancos y dorados. Hay accesorios en las paredes y se pueden encontrar pequeños tesoros en cada rincón. Entonces, ¿por qué el diminuto espacio en el que mostráis los diseños de tallas grandes está pobremente iluminado con luces amarillentas, carece de espejos y no tiene accesorios?”, escribía la bloguera. No es la única que piensa que buscar tallas grandes en las cadenas low cost es una actividad complicada. “Hay poquísimas marcas que hagan tallas de todo tipo, porque por ejemplo Violeta de Mango hace tallas grandes que son pequeñas. Con H&M ocurre lo mismo. Mi talla es la 56, pero si voy a H&M, donde la talla máxima que hacen es la 48, me ocurre como Violeta de Mango: en realidad es una talla muy pequeña comparada con la que pueden hacer por ejemplo Kiabi o una tienda de tallas grandes cuyo tallaje parta de la 44”, explica a S Moda la actriz Itziar Castro, que señala que a las firmas no les es rentable diseñar a partir de cierta talla. “Hablé con una conocida diseñadora de moda que hace diseños holgados para saber por qué no ampliaba el tallaje, y me dijo que no le saldría a cuenta”, confiesa.

Pero, ¿por qué pese a presentar el mercado plus size grandes oportunidades de negocio, las marcas están actuando con dolorosa lentitud para abrazar un mercado de más de 20 billones de euros? La industria siempre alega que los gastos son superiores al exigir mayor cantidad de tela, modelos de fitting extra, diferentes patrones y una mayor inversión. Sin embargo, como señala Fiona Deffenbacher, directora del programa de diseño de la escuela de diseño de Parsons a Retail Dive, si una marca tiene la infraestructura de una gran firma de moda, abrazar un mayor tallaje es una apuesta segura que garantiza que la inversión reportará beneficios a través de las ventas.

El limitado apoyo que las marcas de lujo han mostrado ante la apuesta por un tallaje diverso hace ver que la industria mira por encima del hombro a partir de una talla determinada. Al superar cierto tallaje, es necesario poner en marcha mecanismos creativos e ingeniosos con los que descubrir nuevas fórmulas y trucos para lograr que un diseño que no se ajusta perfectamente a una morfología determinada funcione, por lo que la moda pone en demasiadas ocasiones el peso de la responsabilidad sobre los compradores y se olvida de resolver sus problemas y necesidades. Esa es la razón por la que muchas personas recurren a diseños que aunque no han sido pensados para ellas, responden a lo que necesitan, por más que esta idea vuelva a incurrir en el lastre de no llevar la moda que realmente se quiere lucir, sino la que, al menos, pasa el filtro de lo aceptable.

“Tengo amigas que cambian de talla de forma habitual y se dan cuenta de lo complicado que es también tener una talla intermedia. Cuando están entre la 44 y la 48, recurren en muchas ocasiones a ropa premamá, porque aseguran se adapta mejor a sus siluetas”, explica Itziar Castro. Precisamente fue la necesidad de encontrar diseños capaces de adaptarse a figuras diferentes la que empujó a Anyango Mpinga a diseñar moda que tan solo requiere pequeños cambios para funcionar en diferentes tallas y siluetas. Cada vez son más marcas las que buscan esa capacidad adaptativa, que a su vez responde a las necesidades de sostenibilidad que tanto la industria como los compradores tienen. Universal Standard es una marca creada por Alexandra Waldman y Polina Veksle con el fin de atender las necesidades de todas aquellas mujeres que se sienten olvidadas por la industria de la moda, que consideraban ignora al 70 % de las mujeres de los Estados Unidos. Las tallas de la marca oscilan entre la 00 y la 40 (tallaje americano) y ya ha lanzado colecciones junto a Goop y Rodarte. Trabaja con el sistema Fit Liberty, un programa revolucionario a la hora de comprar que permite que cuando eliges un diseño puedas devolverlo por uno de tu nueva talla diferente cuando esta cambie. “Compra para la mujer que ves en el espejo, no para la talla que una marca te indica”, anuncia la marca, que consigue con este innovador sistema liberar a su clientela de la ansiedad y el miedo a cambiar de talla y de asumir los gastos extra que este cambio conlleva. Al fin y al cabo, tal y como asegura el estudio de la web Fit Me, cada mujer cambia de talla de ropa al menos 30 veces a lo largo de toda su vida. ¿Por qué, entonces, no hacer que estos cambios dejen de ser dolorosos y complicados?

Itziar Castro
La actriz Itziar Castro.Getty

Ya en 2016 la exposición de la pinacoteca londinense Roca London Gallery ‘Mode in Flux’ exploró las nociones de adaptabilidad que la moda ofrece y cómo los diseños pueden ofrecer soluciones para abrazar diferentes siluetas. Allí se encontraba la camiseta de Issey Miyake de diseño Madame-T, que mostraba una tela plisada con un agujero a través del cual introducir la cabeza junto a un texto que explicaba que la tela podía adaptarse para convertirse en un vestido kimono, una camiseta, un top o un chal. No solo es, por tanto, una prenda que permite mostrar la personalidad de quien lo lleva, sino adaptarse a diferentes siluetas y tallas.

Por más que la industria de la moda cada vez se esfuerce por abrazar la diversidad, la gordofobia es palpable incluso a la hora de valorar las tendencias. Ya hemos hablado del eterno retorno que encierra el debate sobre las tendencias que solo triunfan con personas delgadas, pero la gordofobia no se queda ahí. A las influencers de tallas grandes también se les exige un mayor compromiso sostenible que al resto. La modelo de tallas grandes e instagramer Joey Darlin asegura que las fashionistas XL parecen tener que estar siempre más dispuestas a luchar por un mundo mejor. “Como la comunidad de las tallas grandes está más reprimida y marginalizada, gran parte de la comunidad se basa en el activismo. Señalamos lo que está mal porque nadie habla por nosotras. Por ello, mucha gente cree que tenemos que ser más combativas con T-O-D-O”. Asegura, al igual que muchas de sus compañeras, que las críticas son más voraces con ellas cuando posan en sus redes sociales con firmas fast fashion, sin ser conscientes de las dificultades que encuentran en muchas ocasiones para recurrir a marcas más independientes. “No puedes llevar ciertos diseños si no te quieren vestir, y hay muchas marcas sostenibles conocidas que incurren en la gordofobia al explicar por qué no apuestan por tallas más grandes. He tenido esta charla mil veces. Estoy harta de ella y estoy cansada de la gordofobia de estas marcas”, explica a Refinery 29 la escritora y estilista Aja Barber.

Mientras que algunas marcas sí amplían su tallaje, firmas como Mara Hoffman, cuyas tallas van desde la 00 hasta la 12, cuentan con diseños especiales que van desde la XXS hasta la 3X que tienen detalles que permiten que las prendas permanezcan en el armario durante varias temporadas y sobre todo, a lo largo de diferentes tallas. Al fin y al cabo, si queremos que la sostenibilidad esté presente siempre en nuestras compras, ¿por qué no es capaz la moda de adaptarse también a nuestras tallas?

Una campaña de Mara Hoffman.
Una campaña de Mara Hoffman.Cortesía de Mara Hoffman

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