«Zorra», «patética» y «payasa»: Tras la sentencia de Miki Nadal, ¿por qué es importante denunciar las vejaciones leves?
Varias expertas valoran la ratificación de la sentencia que condena al cómico Miki Nadal por insultar a su mujer utilizando esos términos y nos explican qué diferencias existen entre este delito y una discusión que no implica posibles condenas.
La Audiencia de Madrid ha ratificado una sentencia del Juzgado de Violencia sobre la Mujer que había condenado al humorista Miki Nadal a 20 días de trabajo en beneficio de la comunidad por un delito de vejaciones leves a su mujer, la campeona olímpica de tiro al vuelo, Carola Escámez.
La sentencia llega después de que Escámez aportarse como prueba unas grabaciones de su teléfono móvil en las que se escucha al cómico llamarla «apestosa», «mierda», «payasa», «eres un montón de mierda», «patética», «te vas a follar con cualquiera» y «zorra». Los hechos fueron reiterados y ocurrieron los días 26 de abril y 3 y 8 de mayo de este año. La separación de la pareja, que tiene una hija en común, se hizo pública en el mes de junio.
Para que un hecho sea considerado ante la ley como vejaciones leves tiene que existir una relación de parentesco o afectuosa entre el agresor y la víctima. Normalemente las personas implicadas son parejas o ex parejas y el delito se comente en el ámbito del hogar. «Se trataría de esas acciones o expresiones que lesionan nuestra dignidad, que resultan humillantes. La casuística es amplia. Pueden ir desde “cerda”, «gorda» hasta “hija de puta”, pasando por cualquier otro comentario o acción de burla humillante que nos perturbe y veje afectándonos a nuestra esfera más íntima y al honor», explica Ana García de la Asociación Clara Campoamor.
Consuelo Abril es abogada y profesora de Derecho del Instituto Internacional y fue presidenta de la Comisión de malos tratos a mujeres de España, además de miembro de la Comisión de Mujeres Violadas y de la Comisión de Familia. La letrada considera positivo que ese tipo de acciones empiecen a ser penadas porque «hasta 2015 las vejaciones leves se consideraban solo una falta» y ahora se toman más en serio «estos hechos constitutivos de delito que afectan a la vida cotidiana de la víctima y que en el caso que nos ocupa pueden afectar también a todo el círculo familiar si la pareja tiene hijos».
Para Abril es muy importante que las mujeres denuncien los casos de vejaciones leves porque «se trata de un maltrato psicológico que conforma un tipo de violencia contra la mujer». Por otro lado, ve imprescindible ponerlo en conocimiento de la justicia porque en la mayoría de los casos se trata de dinámicas habituales. «Las vejaciones leves suelen venir acompañadas de insultos reiterados, no son cosa de un día. Esas mujeres sufren de forma continuada y habitual insultos que atentan contra su dignidad y sus derechos fundamentales. Denunciarlo es conveniente porque es la puerta para evitar violencias mayores y la única manera de pararlo».
Para esta experta en violencia contra la mujer estamos ante indicadores de casos de «machismo puro y duro» que hay que parar cuanto antes porque «la escala de la violencia empieza por desprecios, insultos, injurias y llega convertirse en un espiral».
Ana García de la Asociación de Clara Campoamor opina también que es esencial que las mujeres que sufran vejaciones leves las denuncien. «Entendemos que aún hoy en día, a pesar de la concienciación existente y las campañas de sensibilización, se siguen miminizando muchas conductas que son delictivas en la creencia de que no van a ir a más. Como decimos, se miminiza su importancia y desgraciadamente suelen ser la antesala de trágicos finales. El miedo a no ser creída por parte de la víctima también juega un papel importante. García cree necesario diferenciar entre una discusión acalorada y un delito por vejaciones leves. Cuando se produce un altercado con la pareja o ex pareja «la línea roja entre una cosa y otra es la humillación en la disputa y la marca el legislador. No hay más». Pero piensa que, aunque estamos ante delitos serios, «no debemos generalizar. No toda pareja o ex pareja que atente contra nuestra dignidad con expresiones vejatorias va a acabar agrediéndonos físicamente, pero lo que sí es muy probable es que quien nos agreda físicamente nos haya insultado previamente y maltratado psicológicamente».
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